Cuando abordé al expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y le informé que había alternativas para abordar el problema de la vivienda en el país, nomás me vio y me dijo que ya lo estaban viendo; me quedó muy claro que iban sobre la subcuenta del Infonavit y también me quedó claro que el objetivo era apropiarse de ese recurso y hacer algo por la vivienda; pero, para el problema de la vivienda en el país, las reformas al Infonavit nada tienen que ver con el asunto. Veamos:
No soy de la creencia de que la idea de AMLO era “robarse” el ahorro de los trabajadores, pero sí apropiarse de esos recursos, porque creo, que con ese enorme monto resuelven en parte su política asistencial y de paso construyen viviendas para atenuar o administrar la crisis espacial de la vivienda; lo cierto, es que ni una ni otra cosa van a resolver con ese recurso; me explico.
El caso de las Afores fue el inicio de quedarse con un dinero que, según las modificaciones, “era el que no se reclamaba”. En el caso con la subcuenta del Infonavit es lo mismo según la modificación al artículo 42 de la ley de Infonavit, lo cierto que todos sabemos que esos dineros son producto del esfuerzo de los trabajadores y hay terceros que deben beneficiarse con esos recursos de sus familiares, como son también los casos de la falta de testamentos en las viviendas.
Las modificaciones a la ley de vivienda también van en esa dirección; apropiarse de lo que es fruto del esfuerzo y, con el pretexto de que no son reclamados se apropia el estado de estos bienes para disponer de ellos; de recursos y de inmuebles.
Todos estos asuntos nada tienen que ver con afrontar el problema de la vivienda sino de una lógica de apropiación para la política asistencial y recaudadora; el asunto es que esto va a crear un conflicto social, y la resistencia a esta política puede ser inmediata como en el caso de los maestros y persuasiva como es el caso de los deudores de Infonavit, los ahorradores de la subcuenta del Infonavit o de los derechohabientes de los Afores.
En varios países ven a México como promotor de créditos subprime, fundamentalmente del Infonavit, y el Infonavit como el estado mexicano se rehúsa a reconocer que administran créditos impagables, donde la ganancia es segura e inapropiada moralmente.
Pero, así como los maestros se están movilizando para exigir que no se toquen sus derechos y conquistas, también cuando los gobernantes anuncian que van a construir viviendas, son cuestionados fuertemente.
No hay un solo lugar donde presidentes municipales, Secretarios del bienestar o gobernadores anuncien la construcción de vivienda, y el reclamo no se hace esperar; primero resuelvan la certeza jurídica de millones de inmuebles y después vean si es necesario construir nuevas viviendas.
Este proceso de modificaciones a la ley que permitieron apropiarse de los Afores, de la subcuenta del Infonavit y que pretende quedarse con los inmuebles intestados, no da margen a la impugnación de los afectados, por lo cual el estado los obliga a que sus reclamos lo hagan en la calle por medio de la movilización, como lo hicieron los maestros.
Creo que es demasiado el riesgo que está tomando el estado mexicano con esta política de apropiación, esta idea que AMLO con una posición sumamente pragmática, que no resuelve nada, sino que viene a complicar todo.
¿De veras van a construir un millón de viviendas en medio de 6 millones de viviendas sin certeza jurídica? Creo que no va a suceder esto, que solo fue un argumento para sacar adelante la ley que les permite disponer de los recursos de la sub cuenta; si es verdad la idea de construir un millón de viviendas está mal y si solo fue un argumento para disponer de los recursos, entonces está peor.
Lo cierto es que la política de apropiación de recursos que impulsó AMLO será un error histórico que tendrá consecuencias.
Ojalá que, en Sonora, la presidenta use esos recursos para regularizar más de 100 mil viviendas invadidas o en cartera vencida; eso sí sería otra cosa.