El presidente convoca una rueda de prensa para detallar el alcance de sus medidas proteccionistas para el sector del automóvil
Miguel Jiménez
La guerra comercial se recrudece. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciará esta tarde la imposición de aranceles a la importación de automóviles, según ha anticipado la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt. Leavitt ha remitido a las palabras del presidente para conocer los detalles. No se sabe aún si habrá excepciones ni cuál será el nivel impositivo. Se espera que los aranceles se apliquen a los vehículos terminados, pero no a las partes ni componentes. Aunque la portavoz inicialmente dijo que Trump daría una rueda de prensa a las 16.00 horas de Washington, las 21.00 en la España peninsular, finalmente lo que ha anunciado la Casa Blanca es una comparecencia restringida en el Despacho Oval, que además se ha retrasado.
Las Bolsas estadounidenses han caído con fuerza este miércoles al conocerse las intenciones de Trump. La caótica política económica y comercial del presidente está aumentando la incertidumbre y haciendo perder fuelle a la economía estadounidense y, con ello, a la de todo el mundo. La confianza de los consumidores se ha desplomado hasta niveles de la pandemia, según los datos publicados este martes por The Conference Board. Las agencias de calificación también ven con preocupación las medidas erráticas y contradictorias de Trump. La Bolsa ha caído con fuerza. En solo unas semanas, el presidente está malbaratando la herencia económica recibida por Joe Biden.
Trump dijo a mediados del mes pasado en una comparecencia en su Mar-a-Lago, su mansión en Palm Beach (Florida), que impondría aranceles a la importación de coches desde abril, asegurando que también gravaría la importación de productos farmacéuticos y microprocesadores. A Trump le preguntaron específicamente por los aranceles a los coches ese día. “Probablemente, se lo diré el 2 de abril, pero será alrededor del 25%”.
Los aranceles harán subir los precios de los coches importados, haciéndolos menos competitivos frente a los estadounidenses, cuyos costes se han encarecido por los aranceles al aluminio y al acero, entre otros. Trump espera que sus medidas obliguen a las empresas a trasladar más producción a Estados Unidos y atraigan inversión, pero la inseguridad jurídica generada por un Gobierno que toma sus decisiones de forma arbitraria y sin respetar la ley no es la mejor tarjeta de presentación para los inversores. Las medidas de Trump, además, provocarán represalias comerciales de parte de los países, previsiblemente.
Los aranceles de este miércoles, con todo, son solo un aperitivo de los que que prevé anunciar el próximo 2 de abril. Esa fecha ha sido señalada por el presidente como el “Día de la Liberación”, pues se prevé que ese día anuncie o apruebe la mayor andanada de aranceles desde que volvió a la Casa Blanca. Impondrá lo que Trump denomina de forma impropia “aranceles” recíprocos”, una forma de penalizar a los países con los que Estados Unidos tiene un mayor déficit comercial. Se espera que haya diferentes tarifas arancelarias en función de los países, además de excepciones y periodos de gracia, dictados arbitrariamente por el Gobierno estadounidense.
Los datos del Departamento de Comercio muestran que Estados Unidos importó de México en 2024 un total de 2,96 millones de vehículos ligeros terminados por importe de 78.500,6 millones de dólares. Los siguientes proveedores fueron Japón (1.377.086 coches por 39.725 millones de dólares), Corea del Sur (1.535,818 / 36.642 millones), Canadá (1.065.465 / 31.162 millones), Alemania (446.566 / 24.782 millones) y Reino Unido (96.451 / 8.192 millones). España exportó a Estados Unidos solo 8.316 vehículos ligeros por 178,5 millones de dólares, según esos datos.
Agrupadas, las importaciones desde países de la Unión Europea sumarían 44.064 millones de dólares, solo por detrás de las procedentes de México. Trump ha usado los aranceles de los coches para presentar una imagen distorsionada del comercio bilateral con la UE. Según la Comisión Europea, el arancel medio de la UE sobre los productos estadounidenses es del 0,9%, mientras que las exportaciones de la UE a Estados Unidos se enfrentan a un gravamen medio del 1,4%. El presidente de Estados Unidos presenta como prueba del agravio que la UE tiene un arancel más alto para los automóviles (el 10%, frente al 2,5%), pero olvidando que su país tiene uno mucho mayor para los camiones y camionetas (pickups), del 25%, frente al 10% europeo.
La UE está dispuesta a negociar contrapartidas de ambos lados, lo que Trump interpretó erróneamente como que ya había aceptado bajar el arancel al 2,5% sin concesiones. Sacó pecho por ese inexistente triunfo varias veces, aunque aparentemente sus asesores le deben haber avisado de que se estaba equivocando porque ha dejado de referirse a ello. “Estaríamos dispuestos a estudiar cómo podemos reducir los aranceles de todos los productos industriales”, dijo Maros Sefcovic, vicepresidente de la Comisión Europea con competencias en la materia, el mes pasado en Washington.
Trump parece particularmente obsesionado por el hecho de que los europeos no compren muchos coches estadounidenses. “Se lo pregunté a un par de líderes. No quiero dar nombres, pero ¿cuántos Chevrolet o Ford ves en el centro de Múnich? La respuesta es ninguno, porque no aceptan ningún coche. No aceptan nada. Así que Europa ha abusado de Estados Unidos durante años, y no pueden hacer eso, y quieren llegar a un acuerdo”, dijo el mes pasado en la Casa Blanca, en una de las sesiones en que empezó a amenazar a la Unión Europea con aranceles.
El anuncio de los aranceles al automóvil se ha producido en pleno escándalo por la difusión de la discusión de altos cargos de la Administración Trump en un chat de una aplicación de mensajería de los planes para bombardear posiciones de los rebeldes hutíes en Yemen el pasado día 15. La Casa Blanca y los miembros del Gobierno han tratado de tapar el escándalo con mentiras descaradas y ataques personales al periodista que difundió el contenido del chat tras haber sido incluido en él por un error.
Para aplicar las nuevas medidas proteccionistas, Trump alega sin sentido que la importación de coches amenaza la seguridad nacional. Las nuevas trabas son el segundo paso de esta semana en materia proteccionista. El lunes, Trump firmó un decreto que autoriza al secretario de Estado, Marco Rubio, a imponer aranceles del 25% a los países que compren petróleo venezolano, entre ellos España. Al tiempo, Washington ha dado una prórroga a la petrolera estadounidense Chevron para seguir operando en el país, con lo que Estados Unidos podrá seguir importando crudo venezolano.
Trump ya ha decretado aranceles del 20% a los productos chinos (aunque tuvo que rectificar y dejar exentos la mayor parte de los envíos por la incapacidad para procesarlos). También ha impuesto aranceles del 25% a una parte de las importaciones de México y Canadá (las que no se ajusten a la normativa del actual tratado de libre comercio entre los tres países) y también está aplicando aranceles del 25% al aluminio y al acero procedente de todo el mundo. En su lista de tareas, aparte de los aranceles “recíprocos”, están aranceles al cobre, los microprocesadores, los productos farmacéuticos y la madera, entre otros productos.
Trump está convencido de poder mejorar su altamente deficitaria balanza comercial por la vía de la presión arancelaria. “No hay nadie que no quiera llegar a acuerdos. Han sido abusadores y quieren llegar a acuerdos. Así que ya veremos, pero creo que tendremos algunos muy justos. Todo lo que queremos es un trato justo”, argumentó, subrayando los aranceles y trabas comerciales que ponen otros países a los productos estadounidenses.