La protección de Morena al diputado y exgobernador de Morelos, que esquiva el desafuero, se suma a una larga lista de escándalos de un futbolista metido a político que ha estirado al máximo los límites de lo permitido
Alejandro Santos Cid / EL PAIS
Solo hubo una vez, en toda la polémica carrera política de Cuauhtémoc Blanco, en que Morena le dio la espalda. El año pasado, el gobernador de Morelos entre 2018 y 2024 quiso contender para la alcaldía de Ciudad de México. El entonces presidente, Andrés Manuel López Obrador, le paró los pies. Tenía otra idea para el futuro de la capital. Más allá, la historia del exfutbolista con el partido ha estado marcada por un respaldo ciego y constante pese a las repetidas acusaciones de corrupción, acercamientos al crimen organizado y, el que muchos pensaban que sería el último clavo en su ataúd: la acusación de intento de violación por parte de su hermanastra, Nidia Fabiola Blanco. El exdelantero ha vuelto a salvar la piel en el tiempo de descuento este martes, cuando el Congreso ha votado en contra del desafuero que habría permitido que fuera investigado. Entre todo lo que Claudia Sheinbaum heredó de López Obrador, líder espiritual de una nueva izquierda mexicana que todavía arrastra las costumbres del viejo PRI, también se incluye el blindaje a Blanco.
El tiempo dirá cómo encaja Morena, un partido que ha hecho de la lucha feminista y la guerra contra la impunidad dos de sus eslóganes más repetidos, la decisión de blindar contra la ley a un diputado acusado de intentar violar a una mujer y robar dinero público. Sheinbaum se hizo con el poder asegurando que, junto a ella, al Palacio Nacional llegaban todas las mujeres. El caso de Blanco, como señala el movimiento feminista y la oposición, se erige contra aquella promesa de campaña. El exgobernador de Morelos ha salido indemne con 291 votos a favor —frente a 158 en contra y 12 abstenciones— gracias al apoyo de la mayor parte de Morena, que ha ignorado a las 35 legisladoras de su partido que pedían hacer honor a su discurso y tumbar el blindaje contra Blanco, el Partido Verde y el PRI. El histórico partido, hoy muy disminuido, los ha respaldado esta vez con el telón de fondo de la delicada situación de su dirigente, Alejandro Alito Moreno, que busca también esquivar un desafuero como el que exigían al exfutbolista, acusado, como él, de enriquecimiento ilícito y malversación de fondos.
Blanco ha entrado este martes por la puerta de atrás del Congreso de México, donde es diputado por Morena desde las últimas elecciones, ya iniciada la sesión. El exgobernador de Morelos parecía vivir sus horas más bajas. Después de haber sorteado un puñado de acusaciones de corrupción y alianzas con el crimen organizado a lo largo de los años, la Fiscalía de Morelos solicitó en febrero la retirada de su fuero federal, una protección que impide que sea juzgado como el común de los mexicanos, después de que su hermanastra, Nidia Fabiola Blanco, lo acusara de intento de violación. El Cuauh ha subido a la tarima para hablar entre gritos e insultos. Lo acuerpaban una decena de diputadas, que aplaudían y gritaban: “No estás solo”. “Mi conciencia está muy tranquila”, se ha justificado él. La Cámara lo ha considerado suficiente.
Ha sido un inusual día en la inusual carrera de Blanco, que ha anunciado que acudirá voluntariamente a declarar a la Fiscalía de Morelos. Claro: como diputado federal, inmune ante un Ministerio Público estatal. “Yo no tengo miedo, aquí estoy parado ante ustedes, de frente, dándoles la cara”, ha intentado decir, en un discurso de un minuto interrumpido por los gritos de los diputados opositores. El exfutbolista fue denunciado por su hermanastra, Nidia Fabiola Blanco, en octubre de 2024. Según el relato del abogado de la mujer, Rodrigo Dorantes —fiscal de Morelos entre 2013 y 2015—, el exgobernador intentó violarla en diciembre de 2023. Ambos vivían juntos en Residencia Morelos, la casa oficial para gobernadores, desde 2021. Dos años antes, Blanco la había enchufado como directora de apoyo a pequeñas y medianas empresas, de la Secretaría de Desarrollo Económico del Estado.
Fabiola Blanco contó que, una noche, él subió hasta su habitación “con aliento a alcohólico” e intentó violarla. “Me empezó a tocar los senos y a tratar de arrancarme la pijama”, relató. Como habitante de Residencia Morelos, según Dorantes, la mujer fue testigo de “ciertas conductas de esta persona [Blanco] con sus amigos y allegados” que implicaban fiestas habituales, consumo excesivo de alcohol, “muchachas” y relaciones con “gente peligrosa”. Esa gente peligrosa apareció fotografiada con el exfutbolista en la portada del periódico local El Sol de Cuernavaca en enero de 2022. En la imagen, el entonces gobernador se abrazaba en posición amistosa con Irving Eduardo Solano, de Guerreros Unidos y el Cartel Jalisco, Homero Figueroa Meza, de Comando Tlahuica y Raymundo Isidro Castro, también del Cartel Jalisco. De los tres, uno está preso y sentenciado, otro prófugo y el tercero fue asesinado en una cárcel de Morelos.
Blanco salió al paso con una de sus famosas cuauhtemiñas, una jugada más práctica que elegante en la que agarraba el balón con los dos pies y saltaba para esquivar las piernas de sus rivales: claro, vino a decir, alguien tan famoso como yo está todo el día tomándose fotos con sus fans, ¿de verdad pretenden que le pregunte a todos por su currículum? Ahí quedó la cosa aquella vez. Así ha sido, en general, su carrera política y futbolística: una huida hacia delante plagada de oportunismo.
Del América a la política local
Blanco nació en 1973 en Tlatilco, una colonia humilde del entonces Distrito Federal, y vivió un tiempo en Azcapotzalco, en un cuarto que sus padres le rentaban a una tía, hasta que tuvieron problemas entre ellos y la familia acabó en una chabola de lámina en el barrio bravo de Tepito, símbolo de la calle, la supervivencia y la inseguridad en la capital. Ni siquiera tenían cama: los seis hermanos dormían en el suelo, “en una alfombra, ni pavimentada, con picos y todo”, como recordó el exgobernador en Imagen Televisión. Allí estuvieron hasta que consiguieron una casa más decente, años después, a poca distancia.
Trabajó como vendedor callejero de casetes en su adolescencia, pero desde niño destacó en el fútbol y a los 19 años, el 5 de diciembre de 1992, debutó en primera división mexicana con el América, el equipo de su vida. Fue suplente de Hugo Sánchez hasta que se ganó su hueco en el campo. Durante su carrera, transitó por Europa y Estados Unidos, pero siempre acababa regresando a México, donde lo recibían como a un ídolo: el Cuauh, el Temo, el chaval de barrio que siempre encontraba la forma, aunque fuera trastabillando y desde el suelo, de acabar con el balón dentro de la red. Su fama de bronco le precedía, un tipo que jugaba sucio cuando era necesario, al borde de la tarjeta.
Dejó el fútbol en 2015 y en seguida comenzó su nueva carrera en la política como candidato a la alcaldía de Cuernavaca, una ciudad golpeada por la violencia, de la mano de una agrupación casi extinta, el Partido Social Demócrata (PSD). Ganó en 2016. Ese mismo año se supo que sus dirigentes lo ficharon por 400.000 dólares a cambio de capitalizar su tirón popular. También que se había registrado como habitante de la ciudad a última hora mediante una argucia legal. Sufrió un juicio político, fue separado del cargo, protagonizó una surrealista huelga de hambre frente a la catedral de Cuernavaca durante 36 horas y, finalmente, recuperó el puesto, que mantuvo hasta 2018.
Ese año se presentó para gobernar Morelos con Morena y arrasó con una diferencia de 500.000 votos frente a los 134.000 del siguiente aspirante, con un discurso de outsider que venía a recuperar el Estado para el pueblo frente a los “rateros” que lo habían saqueado hasta entonces. Durante su mandato, en la región arreció la violencia del narcotráfico. En 2022 apareció su foto junto a los criminales. Poco después, la Fiscalía Anticorrupción del Estado solicitó al Congreso procesar al exfutbolista por enriquecimiento ilícito, fraude procesal y ejercicio indebido.
El entonces presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, dio la cara por él e impidió que cayera a través de todos los escándalos, como su guerra abierta contra el exfiscal de Morelos, Uriel Carmona, el hombre que solicitó su desafuero y fue destituido horas después. Se enteró mientras daba una entrevista en la radio. Carmona, figura polémica en sí misma, pasó por prisión durante su mandato, acusado de obstrucción a la justicia en un caso de feminicidio.
Contra todo, respaldado siempre por Morena, Blanco concluyó su sexenio el año pasado mientras seguía esquivando balas en forma de investigaciones que continúan abiertas en la Fiscalía de Morelos, relacionadas con acusaciones de corrupción que se han topado una y otra vez con el blindaje legal que le proporciona el fuero. Este enero, su sucesora al frente del Gobierno y compañera de filas en el partido, Margarita González, comenzó una ofensiva legal contra su Administración por presuntas irregularidades que hicieron desaparecer 40 millones de pesos de las arcas públicas.
González esgrime contra funcionarios del Gobierno de Blanco cuatro denuncias penales y dos administrativas que, según fuentes cercanas al caso y auditorías federales, constituyen solo una pequeña parte de la corrupción existente durante la gestión del exdeportista. Con la conservación del fuero de diputado no solo evita ser investigado por intento de violación, también por la retahíla de irregularidades que su sucesora tiene contra él. Pese a todo, Blanco ha vuelto a caer de pie.