He presentado ante el Pleno del Senado de la República una iniciativa de reforma a los artículos 27 y 28 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con el propósito de que el silicio y las tierras raras sean reconocidos como recursos estratégicos de nuestra Nación. Con ello, buscamos garantizar que su explotación beneficie directamente al pueblo de México y no quede en manos de intereses extranjeros o de la especulación del mercado.
La presentación de esta iniciativa responde a una razón fundamental y estratégica: el silicio y las tierras raras son la columna vertebral de la revolución tecnológica del siglo XXI.
Las tierras raras son esenciales para la transición energética y la Cuarta Revolución Industrial. Se encuentran en componentes de alta tecnología como los vehículos eléctricos, las turbinas eólicas, los teléfonos móviles, los discos duros y los monitores. Son clave para el desarrollo tecnológico y, por ello, se han convertido en un recurso altamente codiciado por potencias como Estados Unidos y China, que compiten por controlar los insumos estratégicos que definirán la tecnología del futuro.
Por su parte, el silicio es un recurso vital en la economía global, al ser la base de la industria de semiconductores, telecomunicaciones, energías renovables, la industria aeroespacial y la inteligencia artificial. Sin silicio y tierras raras, no hay desarrollo tecnológico. Su importancia los ha convertido en elementos clave en la disputa geopolítica por el control industrial y la innovación.
Hoy en día, China ha consolidado su dominio sobre las tierras raras y controla su producción a nivel global. En respuesta, Estados Unidos y la Unión Europea han adoptado medidas para garantizar su acceso a estos recursos, declarándolos estratégicos y regulando su explotación.
México no puede quedarse atrás ni asumir el papel de simple proveedor de materias primas mientras otros países consolidan su hegemonía tecnológica. Debemos dejar de depender de la importación de estos insumos para las industrias de alta tecnología establecidas en nuestro territorio.
Por ello, mi iniciativa propone que el aprovechamiento del silicio y las tierras raras sea regulado por el Estado y quede reservado exclusivamente a la Nación, tal como sucede con el petróleo y el litio. De esta manera, aseguramos que estos recursos sean utilizados para fortalecer la industria nacional y para el desarrollo del país, sin quedar sujetos a los intereses del mercado internacional.
Es cierto que, en la actualidad, México carece de la infraestructura y la política pública necesaria para la exploración, extracción y procesamiento de estos recursos. Pero eso no significa que debamos permanecer inactivos. Es momento de sentar las bases para un futuro en el que nuestro país lidere en la producción de tecnología estratégica.
Esta iniciativa no busca cerrar las puertas a la inversión ni al desarrollo tecnológico. Al contrario, plantea un modelo de soberanía y autosuficiencia, en el que el Estado sea garante de que estos recursos se utilicen en beneficio de la Nación.
Para ello, la legislación secundaria deberá contemplar la creación de un organismo público descentralizado encargado de la exploración, extracción, refinamiento e industrialización del silicio y las tierras raras. Este organismo asegurará que dichos materiales sean aprovechados estratégicamente para impulsar la industria nacional y consolidar a México como un actor clave en la innovación tecnológica global.
Lo dije en la tribuna del Senado y lo reitero en este espacio: si no tomamos acción ahora, estaremos hipotecando el futuro de las próximas generaciones.
Por ello convoco a todas las fuerzas políticas representadas en el Senado de la República a discutir con seriedad esta reforma constitucional, a anteponer el interés nacional y a trabajar juntas y juntos para construir un México soberano en la producción de tecnología estratégica.
México tiene el potencial para ser un líder en el desarrollo tecnológico del futuro. No permitamos que nuestros recursos sean explotados en beneficio de otros, mientras nuestra nación queda rezagada. Es momento de actuar.