La farmacéutica alemana ha visto un crecimiento vertiginoso en sus productos con opioides en la región, especialmente el tapentadol
Salud con Lupa
El 19 de julio de 2021, el Senado de México realizó un foro con la Academia Nacional de Medicina para discutir políticas públicas frente al tratamiento del dolor crónico y los cuidados paliativos. María del Rocío Guillén Núñez, médica anestesióloga que trabaja en la Clínica del Dolor del Instituto Nacional de Cancerología, hizo una presentación. Fue virtual por las restricciones del covid-19.
Guillén recomendó a los senadores mexicanos que para optimizar la atención médica de pacientes con dolor crónico era necesario “desescalar la regulación sanitaria de fármacos útiles en el control del dolor, para que exista mayor accesibilidad a ellos”, según muestra el video del evento. Se refería a analgésicos opioides como el tapentadol, la buprenorfina y el tramadol que, explicó, tienen un “perfil de eficacia y de seguridad” para reducir esos dolores.
Varios de estos opioides son fabricados y distribuidos en México y en el resto de América Latina principalmente por la farmacéutica alemana Grünenthal.
Guillén omitió decir, sin embargo, que la Asociación Mexicana para el Estudio y Tratamiento del Dolor (AMETD), que agrupa a 300 doctores y que había convocado a ese foro, y en cuya representación ella hablaba, ha sido financiada por Grünenthal, como ella misma reconoció en una entrevista en diciembre de 2024. Por tanto, esa recomendación de cambio de política podría tener beneficios económicos para su patrocinador. La AMETD también ha recibido apoyo económico para organizar conferencias, diplomados y becas sobre tratamiento del dolor, según confirmó luego Ángel Juárez, director de la Asociación hasta final del año pasado, en una entrevista para esta investigación también en diciembre pasado.
No es la única iniciativa promovida por la farmacéutica en la que Guillén ha participado. Desde 2012, esta doctora ha formado parte del panel asesor científico de Change Pain Latin America, ideada y financiada por Grünenthal para formar médicos en manejo del dolor en toda la región. Como parte de ese grupo de doctores, ha firmado cuatro artículos colectivos en revistas médicas, abogando por un cambio en la manera de tratar el dolor que incluya el uso de opioides. Según otro artículo médico, publicado en 2017, ella ha recibido honorarios de la farmacéutica como oradora y fue parte de su junta directiva. Y también figuran videos suyos en la plataforma virtual de formación médica Medical Beyond, públicamente auspiciada por Grünenthal.
Guillén es apenas una de los muchos profesionales de la salud que participan en los emprendimientos de Grünenthal en América Latina, que ayudan a explicar el crecimiento vertiginoso de las ventas de esta farmacéutica en la región.
En la última década, esta compañía alemana, que abrió su primera oficina en el exterior en Perú en 1968, ha acelerado su conquista de los mercados latinoamericanos con medicamentos con opioides para aliviar el dolor, que hasta ahora han sido de uso controlado por su potencial adictivo.
Según pudo documentar esta investigación periodística, liderada por The Examination y coordinada por el Centro Latinoamericano de Investigación (CLIP) en la región, junto con los aliados Salud con Lupa en Perú y El Espectador en Colombia, médicos que han tenido vínculos con la farmacéutica han impulsado la idea de que no sólo se receten estos opioides a pacientes que sufren enfermedades graves, sino que también puedan ser suministrados a otros pacientes con dolores crónicos y dolencias menos severas. La investigación forma parte de Un Mundo de Dolor, un proyecto colaborativo entre periodistas de más de 10 países sobre cómo las empresas que venden opioides a nivel global se benefician a medida que aumentan la adicción y las sobredosis.
Siete expertos en salud pública consultados por esta alianza periodística coinciden en que es positivo que personas con enfermedades terminales y graves tengan acceso a opioides para lidiar con dolores insoportables. No obstante, les preocupa el potencial adictivo del tapentadol y el hecho de que el crecimiento sostenido en ventas de Grünenthal haya ocurrido al tiempo que otorgaba incentivos económicos a grupos de médicos.
Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dicho que recetar opioides a pacientes con dolor crónico de espalda tiene daños potenciales que pueden superar los beneficios y puede conducir a dependencia.
Según documenta esta investigación transfronteriza, Grünenthal ha financiado en América Latina artículos en publicaciones médicas, actividades de asociaciones médicas, congresos especializados, páginas web de consulta, programas educativos en manejo del dolor y becas para cursos de formación, en donde se destacan los beneficios de sus medicamentos.
La narrativa de Grünenthal sobre el tratamiento del dolor crónico parece estar dando resultados. Pese a que la empresa dijo en un cuestionario escrito a esta alianza periodística en febrero de 2025 que está centrando su estrategia corporativa en “investigar, desarrollar y ofrecer soluciones innovadoras no opioides para el dolor crónico y agudo”, en América Latina hoy los opioides son su producto bandera. Aun cuando el consumo de opioides es menor que en otros continentes, la región representaba el 18% de las ventas globales de la farmacéutica en productos para el dolor en 2023 y de allí vino un tercio de sus ingresos globales ese año, según sus propios estados contables. Este continente ya representa el segundo mercado más fuerte de la compañía en ese rubro, sólo superado por Europa.
Un producto estrella: tapentadol
Grünenthal es una empresa familiar fundada por la familia Wirtz en 1946 con sede en Aquisgrán, en Alemania. Su objetivo, visible en todos sus documentos y que escribe en mayúsculas, es lograr “un Mundo Libre de Dolor”. Además de anticonceptivos, ha lanzado decenas de productos para el tratamiento del dolor, varios de ellos a base de opioides, en América Latina. La facilidad de acceso a estos últimos, que pueden resultar adictivos, depende de la regulación y el control efectivo en cada país.
Desde la expiración de las patentes del tramadol, Grünenthal ha convertido al tapentadol -comercializado bajo las marcas Palexia, Palexis y Nucynta– en su principal opioide. El tapentadol representó casi el 20% de sus ventas hasta 2022, aunque cayó al 13% en 2023, según sus estados financieros anuales, cuando se introdujeron sus genéricos en Europa. Mientras tanto, en Estados Unidos, Grünenthal y la empresa Teva Pharmaceuticals llegaron a un acuerdo en diciembre de 2024 tras un litio de patente, que permitirá a la segunda comercializar una versión genérica del tapentadol en ese país a partir de julio de 2027. En sus respuestas a esta alianza periodística, Grünenthal dijo que el tapentadol ha bajado al 9% de sus ventas.
La compañía promocionó el tapentadol como un opioide menos adictivo hasta hace algunos años, con el objetivo de instalarlo en el mercado como un reemplazo para la oxicodona u OxyContin, el fármaco que causó la crisis de adicciones y sobredosis que azotó a los Estados Unidos durante la última década. Ese opioide fue la mayor fuente de riqueza para la farmacéutica Purdue Pharma y sus propietarios, la familia Sackler.
Siete ex empleados de Grünenthal en Alemania y el Reino Unido entrevistados por esta alianza periodística dijeron que la empresa promocionó el tapentadol como un opioide con un menor potencial de adicción. Una representante farmacéutica alemana que dejó Grünenthal en 2023 tras seis años y no quiso ser nombrada por temor a represalias profesionales, dijo que promocionaba el fármaco entre los médicos como menos propenso a causar dependencia. Grünenthal enseñó a los representantes de ventas a promocionar el fármaco de esta forma utilizando datos de estudios, material escrito y seminarios, afirmó.
Desde 2020, Grünenthal asegura haber cambiado su material promocional tras una auditoría externa que detectó que “en algunos casos y mercados, los medicamentos con opioides eran presentados de forma inadecuada con respecto a su potencial de abuso y adicción”, según señaló la compañía a esta alianza periodística en su respuesta a nuestras preguntas el pasado 12 de febrero.
“Encontramos en algunos casos que el tapentadol se caracterizaba en dichos documentos como menos adictivo que otros opioides fuertes debido a su mecanismo de acción dual (mecanismo de recaptación de noradrenalina), mientras que esta afirmación no estaba respaldada por suficientes referencias científicas”, explicaron desde la compañía.
“Grünenthal caracteriza el tapentadol como un opioide fuerte que no se diferencia de otros opioides fuertes en cuanto a su perfil de abuso y riesgo de adicción. Informamos tanto al médico prescriptor como al paciente sobre los riesgos de abuso y adicción mediante información sobre el producto que también se incluye en cada envase. No promocionamos ningún medicamento opioide como menos adictivo, que cause menos dependencia o que se consuma con menos frecuencia que otros opioides”, agregó la farmacéutica alemana.
(Puede leer las respuestas completas de Grünenthal acá).
Contrario a esta aseveración, esta alianza periodística encontró pruebas de que médicos que colaboran con Grünenthal, forman parte de asociaciones médicas que han recibido financiación de la empresa o han aparecido en espacios médicos auspiciados por esta compañía han promovido el tapentadol como menos adictivo que otros opioides. Lo han hecho en videos colgados en plataformas de formación médica de la farmacéutica y en congresos médicos, incluso después de esa revisión realizada por la compañía en 2020. En esos ámbitos, el tapentadol fue recomendado no sólo para pacientes en cuidados paliativos, sino para el uso en tratamientos para dolencias crónicas menos severas, como el dolor de espalda agudo o la artrosis, aumentando así el riesgo de potenciales adicciones.
La OMS, adscrita a Naciones Unidas, señaló en 2014 que los efectos placenteros de corta duración de esta droga podrían fomentar un consumo más frecuente. Además, la institución desaconsejó en 2023 el uso de opioides para tratar el dolor crónico de espalda ya “que pueden estar asociados a sobredosis y dependencia”. En la misma línea, la Food and Drugs Administration (FDA) advirtió, cuando aprobó su ingreso a Estados Unidos, que el tapentadol “presenta un alto potencial de abuso”.
The Examination, el medio que lideró esta investigación, habló con 13 profesionales de salud en cinco países que describieron haber ayudado a pacientes adictos al tapentadol en Australia, India, Alemania y Reino Unido. Esta alianza periodística no encontró casos de adictos en América Latina, pero sí pudo constatar que las ventas del medicamento treparon en Perú y Colombia; y las prescripciones han crecido en México. (Leer acá la historia global ‘Grünenthal presentó su último opioide como una opción más segura. Personas de todo el mundo quedaron enganchadas’).
Además, el tapentadol se sigue promocionando en ambientes médicos especializados en tratamientos del dolor como un medicamento menos adictivo, pese a que la farmacéutica dice que no es así. Grünenthal creó y mantiene un sitio web de acceso restringido para médicos de toda América Latina llamado ‘Medical Beyond’ donde, según constató esta alianza periodística, aparecen vídeos en los que médicos hablan de los beneficios de distintos productos.
Una fuente médica facilitó a esta alianza periodística uno de esos videos, titulado «Tapentadol: indicaciones, mecanismo de acción y ventajas sobre otros opioides». Allí, la médica mexicana Silvia Allende Pérez recomienda este producto sobre otros competidores como la oxicodona. El medicamento, explica la jefa de la Clínica del Dolor del Instituto Nacional de Cancerología, en Ciudad de México, tiene un “perfil de tolerabilidad que favorece la adherencia al tratamiento, es posible utilizar dosis altas y es de enorme utilidad clínica”.
Mientras Allende habla, en una diapositiva del video en el que aparece la marca de Grünenthal, se lee «mínimo potencial de abuso», en referencia al tapentadol. La misma diapositiva asegura que el medicamento no reporta depresión respiratoria, un efecto secundario de todos los opioides.
Un video en la plataforma para médicos Medical Beyond de Grünenthal hablaba del tapentadol como de “mínimo potencial de abuso”
Un video en la plataforma para médicos Medical Beyond de Grünenthal hablaba del tapentadol como de “mínimo potencial de abuso”
Ni el video ni la plataforma de Medical Beyond mencionan que Allende, antes de trabajar en el sistema de sanidad pública de México, trabajó durante 2009 como gerente médico de Grünenthal, según consta en su cuenta de la red social profesional LinkedIn.
El vídeo, que incluye el logo de Grünenthal, fue grabado por Silvia Allende Pérez, jefa de la Clínica del Dolor del Instituto Nacional de Cancerología de México
El vídeo, que incluye el logo de Grünenthal, fue grabado por Silvia Allende Pérez, jefa de la Clínica del Dolor del Instituto Nacional de Cancerología de México
Claudia Rafful, especialista en adicciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuestionó este video que aparece en ‘Medical Beyond’. “La epidemia en Estados Unidos se debió a la prescripción en pacientes con dolor crónico, dado que requerirán el opioide por un periodo muy largo o de por vida. Lo ideal es que los opioides sólo se prescriban a personas con dolor agudo, en caso de cirugía o en la fase terminal de la vida para una sedación completa”, dijo a esta alianza periodística.
Este equipo periodístico escribió a la doctora Allende el 11 de febrero y el 3 de marzo para preguntarle por el video en el que señala el “potencial mínimo de abuso” del tapentadol y si recibió alguna financiación de Grünenthal para realizarlo. También le preguntó si recibió fondos de la farmacéutica alemana en algún momento entre 2020 y 2024, y si -en caso de haberlos recibido- los reportó en su declaración de intereses como médica de un hospital público. Hasta la fecha de publicación, Allende no había respondido.
También le preguntamos a Grünenthal el 19 de febrero pasado por qué mantenía estos videos online en el portal para médicos. Respondieron diez días después: “Hemos revisado el video que señalan y efectivamente hemos comprobado que las afirmaciones que se hacen en la diapositiva en el video (con referencias a publicaciones de 2011 y 2012) son incorrectas. No reflejan nuestro conocimiento actual sobre el tapentadol y no están en consonancia con nuestras políticas. Nos tomamos muy en serio incidentes como este y, por lo tanto, hemos eliminado el vídeo del sitio web inmediatamente y hemos desconectado ese sitio web como medida de precaución”. “Nuestros equipos médicos están revisando diligentemente todo el contenido del sitio web”, añadieron. En efecto, sacaron de línea el sitio web Medical Beyond.
Así luce la página web de la plataforma médica Medical Beyond mantenida por Grünenthal, después de que esta alianza periodística preguntara por el video de la doctora Silvia Allende resaltando “mínimo potencial de abuso” del tapentadol.
Las ventas de Grünenthal en la región
No hay hoy un consumo abusivo registrado de opioides como el tramadol y el tapentadol en América Latina, pero esto podría cambiar con un mayor consumo.
Los informes de Grünenthal confirman el lugar especial que ocupa América Latina hoy en su portafolio. En su ‘carta del CEO’ que abre el informe anual de resultados de 2023, el más reciente publicado por la empresa, el presidente de la farmacéutica Gabriel Baertschi celebró los “resultados empresariales excepcionales” de la empresa y resaltó que el “negocio en América Latina logró un crecimiento del 10% impulsado por las marcas para el tratamiento del dolor”.
La farmacéutica ya había celebrado su crecimiento en la región. En su informe de 2022, resaltaba que un tercio de sus ingresos procede de América Latina, y los reportaban en 362 millones de euros. Esa cifra, que aún era preliminar, ya indicaba un incremento del 22% en seis años y contribuyó a un aumento global en las ganancias de un 11% en ese mismo periodo allí.
El crecimiento de las ventas de Grünenthal en América Latina. Fuente: Informe anual de resultados de Grünenthal de 2023
“En América Latina, hemos adaptado nuestra estrategia para centrarnos más en la innovación y, en particular, en el dolor, nuestra principal competencia. Esto ha dado buenos resultados, con un fuerte crecimiento en todas nuestras marcas clave”, decía Grünenthal en su informe anual de 2022. Y diagnosticaba “una importante necesidad insatisfecha en la región latinoamericana y una falta de formación suficiente sobre el dolor crónico para los profesionales sanitarios”.
Una iniciativa para ‘cambiar el dolor’
Otra punta de lanza de la farmacéutica para revertir esa falta de formación de médicos latinoamericanos ha sido Change Pain Latin America (CPLA), un espacio de capacitación virtual creado en 2012. Desarrollado con fondos de Grünenthal, CPLA ha suscrito decenas de convenios con instituciones educativas y de salud de diez países de América Latina, incluyendo Brasil, Chile, Ecuador, Perú y Colombia. En una década ha contribuido, según Grünenthal, a formar 40 mil doctores y profesionales sanitarios en tratamiento del dolor.
Dentro de Change Pain, un grupo de doctores ha desempeñado el rol de panel asesor, especialmente visible de cara a la comunidad médica. Compuesto por 17 médicos de ocho países de la región, en su mayoría anestesiólogos con experiencia en cuidados paliativos y manejo del dolor, este comité consultivo científico de Change Pain fue creado, en sus palabras, para “mejorar la comprensión del dolor crónico” y “desarrollar estrategias para mejorar el manejo del dolor en la región”. Su visión ha ido en línea con la de Grünenthal de ampliar las posibilidades de tratar el dolor crónico con opioides.
“Aunque el tratamiento de los pacientes con dolor crónico es un problema mundial, los factores que contribuyen a ello en América Latina incluyen vacíos en la comprensión de los médicos e ideas erróneas asociadas al tratamiento del dolor”, escribió el médico brasilero João Batista Santos Garcia en una carta al editor de la Revista Brasilera de Anestesiología en 2013 en donde presentó Change Pain, cuyo consejo asesor integra.
Entre las barreras que identificó el también profesor de la Universidad Federal de Maranhão estaban el “conocimiento inadecuado sobre las ventajas y desventajas de los opioides” y “políticas públicas sanitarias restrictivas”, resultando en “necesidades médicas insatisfechas de los pacientes con dolor crónico en América Latina”. El objetivo del grupo médico asesor de Change Pain sería, explicó, “entender mejor la carga del dolor crónico en la región” y resolverla con propuestas concretas.
Ese panel de médicos comenzó a promover entre sus colegas la necesidad de abrirle la puerta a un uso mayor de opioides en la región. En su documento titulado “Uso de opioides en América Latina: la necesidad de un cambio basado en evidencia”, publicado en 2016 en la revista Pain Medicine, analizaron las directrices internacionales sobre el uso de opioides en el manejo del dolor crónico para luego enfocarse en la región. “El panel de expertos ha revisado exhaustivamente las barreras regulatorias en cada país que restringen el acceso, la distribución y la prescripción adecuada de opioides en la región (…) resultando en conceptos erróneos sobre el tratamiento del dolor crónico no maligno, principalmente relacionados con el miedo a recetar opioides debido a su posible mal uso y adicción (opiofobia) y a una falsa percepción de su falta de eficacia”, escribieron.
En otro documento publicado en Pain Management en febrero de 2017, ese mismo grupo de médicos asesores de Change Pain Latin America retomó las preocupaciones sobre acceso restringido a opioides y la ausencia de educación sobre el dolor en la formación médica. “Es imperativo desarrollar y comunicar directrices claras, adaptadas a la realidad latinoamericana”, propusieron.
En un tercer documento, publicado en Current Medical Research and Opinionen julio de 2017, concluyeron que el tramadol -que fue medicamento estrella de Grünenthal hasta el vencimiento de sus patentes– es “eficaz en un amplio espectro de dolencias agudas y crónicas” al tiempo que tiene “menos efectos secundarios y menor riesgo de abuso que los opioides clásicos”. Añadieron que les preocupaban “normativas más estrictas” sobre su uso, que podrían “conducir a un control inadecuado del dolor y al sufrimiento innecesario de muchos pacientes con dolor”. Luego, en marzo de 2018, el mismo grupo evaluó las directrices para el manejo del dolor neuropático y crónico lumbar con el fin de determinar cuáles eran más relevantes en la región.
Estas posturas del panel científico de Change Pain en revistas médicas internacionales coincidían con la narrativa Grünenthal sobre la necesidad de lograr “un mundo sin dolor”. Es más, fue la misma farmacéutica la que financió directamente ese espacio de trabajo, como el propio panel informa, para cumplir con la exigencia de las revistas académicas de revelar apoyos financieros y hacer expresos posibles conflictos de interés.
En su primera publicación de 2017, los médicos agradecieron a Grünenthal Latin America por su “apoyo irrestricto en la logística” para su reunión en Guatemala en 2015, de la que resultó el texto. En los otros tres textos señalaron que el trabajo fue financiado por Grünenthal a través de Change Pain Latin America, aunque en el de 2018 añadieron la aclaración de que “Grünenthal Latin America, Inc. no tuvo ninguna participación o incidencia en la selección de las directrices, la metodología, análisis, o interpretaciones finales y conclusiones del panel, ni en el desarrollo del manuscrito, sus conclusiones o la decisión de presentarlo a Pain Medicine”. Además, aclararon que 11 de los 16 autores habían recibido “anteriormente honorarios de Grünenthal Latin America, Inc., por la asistencia a las reuniones del consejo asesor”.
En los tres primeros documentos del panel asesor de Change Pain en América Latina, la farmacéutica alemana financió, además, el trabajo de escritura, a través de “asistencia en la redacción médica” en uno de ellos y “asistencia editorial” en los otros dos.
Varios artículos en revistas médicas globales, escritos por doctores del panel científico asesor de la iniciativa Change Pain Latin America de Grünenthal, revelan que la empresa financió parte del trabajo.
Varios artículos en revistas médicas globales, escritos por doctores del panel científico asesor de la iniciativa Change Pain Latin America de Grünenthal, revelan que la empresa financió parte del trabajo.
Consultada por esta alianza periodística, la compañía explicó que “colabora con profesionales y organizaciones sanitarias para aumentar la educación sobre el perfil beneficio-riesgo de los opioides de acuerdo con las normas éticas más estrictas”.
“Aplicamos el principio de separación cuando trabajamos con profesionales sanitarios y organizaciones sanitarias, es decir, nos aseguramos de que los pagos solo se realicen por servicios claramente definidos y que no haya expectativas con respecto al comportamiento de prescripción u otras consideraciones por parte de nuestros socios”, dijeron.
El mecenazgo de Grünenthal a las asociaciones
Grünenthal también ha financiado a distintas asociaciones médicas sin ánimo de lucro que han promovido un discurso sobre el dolor crónico que coincide en muchos puntos con el de la farmacéutica. Esta alianza periodística lo documentó mediante entrevistas en tres países de la región.
En México, la Asociación Mexicana para el Estudio y Tratamiento del Dolor (AMETD) recibió “empuje económico” y “acompañamiento” por parte de la farmacéutica para el foro que organizó en el Senado en 2021, según confirmó a esta alianza periodística la doctora Rocío Guillén. “Como presidenta de la asociación, tuvimos acercamiento con la Cámara de Diputados, con la Cámara de Senadores y la Academia Nacional de Medicina, e hicimos varios foros, en donde tuvimos el apoyo, desde el punto de vista de empuje económico para realizarlos, de Grünenthal. Entonces ellos nos fueron haciendo este acompañamiento”, dijo Guillén en diciembre de 2024, durante una entrevista con nuestro equipo periodístico hecha en el Instituto Nacional de Cancerología (INCAN). Se presentó como directora de la clínica privada Alive “Vive sin dolor”, que fundó junto con su colega Ángel Juárez, y aclaró que, aunque trabaja en la clínica del dolor del instituto de investigación público, tenía prohibido presentarse así. No dijo quién se lo prohibía.
Sobre su recomendación a los legisladores citada al comienzo de esta historia para desescalar la regulación del tapentadol, la médica se reafirmó: “Sí que concuerdo que algunos medicamentos opioides deberían de tener mayor libertad en su acceso, como puede ser el caso del tapentadol, que es una molécula que ha demostrado que tiene un perfil de eficacia importantísimo y también un muy buen perfil de seguridad”.
Las prescripciones de tapentadol han visto un crecimiento continuo en los últimos cinco años en México: mientras que en 2015 se expidieron 900 recetas de Palexia, nombre comercial del tapentadol, ese producto superó las 25.000 recetas en 2023, según datos oficiales de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) obtenidos mediante peticiones de información pública. En el INCAN, donde trabajan los médicos Guillén y Juárez, las prescripciones de oxicodona han decaído y las de tapentadol, en cambio, han ido en aumento, según datos entregados por la propia institución a esta alianza periodística.
Ángel Juárez, quien fue presidente de la AMETD hasta diciembre de 2024, señaló en entrevista en ese mismo mes con The Examination que Grünenthal y otros laboratorios han financiado algunas de sus actividades e incluso han aportado recursos para que personal médico y de enfermería se capacite. “Para realizar este tipo de congresos o de eventos necesitamos rentar un lugar, un recinto para poder hacerlo. Necesitamos traer profesores, tuvimos 150 profesores simultáneos, 800 asistentes, entonces todo eso, pues eso genera gastos, ¿no? Lo que hacemos es buscar patrocinios, algunos pueden a lo mejor invitar a un ponente que sea speaker de algún laboratorio y aprovechamos para que nos dé alguna otra charla y algunos lo que hacen es aportar económicamente”, explicó.
Ni Guillén ni Ángel Juárez han reportado su colaboración con Grünenthal en sus declaraciones de conflicto de intereses como parte de sus funciones en un hospital público, como exige la ley mexicana. En esas declaraciones señalaron haber recibido ingresos procedentes de la práctica privada, pero no especificaron el origen.
El Incan, en respuestas enviadas este grupo de periodistas, indicó que las colaboraciones de los doctores Allende, Guillén y Juárez son a título personal y son independientes al instituto.[1]
“Esto, al final, genera ingresos para todos”
En Perú, la Asociación Peruana para el Estudio del Dolor (ASPED) ha contado con el respaldo financiero de Grünenthal en múltiples actividades. El medio Salud con lupa, aliado de esta investigación, verificó que, desde al menos 2018, la farmacéutica ha patrocinado sus congresos anuales y el primer estudio del dolor en Lima, que consigna explícitamente su financiamiento.
El vínculo entre ASPED y Grünenthal ha sido constante a lo largo del tiempo. En al menos cinco de sus juntas directivas (2008, 2010, 2017, 2019 y 2023) han participado médicos que han trabajado como speakers de la farmacéutica. Uno de ellos es el neurólogo Enrique Orrillo, quien ha sido presidente y vicepresidente de ASPED y orador activo de Grünenthal en Perú. Lo mismo sucede con el geriatra Ian Falvy-Bockos, actual vicepresidente de ASPED, quien ha sido conferencista de la farmacéutica en temas de dolor neuropático desde 2016, según su perfil en la red social profesional LinkedIn.
Daniel Arbaiza Aldazabal y Carlos Vela Barba también formaron parte de la junta directiva de la asociación y recibieron pagos de la farmacéutica por sus conferencias cuando se realizó el primer estudio sobre el dolor en Lima, como declararon en la sección de financiamiento del mismo. Actualmente, Vela Barba es el presidente de ASPED y director ejecutivo de la Secretaría de Coordinación del Consejo Nacional de Salud.
Ese estudio, titulado “Prevalencia y cronicidad del dolor en un país en desarrollo de América Latina: una encuesta poblacional en Lima, Perú”, fue publicado en 2022 en la revista Pain Management, con el patrocinio de Grünenthal. Entre los coautores figuran, además de los médicos peruanos mencionados, varios empleados de la farmacéutica, como Carolina Estrada, quien fue medical manager de Grünenthal entre 2020 y 2023, y Jorge García Mostajo, quien ocupó el mismo cargo desde 2023 hasta enero de 2025. Antes de incorporarse a la empresa, García Mostajo trabajó como subgerente de regulación y gestión de la investigación en salud del Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación (IETSI) de EsSalud, entidad clave en la evaluación de medicamentos y dispositivos médicos para el sistema de seguro social. Otro coautor, Héctor Valderrama Autaje, ha sido director médico de Grünenthal en Perú desde 2017 y apoderado legal de la empresa en el país. Anteriormente, Valderrama trabajó como médico paliativista en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN).
El respaldo de Grünenthal a ASPED se hizo evidente en el XX Congreso Peruano del Dolor, realizado en octubre de 2024 en Lima. Durante el evento, Enrique Orrillo dictó una conferencia presenciada por una periodista de esta alianza periodística, en donde defendió la prescripción de opioides para el manejo del dolor y fue especialmente elogioso del tapentadol, producto estrella de la farmacéutica. Lo describió como “más seguro y menos adictivo que los opioides tradicionales”, pese a que la misma empresa que lo fabrica en sus respuestas a esta alianza periodística aseguró, como se dijo más arriba, que no “promocionan ningún medicamento opioide como menos adictivo”.
Además de sus argumentos farmacológicos, Orrillo hizo énfasis en las ventajas prácticas para los médicos que recetan tapentadol. “Si el tratamiento con tapentadol es exitoso, el médico también gana”, afirmó. Luego agregó: “No olvidemos que el marketing está en todo: un paciente insatisfecho puede alejar a 28 posibles pacientes, mientras que uno satisfecho puede atraer, al menos, a uno más. Esto, al final, genera ingresos para todos”.
En una entrevista posterior con Salud con luparealizada el 5 de marzo, Orrillo reconoció que Grünenthal “es el socio estratégico más colaborador de ASPED”, pero no detalló cuántos fondos recibió la asociación de la compañía. El médico también dijo que desde hace más de 20 años es colaborador de Grünenthal para promocionar sus productos.
“Cuando salgo a dar una conferencia por Grünenthal, tengo dos productos. El primero, el que me encargaron y para lo cual me pagan unos honorarios, que es tapentadol. No estamos aludiendo al nombre comercial, estamos diciendo tapentadol. ¿Ya? Muy bien. Pero también tengo otro producto, que soy yo. El doctor Orrillo, que es el médico, neurólogo, que tiene una formación de hace más de 40 años y que los 20 años vengo hablando de dolor. ¿No es cierto? Eso me ha llevado a ser presidente de ASPED, formar parte de Fedelat y me ha valido el reconocimiento de la comunidad internacional”, relató.
El médico peruano reconoció que no existe evidencia científica para afirmar que el tapentadol es menos adictivo que otros medicamentos similares, aunque aseguró que se trata de un opioide “más fino o atípico” y que, por ese motivo, sostuvo, genera menos efectos colaterales y “menos criterios para que el paciente los adopte como un salvador de su vida”. Orrillo consideró que Perú vive “una crisis de no prescripción de opioides” porque “los profesores de medicina te dicen que ni te metas con ellos porque te va a traer problemas”. Y eso, sostuvo, impacta sobre el tratamiento del dolor de miles de peruanos.
Por su parte, el doctor Carlos Vela Barba dijo a Salud con lupa que “Hemos establecido alianzas estratégicas sin contaminarnos. A nosotros ninguna industria farmacéutica nos marca la pauta. Lo que compartimos es un horizonte común, nada más”. Añadió que su relación laboral con la compañía está en pausa desde que asumió cargos públicos.
Esa línea de financiación de estudios sobre el dolor se repite en Colombia, donde la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor (ACED) también se ha beneficiado del mecenazgo de Grünenthal.
Al menos las dos más recientes encuestas nacionales sobre el dolor que esta asociación médica viene realizando desde hace dos décadas han sido auspiciadas o promovidas por la farmacéutica. Su encuesta de 2015, realizada por la encuestadora Cifras&Conceptos en 12 ciudades del país, concluyó que uno de cada cuatro personas sintió dolores que duraron más de tres meses. Fue patrocinada por la empresa alemana, según muestra la presentación disponible en la página web de ACED.
La presentación de la encuesta del dolor hecha por la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor (ACED) en 2015 fue patrocinada por Grünenthal.
En 2023, ACED contrató de nuevo a Cifras&Conceptos para hacer una nueva encuesta. Aunque no hay presentaciones disponibles en su página web, sus resultados fueron presentados públicamente de manera conjunta por la asociación médica y Grünenthal. El anestesiólogo Juan Diego Londoño, presidente de ACED, dijo a esta alianza periodística que no podían compartir la información detallada de la encuesta por estar en proceso de publicación en una revista. No respondió a la pregunta de si la farmacéutica alemana la financió.
Felipe Mejía Sánchez, ex presidente de ACED, reconoció a El Espectador, aliado de esta investigación periodística, que Grünenthal ha financiado varias de las encuestas del dolor. “No es que sea una iniciativa de ellos y está muy claro que lo que muestra es el panorama de dolor en Colombia (…) Simplemente, se busca su financiamiento porque una encuesta tiene mucho valor económico. Las preguntas son formuladas por miembros de la ACED; no son formuladas ni por Grünenthal ni por nadie más”, dijo.
Adicionalmente, Grünenthal fue el mayor mecenas entre los doce que tuvo el congreso anual de ACED en 2021, comprometiéndose a aportar 35 millones de pesos (unos 9 mil dólares de la época), según consta en actas de cámara de comercio de la asociación médica. El logo de Grünenthal volvió a aparecer primero entre los patrocinadores del más reciente congreso anual de ACED, en septiembre de 2024, al lado de una docena de otros laboratorios y empresas de equipos médicos, según consta en el programa del evento.
Un acta de la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor (ACED) muestra que el congreso del dolor de 2025 tuvo a Grünenthal como mayor mecenas.
Mejía Sánchez explicó que ACED “no tiene una relación estrecha con Grünenthal” y que esos recursos los pagan los laboratorios para tener un stand en los congresos. En su visión, esa relación comercial no incide en la prescripción de opioides. “Hace unos 15 o 20 años la industria era demasiado generosa, pero, ahora, ni participaciones a congresos; ya no sucede lo de otras épocas”, dice, reconociendo haber sido speaker de Grünenthal pero aclarando que renunció cuando asumió la presidencia de ACED en 2018.
Su colega Londoño, actual presidente de ACED, también reconoció en entrevista con El Espectador que la asociación recibe de dinero de distintas farmacéuticas, aunque señaló que las normas de cumplimiento del sector médico les permiten tener “una relación sana” que no incide en su trabajo. El médico no detalló el monto aportado por la empresa alemana.
Consultada sobre los pagos a doctores y asociaciones médicas, Grünenthal añadió que “en nuestro sitio web publicamos de forma transparente los pagos a profesionales y organizaciones sanitarias”.
En efecto, la sección de su sitio web llamada «Disclosure at Grünenthal» (Declaraciones de Grünenthal) incluye información detallada sobre lo que denomina “transferencias de valor” a profesionales y organizaciones sanitarias en los distintos países de Europa, en algunos casos a través de informes descargables y en otros vía enlaces a registros nacionales de declaración de remuneraciones del sector salud. Sin embargo, la sección que corresponde a países no europeos está prácticamente vacía. Aparece un enlace al registro de transparencia en remuneraciones de Brasil y uno a la plataforma de información general del sistema de protección social de Colombia. No hay nada sobre Perú, México ni los demás países de su segundo mercado más fuerte.
El gremio médico latinoamericano contra el dolor
También la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (Fedelat), la entidad con sede en Bolivia que agrupa a las 20 organizaciones médicas nacionales de toda la región, ha tenido una relación estrecha con la farmacéutica alemana.
“Grünenthal es un apoyo muy importante tanto para Fedelat como para la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) y sus capítulos nacionales [y] siempre se ha caracterizado por apoyar las actividades de Fedelat”, señaló su presidente, el médico boliviano Marco Narváez Tamayo, durante una entrevista telefónica el 8 de enero con el CLIP.
“En octubre de 2022 hemos hecho el Congreso Latinoamericano del Dolor en Lima y Grünenthal ha sido la patrocinadora más importante. En esa reunión nos pidieron hacer un trabajo con todos los capítulos [de Fedelat] para difundir y ver el impacto del CIE-11 en América Latina”, añadió.
El CIE-11 es la undécima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades que realiza periódicamente la OMS. Grünenthal sustenta su narrativa para el tratamiento del dolor en esta última clasificación realizada por la OMS, que reconoció en 2019 al dolor crónico como una enfermedad en sí misma.
“A raíz de este apoyo que tuvimos de Grünenthal en Lima, hemos podido reunir a todos los presidentes de los 21 capítulos latinoamericanos para hacer un estudio en profundidad y sacar una publicación para todo el mundo. Redactar y publicar este documento nos ha llevado un año de trabajo; el sostén económico para hacerlo eso lo ha puesto Grünenthal”, dijo Narváez. El médico boliviano se refiere a la Declaración de Lima sobre el tratamiento de dolor crónico, que se desprendió de esa reunión.
La sede de Fedelat está en La Paz, pero la entidad no tiene oficina propia: funciona en la Clínica del Dolor privada de su presidente, el médico Narváez. La organización tampoco está inscrita oficialmente como asociación civil en ese país, según los registros oficiales consultados por el CLIP.
El monto de la financiación aportada por Grünenthal es desconocido porque Fedelat no presenta sus estados contables ante las autoridades. Un médico que trabajó para la organización dijo a The Examination que el dinero de la farmacéutica alemana y de otros auspiciantes es enviado directamente a las cuentas personales de sus autoridades. Esta alianza preguntó a Grünenthal y al director Narváez Tamayo, pero ninguno respondió. Tampoco especificaron a cuánto han ascendido los aportes realizados a Fedelat y a las organizaciones locales antes mencionadas.
Así ayudó Grünenthal a instalar una nueva narrativa del dolor en América Latina y vendió más opioides. Infografía: Gabriela Garzón
La presión sobre el Estado
Algunos sectores médicos han intentado influir en las políticas públicas sanitarias en torno al tratamiento del dolor. En Perú, hospitales de EsSalud, el seguro social que tiene una red de hospitales y centros de salud financiados por aportes de empleadores y trabajadores, han buscado la ampliación del uso de opioides para tratar diferentes tipos de dolor crónico, incluyendo aquellos menos severos que los recomendados por la OMS para este tipo de tratamiento.
Esta propuesta ha enfrentado resistencia por parte de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas de Perú (Digemid), el organismo encargado de aprobar el uso de estos medicamentos. Digemid ha rechazado en dos ocasiones la solicitud de EsSalud para ampliar los usos terapéuticos de opioides como el tapentadol. En su primer informe, señaló que “no ofrece ventajas significativas frente a los opioides ya disponibles en el petitorio, como tramadol, oxicodona y morfina”, y destacó que no figura en el listado de medicamentos esenciales de la OMS. Un segundo informe también desestimó su inclusión, argumentando que “su indicación está limitada a un grupo muy específico y poco frecuente de pacientes con dolor neuropático crónico severo”.
El Petitorio Nacional Único de Medicamentos Esenciales (PNUME), que define los criterios para las compras públicas de medicamentos en Perú, incluye actualmente siete opioides: morfina, fentanilo, tramadol, buprenorfina, codeína, metadona y oxicodona. Sin embargo, desde 2018, algunos hospitales públicos han adquirido también tapentadol, de Grünenthal, que no está incluido en el petitorio. Estas adquisiciones, inicialmente realizadas a través de licitaciones públicas, se ampliaron luego con órdenes de compra directas.
EsSalud fue el primero en autorizar el uso de tapentadol en 2018, limitándose a pacientes con dolor neuropático crónico severo, refractario o intolerante a tratamientos convencionales. En 2020, el seguro social intentó dos veces que fuese incluido en el PNUME, pero la Digemid rechazó ambas solicitudes, según comprobó Salud con lupa.
A pesar de las limitaciones en su uso terapéutico, las compras públicas de tapentadol han crecido considerablemente. Entre 2019 y 2024, el sistema público en Perú adquirió este opioide por un valor total de S/ 1,385,998.82 (más de 353 mil dólares), un presupuesto distribuido en licitaciones y órdenes de compras directas. En 2024, alcanzaron su punto más alto, con un total de S/ 520,143.82 (más de 141 mil dólares), consolidando a EsSalud como uno de los mayores compradores.
La relación entre el laboratorio alemán y EsSalud, una institución pública, es estrecha. El médico Jorge García Mostajo, quien fue gerente médico de Grünenthal en Perú entre 2020 y enero de 2025, venía -como se dijo- de ser subgerente de regulación y gestión de la investigación del IETSI de EsSalud, según su perfil de LinkedIn. Esa es la entidad pública que revisa la evidencia científica en el seguro social para recomendar o rechazar la compra de medicinas.
La relación entre la farmacéutica y esta entidad pública volvió a ser evidente en las gestiones por las compras de parches de buprenorfina, un producto que en Perú sólo comercializa Grünenthal bajo las marcas Norspan y Transtec. Aunque su inclusión en el PNUME había sido rechazada en 2015, EsSalud autorizó su uso en 2016 para pacientes con dolor oncológico crónico moderado a severo que no toleraran otros analgésicos y en 2017 amplió su uso para pacientes con dolor neuropático. Ante un nuevo pedido de EsSalud, las autoridades aprobaron su inclusión en el PNUME al año siguiente aunque limitado exclusivamente para pacientes adultos con dolor oncológico severo.
En 2020, EsSalud presentó nuevas solicitudes para ampliar los usos de estos parches. La primera propuesta buscaba incluirla para pacientes con dolor neuropático no oncológico moderado a severo que no respondieron a tratamientos convencionales, mientras que la segunda estaba destinada a pacientes con insuficiencia renal y dolor neuropático no oncológico en condiciones similares. Ambas fueron rechazadas, ya que se consideró que era insuficiente la evidencia científica que demostrara su efectividad en estos pacientes.
Impulsadas por EsSalud y otras instituciones estatales, las compras de estos parches crecieron casi un 700% entre 2019 y 2024, según un análisis de los contratos en el Sistema Electrónico de Adquisiciones y Contrataciones del Estado (SEACE) hecho por Salud con lupa. Sólo por la buprenorfina, Grünenthal percibió 7,7 millones de dólares en los últimos cinco años.
El tapentadol llega al Plan de Beneficios en Salud colombiano
En Colombia hay un monopolio estatal sobre las compras de algunos opioides: el Fondo Nacional de Estupefacientes compra los productos para luego venderlos a las Secretarías de Salud de cada departamento que, a su vez, se las venden a los hospitales y a aseguradoras de salud (las EPS). Pero los vacíos en el acceso que ha generado la cadena estatal, lo ha empezado a llenar la industria farmacéutica.
Grünenthal lidera en ese país el mercado con tres productos para tratar el dolor que están en el top de sus ventas: Versatis, un parche transdérmico con lidocaína; Sinalgen, una combinación de hidrocodona y acetaminofén, y Palexis, cuyo principio activo es el tapentadol, según el acta de la asamblea de Grünenthal Colombia registrada en la Cámara de Comercio. En total, las ventas de estos medicamentos sumaron unos 52 millones de dólares en 2023, cuatro veces más que el año anterior, dejando ganancias de 12 millones de dólares, según los datos publicados por la empresa.
El tapentadol fue incluido en diciembre de 2021, por primera vez, en el Plan de Beneficios en Salud, donde están todos los medicamentos que paga el Estado colombiano. Lo hizo después de que el instituto encargado de hacer evaluaciones de costo efectividad de los medicamentos en Colombia (el IETS) valorara la evidencia disponible. En uno de los estudios que llevó a cabo, y en el que reunió a una veintena de expertos, concluyó que podía ser considerado un medicamento de segunda línea para tratar el dolor crónico osteomuscular mecánico no oncológico.
El médico Felipe Mejía Sánchez, quien también participó en esa revisión como profesional clínico, confirmó a El Espectador en marzo de 2025 que fue la Asociación Colombiana para el Estudio de Dolor (ACED) quien hizo la nominación al Ministerio de Salud para su inclusión, aunque lo describió como “un proceso basado en evidencia”.
Entre los estudios médicos que revisaron para evaluarlo aparece citado en varias ocasiones uno liderado por el anestesiólogo alemán Rainer Freynhagen y publicado en la revista Current Medical Research and Opinion en 2020. Ese artículo concluyó que “el tapentadol puede ser una opción de tratamiento útil para los pacientes que sufren dolor crónico”, que genera menos náuseas que otros opioides como la oxicodona y que quienes son tratados con él tienen menor probabilidad de efectos adversos que con otros opioides. En sus declaraciones de transparencia revela que Grünenthal financió el trabajo y que al menos cuatro de sus autores eran empleados de la farmacéutica. Un segundo documento citado por el evaluador colombiano es una carta de tres doctores alemanes publicada en Advances in Therapy en 2018, que también fue financiada por Grünenthal.
Entre el grupo de expertos que evaluaron el tapentadol (y otros antiinflamatorios), estaban Mejía y Londoño, miembros de ACED. Aunque todos los participantes que participaron en esa evaluación manifestaron no tener ningún conflicto de interés que les impidiera participar, para Claudia Vaca, farmacoepidemióloga y directora del Centro de Pensamiento Medicamentos, Información y Poder de la Universidad Nacional de Colombia, los médicos de asociaciones que reciben dinero de laboratorios deberían declararlo explícitamente al formar parte de ese tipo de evaluaciones. Mejía Sánchez, por su parte, dijo a esta alianza que su participación como experto ha sido transparente. Londoño no respondió a preguntas sobre el tema.
Más allá de ese punto, para Vaca, que ha seguido de cerca las relaciones entre la industria farmacéutica con el sector salud, la presencia de Grünenthal en diferentes espacios, tanto médicos como académicos, muestra cómo opera la industria farmacéutica. “Crea lazos que son muy sutiles y muestran a veces una solidaridad de gremio, pero tienen conexiones profundas que por abajo están interconectadas con el posicionamiento de productos y de laboratorios en temas específicos”, dice, añadiendo que también refleja la ausencia de una agenda de investigación independiente que garantice un análisis crítico de la información.
En su visión, “esas múltiples relaciones no son inocuas: cualquier tipo de relación que genere vínculos impacta los comportamientos y ese impacto va a determinar también la forma como son usados los medicamentos, la prescripción y el desenlace de los pacientes. Es una relación que claramente hemos naturalizado, pero que tiene un impacto”.
Una farmacéutica en la Universidad San Marcos
Grünenthal también ha firmado convenios con instituciones educativas como parte de una política para ampliar la formación médica en cuidados paliativos, contribuyendo así a difundir su visión para el tratamiento del dolor. Eso incluye desde becas para la especialización de estudiantes de medicina e incluso para maestrías de médicos ya graduados.
En Perú, la farmacéutica alemana aportó al menos 265.000 dólares a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, una gran universidad pública, destinados principalmente a la creación y financiamiento de la primera maestría en cuidados paliativos y manejo del dolor de ese país, que se puso en marcha en 2019 y continúa dictándose.
El entonces decano de la Facultad de Medicina de la universidad, Sergio Ronceros, explicó en una sesión ordinaria realizada en mayo de 2018 que “es una maestría que está financiada íntegramente por una organización alemana (Grünenthal)””.
Como resultado de este convenio entre Grünenthal y la Universidad de San Marcos, a la fecha se han graduado 226 personas de esta maestría, según el reporte anual de la compañía de 2023-24. La empresa sacó pecho de esta inversión en otro de sus informes anuales. El 30% de los egresados de la maestría trabaja hoy en el Seguro Social de Salud (EsSalud), incluyendo la mayoría de los médicos beneficiados con 30 becas completas que Grünenthal financió en la primera promoción, según el relevamiento de Salud con lupa.
La relación entre ambas instituciones ha sido tan estrecha que en febrero de 2020 la casa de estudios otorgó el título de Doctor Honoris Causa a Michael Wirtz, presidente de la Fundación Grünenthal, el brazo social de la farmacéutica. “Para brindar una mejor calidad de vida a los pacientes que necesitan estos cuidados, es necesario políticas públicas y propuestas que permitan una mayor oferta académica especializada y la creación de unidades de medicina paliativa”, dijo el decano Ronceros durante la ceremonia.
Wirtz es integrante de la familia propietaria de Grünenthal y fue quien en noviembre de 2021 pidió disculpas, en nombre de la empresa, por los daños ocasionados por su fármaco talidomida que en los años 60 era recomendado a mujeres embarazadas para tratar las náuseas, pero terminó generando miles de malformaciones en bebés. Grünenthal describe ese escándalo global como una “tragedia que formará parte siempre de la historia de nuestra empresa”.
La Universidad San Marcos de Perú otorga un doctorado honorario a Michael Wirtz de Grünenthal. Foto: Facebook de la Facultad de Medicina San Fernando UNMSM.
La compañía firmó en 2020 otra alianza con la Universidad de Piura, en el norte de Perú, para impulsar proyectos de investigación y capacitar a profesionales de la salud a través de su programa virtual “Pain Education”.
Las estrategias documentadas por esta alianza periodística de llenar vacíos en los currículos universitarios, becar estudiantes, financiar redes y asociaciones profesionales, ofrecer plataformas virtuales de educación a los médicos, entre otras, le han rendido buenos frutos a Grünenthal. En apenas tres años aumentó considerablemente sus ventas en sus productos con opioides en América Latina, que constituye ya el 18% de las ventas globales de productos para el dolor de la farmacéutica.
Ha sido una estrategia consistente con su comportamiento en otros continentes. En sus informes anuales de cara a los inversionistas, la empresa informa que ha invertido más del doble a nivel global en “marketing, ventas y servicios médicos” que en “investigación y desarrollo de base” en los últimos cinco años. En 2022 y 2023, esa diferencia casi se triplicó.
Esto confirma que uno de sus siete mayores ‘hitos de transformación’ desde 2017 ha sido, como señaló su informe anual corporativo de 2023, haberse enfocado en América Latina en la “promoción de productos innovadores para el dolor para una mayor rentabilidad y crecimiento sostenible”.
A medida que crece este mercado, y más médicos prescriben opioides de manera más general, aumentan los riesgos.
Reportería: Rafael Cabrera (The Examination), Fabiola Torres, Pamela Huerta, Jason Martínez y Brayan Ramos (Salud con Lupa), Sergio Silva Numa (El Espectador), Andrés Bermúdez Liévano, Iván Ruiz e Iván Paredes Tamayo (CLIP).