La totoaba es un pez con una vejiga natatoria que le permite controlar la profundidad a la que nada y también es la razón por la que es considerada una exquisitez en el mercado gastronómico chino
MARINA ROBLES GARCÍA
Hace mes y medio fue la reunión anual de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestres (CITES). Esta comisión, encargada de regular el comercio internacional de las especies que tienen algún tipo de protección por estar en riesgo o necesitan protegerse, fue una de las soluciones que los especialistas del mundo encontraron para visibilizar y regular el comercio de la vida silvestre y de esa manera controlar el comercio ilegal.
Las reglas y decisiones que ahí se establecen, hacen que cada país ejecute medidas para evitar que esas especies desaparezcan.
México tiene 207 especies bajo los listados que supervisa CITES que se comercian por 140 empresas y que son también el sustento de más de 30 mil familias de comunidades indígenas y pueblos originarios. Unos comercian la cera la candelilla, una planta de las zonas áridas del país de la que se extrae cera para la industria cosmetológica, aleta de tiburón para la gastronomía China, o piel de cocodrilo para la elaboración de artículos de moda, entre otros productos.
El funcionamiento y las reglas de CITES establecen que, si un país no cumple con sus recomendaciones, puede suspender las autorizaciones del comercio de todas las especies de las listas CITES que exporta el país infractor.
Hace dos años, CITES impuso una suspensión al comercio de vida silvestre de México. Para tranquilidad del país, de las comunidades y empresas, sólo se mantuvo por un par de semanas, pero esto implicó una pérdida para empresas y comunidades. CITES consideraba que no se estaba haciendo suficiente para prevenir la pesca ilegal del pez totoaba y por lo tanto para la protección de la vaquita marina, el mamífero marino más pequeño del mundo. Ambas especies habitantes del Golfo de California y cuya existencia y riesgo han estado entrelazadas desde hace más de un siglo.
La totoaba es un pez con una vejiga natatoria que le permite controlar la profundidad a la que nada y también la razón por la que es considerada una exquisitez en el mercado gastronómico chino.
Esa vejiga o “buche”, la consumen en una sopa a la que le atribuyen poderes afrodisíacos. Y, al descubrirse su existencia en el Golfo de California, se generó su sobrepesca y la puso al filo de su desaparición. Junto con ella, por el tipo de redes que se usan para pescarla, se puso también en peligro a la vaquita marina y los ojos del mundo, de Leonardo DiCaprio y de CITES, aguzaron la mirada sobre lo que hacemos en el acuario del mundo, como llamó Jacques Cousteau al Golfo de California.
Cada evaluación de CITES, la revisión al control de la pesca ilegal de totoaba y el cuidado a la vaquita marina y al Golfo de California, son el foco central de la revisión a México. Las decisiones de CITES son importantes, no sólo por la totoaba y la vaquita, sino también por todas las comunidades y familias que dependen del comercio de la vida silvestre de México que requiere autorización de CITES.