Obviamente, es terrible, dijo ayer desde el sentido común la presidenta Sheinbaum sobre el campamento de adiestramiento del Cártel Jalisco en la región de Teuchitlán, a hora y cuarto de Guadalajara, hallado por una de las no hace tanto satanizadas organizaciones de buscadores. La Presidenta pidió investigar qué pasó en ese lugar con hornos crematorios y tantas huellas de horror. Teuchitlán se convierte en otro botón de muestra de la tierra libre para los grupos criminales que fue México en años recientes. ¿Cuántos lugares así habrá en el país? Ojalá la exclamación en Palacio Nacional sirva de algo. Aprovecho para preguntar al gobierno de Sheinbaum, y al de Jalisco, si existe todavía el campamento de adiestramiento del Cártel Jalisco en Ciudad Guzmán, a dos horas de Guadalajara por la autopista de Colima. Cuatro personas que me trataron de matar y El Patrón refirieron en sus declaraciones ministeriales que tres de los sicarios (apodados Bart, Yeyé y Dedotes) fueron enviados ahí en noviembre y diciembre de 2022 para perfeccionar el manejo de armas, y que al tercer día de su regreso al Valle de México atentaron en mi contra. Está contado, declarado e investigado. Pregunto con interés personal.