La gestión del riesgo, desde un enfoque de resiliencia, implica atender las señales, conocer nuestra situación, evaluar nuestras capacidades y desarrollar un plan de contingencia. Esto debe complementarse con estrategias de atención a emergencias y preparación para la continuidad de operaciones. Pero este principio no solo aplica a los fenómenos naturales, sino a cualquier ámbito, incluida la economía global. No podemos evitar la lluvia, pero sí decidir cómo protegernos, y siempre hay opciones para hacerlo.
El anuncio de aranceles del 25% por parte de Estados Unidos a productos mexicanos ha generado incertidumbre en Sonora, un estado que exportó poco más de $25 mil millones de dólares en 2024, principalmente en manufactura, agroindustria y minería, pero que sólo representa el 5 % de las exportaciones nacionales en comparación, el más bajo de los estados fronterizos, Chihuahua (13.2%), Coahuila (12.3%), Nuevo León (10.5%), Baja California (10.2 %) y Tamaulipas (6.4%)
Pero ¿y si esta presión comercial, en lugar de paralizarnos, se convierte en el catalizador para modernizar nuestra economía? La respuesta no está en el lamento, sino en identificar dónde están las brechas que debemos cerrar y las ventajas que aún no explotamos.
La manufactura: ¿Podemos ser más que “máquila barata”?
Los aranceles golpean fuerte a sectores como el automotriz, que representa el 38% de las exportaciones sonorenses. Empresas como Ford o GM ya evalúan ajustar sus cadenas de suministro. Pero aquí hay una oportunidad:
- Fabricar componentes de alto valor: En lugar de solo ensamblar, ¿por qué no producir partes críticas para vehículos eléctricos (baterías, motores) o tecnología aeroespacial? Estados Unidos sigue necesitando estos insumos, y Sonora tiene la ventaja geográfica.
- Invertir en automatización: Reducir costos con robots o IA para competir con Asia. El ITSON y el CIAD podrían ser aliados clave en capacitación.
¿Qué nos falta para dar ese salto tecnológico? ¿Infraestructura, educación o voluntad política?
Agroindustria: De vender materia prima a exportar valor agregado.
Sonora es líder en uvas, espárragos y carne, pero el 70% se exporta sin procesar. Los aranceles encarecen estos productos, pero:
- ¿Y si vendemos alimentos deshidratados, enlatados o con marcas propias? Un ejemplo: Japón paga hasta 300% más por fruta orgánica empaquetada listo para consumo.
- Certificaciones internacionales: Solo el 5% de nuestros campos agrícolas tienen sellos como Global G.A.P. o Fair Trade. Estas etiquetas permiten acceder a mercados premium y reducir la dependencia de EUA.
Mientras Sonora y Sinaloa exportan tomate fresco, California vende salsas gourmet hechas con ese mismo tomate a precios 10 veces mayores.
Energía Limpia: El megaproyecto que puede cambiar las reglas.
El Corredor Solar de Sonora, con un potencial para generar 5,000 MW, no es solo un plan ecológico: es una ventaja competitiva. Imagine atraer:
- Data centers o fábricas intensivas en energía: Empresas como Google o Tesla buscan operar con electricidad 100% renovable. Sonora podría ofrecerla más barata que Texas.
- Hidrógeno verde: Producirlo aquí y exportarlo a California, que quiere sustituir combustibles fósiles.
Necesitamos conexiones eléctricas modernas y almacenamiento. ¿Prioridad para el próximo gobierno estatal?
Mercados alternativos: ¿Hemos mirado hacia el Pacífico?
México tiene 13 tratados comerciales, pero Sonora sigue enfocada en EUA. Ejemplos de potencial desaprovechado:
- Asia: Corea del Sur importa el 90% de su carne de res. Nuestros ganaderos podrían cubrir parte de esa demanda si superamos barreras sanitarias.
¿Nuestra mentalidad comercial es demasiado cómoda?
La urgencia de unir fuerzas: Empresas, gobierno y academia.
Ningún sector resolverá esto solo. Casos de éxito parcial:
- Clúster Automotriz de Sonora: Logró atraer inversiones, pero hoy debe evolucionar hacia la electromovilidad.
- Iniciativas locales: La vinícola de Caborca exporta a China, pero son excepciones, no la norma.
Es necesario crear un fondo estatal de innovación con aportaciones tripartitas (gobierno, empresas, universidades) para financiar proyectos que reduzcan la dependencia de EUA.
¿Seremos víctimas o protagonistas?
Los aranceles no son el fin, sino un recordatorio de que la economía global exige reinvención constante. Sonora tiene ventajas únicas: recursos naturales, ubicación estratégica y capital humano. Pero falta:
- Menos discursos, más alianzas.
- Menos conformismo, más resiliencia audaz.
La pregunta no es si podemos hacerlo, sino ¿cuánto tiempo perderemos antes de actuar? La próxima década definirá si somos un estado que reacciona… o uno que lidera.
¿Invertiremos en modernizar nuestros negocios o seguiremos esperando a que “el gobierno arregle las cosas”?