El mensaje de la presidenta Sheinbaum es indiscutible: todos al Zócalo el domingo. Se negocie con Trump o no, todos a la plaza. Para tomarse de los brazos y marchar ante la amenaza o para celebrar otra victoria de la soberanía y la dignidad, todos presentes el domingo. Luego de tantos mítines lopezobradoristas y de la 4T se sobreentiende que “todos” es un sinónimo de “nosotros”, de “nuestro movimiento”. Es muy probable que, como suele ocurrir, acudan miles de incondicionales. Y los gobernadores morenistas, los legisladores, los líderes y las figuras históricas. Quizás aparezca, discreto, el ingeniero Cárdenas, o reaparezcan Bartlett, Scherer, en fin. La ocasión lo impone: es México ante Trump. Costaría comprender qué cosa más importante pudiera tener López Obrador el domingo a las 12 que hacerse uno con el pueblo en este acto. El domingo, además, tendría una gran oportunidad para salir del escondite donde se oculta desde hace cinco meses. En ese Zócalo nadie lo incordiará ni le gritará viejo mentiroso o cosas peores. Por el contrario, “todos” lo venerarán y habrá cámaras que registren los abrazos y los besos. Al terminar podrá volver a su refugio seguro. La Presidenta está invitando a “todos”.