En un artículo publicado el fin de semana se preguntó por qué el de los desaparecidos es un asunto secundario para tantos periodistas y medios del país. Creo que hay mucho de verdad en eso. Ayer y anteayer, por ejemplo, prácticamente nadie prestó atención al informe Nombres sin cuerpo y cuerpos sin nombre, producido por la organización Causa en Común. Se alegará que las cifras expuestas y analizadas son repetitivas. Pero 53 mil 261 desapariciones en el sexenio de López Obrador no pueden ser un refrito noticioso, tampoco que los desaparecidos sean cada vez más de 120 mil o que la impunidad ronde 99% o que en ese laberinto de espanto sólo se identificara a 15 personas en los últimos dos años o que 54% de los desaparecidos sean mujeres y 76% menores o que únicamente 60 centros forenses puedan almacenar cadáveres o que en 100 días del gobierno actual desaparecieran 4 mil 120 seres humanos, 41 por día, o que, como concluye el documento, el Sistema Nacional de Búsqueda “no existe, puesto que las comisiones y fiscalías que lo integran padecen por falta de recursos y respaldo institucional”. Sí, hay un abandono de los desaparecidos, no tienen importancia. Es imperdonable.
