“El llanto de las tortugas” documenta la transformación de la familia Becerra Esquer, pescadores de Bahía de Kino, Sonora, quienes tras años de captura marina, decidieron dejar de cazar tortugas y fundaron el Grupo Tortuguero para protegerlas.
Dirigido por Jaime Villa Galindo, el documental surge de un encuentro fortuito con la comunidad y expone el proceso de aprendizaje, resistencia y concientización ambiental que ha impactado tanto a sus protagonistas como a la comunidad local. A pesar de los desafíos, incluidos los estragos de la pandemia, el proyecto logró consolidarse y busca inspirar una reflexión profunda sobre la conservación y el vínculo con el entorno.
El documental se presentará en la Ruta Laúd Jalisco, el sábado 01 de marzo a las 6:00 p.m. en Cineka, Zapopan, Jalisco. Así como el sábado 27 de febrero a las 7:00 p.m. en Cineclub el Muégano, Puerto Vallarta, Jalisco.
Vanessa Briseno / ZONA DOCS
En “El llanto de las tortugas” muestra la transformación de la familia Becerra Esquer, habitantes de Bahía de Kino, Sonora, una comunidad pesquera donde la captura de especies marinas representa el principal sustento. La familia Becerra-Esquer, enfrentaron un punto de quiebre cuando, tras años de pesca, se vieron incapaces de matar a una tortuga. Ese momento les llevó a cuestionar su relación con el mar y a emprender un proceso de cambio que culminó en la creación del Grupo Tortuguero de Bahía de Kino, una organización dedicada a la conservación de tortugas marinas y a la búsqueda de alternativas sostenibles para la comunidad.
En conversación con Jaime Villa director del filme y la productora Victoria Arellano, explicaron para ZonaDocs de dónde surgió la idea y la motivación detrás de El llanto de las tortugas. De acuerdo con Jaime, todo surgió de una experiencia en Bahía de Kino, un destino que solía visitar sin cuestionar su riqueza natural.
Durante una comida en el muelle, una amiga expresó su sorpresa al ver fotografías de orcas, ballenas azules y tiburones en un puesto de mariscos. Jaime asumió que esas especies no habitaban la zona, pero el dueño del local le aseguró que sí y mencionó su participación en un grupo de conservación de tortugas. Este encuentro les llevó a conocer al Grupo Tortuguero y a descubrir una historia que desconocían en un lugar que consideraban familiar. “Todavía no nos sacan de ahí 12 años después”, comentó sobre el impacto que tuvo en él y en su equipo.
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Por su parte, Victoria resaltó que la motivación principal del documental fue compartir ese proceso de aprendizaje y reflexión sobre la relación con el entorno, muchas veces desconocido, refiriéndose a la falta de conciencia sobre la flora y fauna en Sonora, específicamente. Para ella, el documental representa una oportunidad para invitar a otros a mirar sus territorios con más respeto y curiosidad:
“Quisiéramos también que otras personas, pues con suerte, se identifiquen y se interesen también por habitar de una forma más respetuosa sus entornos”, agregó.
Así mismo, el principal reto al que se enfrentó el equipo fue la pandemia de COVID-19. Victoria recordó que habían llegado a Bahía de Kino con todo el equipo para comenzar el rodaje cuando se decretó el cierre por la emergencia sanitaria. Esto les obligó a adaptar el proceso de filmación, dependiendo de los cambios en el semáforo epidemiológico. Además, la crisis sanitaria afectó el financiamiento del proyecto, lo que los llevó a renegociar plazos con el equipo de edición, diseño sonoro y color. A pesar de las dificultades, Victoria destacó que muchas personas decidieron sumarse al proyecto, incluso sin recibir un pago inmediato, porque creían en la película, lo que les dio el impulso necesario para terminarla.
Para Cosme Becerra, Mónica Esquer y Maribel Becerra Esquer, integrantes del grupo tortuguero, colaborar en el documental fue una experiencia significativa y transformadora. Mónica recordó que al principio les ponía nerviosas la presencia de las cámaras, pero con el tiempo se sintieron más cómodas. “Ellos son los culpables de que nos hayan hecho sinvergüenzas ante las cámaras”, comentó entre risas. Para ella, ver plasmada en la película la historia del grupo y su propia experiencia con el “Llanto de las tortugas” fue algo muy especial, ya que no solo se habló de la conservación de las tortugas, sino también de la difícil situación de los pescadores y de las preocupaciones de las madres en Bahía de Kino.
Maribel coincidió en que la convivencia con el equipo fue enriquecedora y divertida, además, destacó cómo la comunidad comenzó a notar el proyecto al verlos filmando en distintos lugares. “¿Qué están haciendo? ¿Van a salir en película? ¿Se están haciendo famosos?”, recordó que les preguntaban. Para el grupo, el documental no solo visibilizó su trabajo, sino que también les permitió aprender y sentirse orgullosos de su participación.
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Por su parte, el trabajo del grupo tortuguero en Bahía de Kino ha generado un impacto significativo en la comunidad, tanto en la concientización ambiental como en la participación de más personas en sus actividades. Maribel explicó que su labor va más allá de los monitoreos y la difusión en redes sociales, ya que también imparten clases en escuelas y realizan actividades educativas con turistas en la playa, quienes al verlos trabajando se acercan con curiosidad. Esto ha permitido que la comunidad los identifique y los reconozca, desde pescadores hasta infancias y visitantes. Además, el número de integrantes del grupo ha crecido con el tiempo, pasando de tres personas al inicio, a alrededor de 12 a 15 actualmente, lo que refleja el interés y la integración de más habitantes en la conservación de las tortugas y del medio ambiente.
Igualmente, Cosme reconoció que aún existen resistencias dentro de la comunidad, ya que algunas personas siguen consumiendo tortugas capturadas de manera incidental en las redes de pesca. Sin embargo, destaca que el trabajo constante durante tantos años ha generado un cambio significativo. A través de pláticas en escuelas, han sembrado en las nuevas generaciones la importancia de la conservación, lo que ahora se refleja en jóvenes pescadores que crecieron con esa conciencia.
Mónica destacó que la comunidad les ve como un referente y acude a ellos cuando hay dudas o inquietudes sobre temas ambientales. Relató que los pescadores, al darse cuenta de la importancia de su labor, han comenzado a colaborar entregándoles tortugas que caen incidentalmente en sus redes, incluso en áreas alejadas como Punta Chueca. A pesar de las dificultades de su trabajo, como la presencia ocasional de tortugas varadas, el compromiso del grupo ha permitido registrar y proteger a muchas más vivas gracias a la cooperación de la comunidad. Para ellos, este crecimiento en la conciencia ambiental y la participación activa de más personas es un reflejo de cómo su esfuerzo ha rendido frutos y ha fortalecido la relación entre conservación y comunidad en Bahía de Kino.
Mónica y Cosme consideran que el futuro de Bahía de Kino depende de la conservación de sus ecosistemas y del compromiso de la comunidad. Mónica mencionó que el equilibrio entre la pesca y la conservación ha sido difícil de alcanzar debido al rápido declive de las especies marinas, un fenómeno que ha observado desde 1993.
Cosme coincidió en que hay un cambio en marcha y que cada vez más personas se suman a la conservación. Señaló que la laguna La Cruz, con sus 6,000 hectáreas, es fundamental para la pesca, por lo que muchas familias están dispuestas a dejar de pescar en su interior si esto ayuda a que se convierta en un área natural protegida. Destacó que el crecimiento en los grupos comunitarios, refleja un mayor interés en la conservación y en encontrar un equilibrio entre el sustento económico y la protección del medio ambiente.
Finalmente, Jaime expresó que los documentales no se hacen con un conocimiento pleno, sino que permiten aprender a lo largo del proceso. Para él, el documental busca generar preguntas en el espectador sobre su entorno, en lugar de ofrecer respuestas o incitar al activismo. Victoria coincidió en que el objetivo del documental es que las personas reflexionen sobre qué pueden hacer por su entorno tras ver la proyección. Por su parte, Mónica comentó que, tras su proyección, espera que las personas tomen conciencia sobre la crisis ambiental y el impacto del ser humano en especies en peligro, destacando que la contaminación, la minería y otras actividades afectan a las tortugas marinas y a muchos otros ecosistemas.
Maribel resaltó que la conservación no está limitada a científicos o biólogos, sino que cualquier persona puede involucrarse en la protección de especies. Le gustaría que la película motivara a más personas a formar grupos de conservación en sus comunidades. Cosme, por otro lado, hizo mención que, antes la captura de tortugas era una fuente de sustento para muchos pescadores, pero que ahora buscan revertir ese daño protegiéndolas, demostrando que es posible cambiar de perspectiva y cuidar el entorno sin afectar la economía local:
“El documental tiene varios mensajes que que en muchas comunidades pesqueras que se presente pues mucha gente se van a identificar, como las esposas de pescadores, los hijos, y pues podemos causar algún emoción ahí, Algún cambio en la gente”, finalizó.
El documental El llanto de las tortugas se presentará en la Ruta Laúd Jalisco, el jueves 20 de febrero a las 7:30 p.m, y el sábado 01 de marzo a las 6:00 p.m en Cineka, Zapopan, Jalisco. Así como el sábado 27 de febrero a las 7:00 p.m en Cineclub el Muégano, Puerto Vallarta, Jalisco.
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ENLACE: https://www.zonadocs.mx/2025/02/24/el-llanto-de-las-tortugas/