Hermosillo, Sonora. Con pancartas en mano y al grito de “El maestro luchando también está enseñando”, una comitiva de 25 docentes del Movimiento Magisterial Sonorense arribó este lunes al Palacio de Gobierno para sostener una reunión con el gobernador Alfonso Durazo Montaño. Su exigencia principal: manifestar su inconformidad con la iniciativa de reforma a la ley del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste).
El grupo de maestros, que asegura contar con el respaldo de más de 4 mil trabajadores de la educación en Sonora, demandó el regreso al sistema de pensiones solidarias. Según Christian David López, docente de la Sección 28 del SNTE, la reforma afecta significativamente no solo las jubilaciones, sino también el acceso a servicios de salud y vivienda para los docentes y sus familias.
“Venimos a solicitar al gobernador un pronunciamiento claro ante el Congreso Federal, su partido Morena y el gobierno federal. Desde Sonora queremos dejar en claro que existe una inconformidad que une a todos los trabajadores de la educación federalizados”, declaró López.
Por su parte, Fernanda Aragón, maestra con 40 años de trayectoria, destacó que Sonora es pionero en este movimiento, el cual, asegura, busca extenderse a nivel nacional. “No es justo que el trabajador aporte el 30 por ciento de su sueldo para los servicios de salud. Nuestra aspiración es que esta lucha se replique en todo el país”, afirmó.
El movimiento magisterial tiene programado un plan de acción que se desarrollará hasta el 1 de marzo. Como parte de sus protestas, convocaron a una movilización estatal sincronizada el viernes 28 de febrero a las 8:00 horas, desde la Plaza Emiliana de Zubeldía hasta la delegación del Issste en el Centro de Gobierno.
Las manifestaciones también impactaron las aulas. El paro de labores alcanzó el 80 por ciento de las escuelas en el estado, lo que equivale a la suspensión de clases en aproximadamente 3 mil 200 planteles. Aunque los trabajadores acudieron a sus centros educativos, detuvieron sus funciones, y muchos padres de familia, en solidaridad, optaron por no enviar a sus hijos a la escuela.