Carta a la Dirección
¡Mira! el mismo Luis Alberto Medina, se pregunta ahora ¿cómo llegamos a esto?…Si, el mismo sujeto que operó como frente de choque mediático del cogollo de intereses privados que controlan CONAGUA y usaron al corrupto de Padrés para imponer la operación ilegal del Acueducto Independencia, obra con la que se ha profundizado el estrés hídrico de la entidad.
Ahora, en el contexto de la sequía, le ordenan a Medina lanzar una campaña en contra del uso del agua en la agricultura, mientras se proponen construir tres presitas sobre el Río Sonora, que no gestionarán más agua, pero si servirán para secar el vaso de la presa Abelardo L Rodríguez, y hacer ahí un mega negocio inmobiliario en el que se hermanan grupos privados con los gobernantes en turno, en la espectativa de alimentar todo eso con el incremento a los desvíos ilegales que se hacen desde la Cuenca del Río Yaqui, con el Acueducto Independencia.
Cuando se califica al ciclo de sequía como “sequía bíblica”, se sugiere que esto podría ser un castigo de Dios; una especie de reposición pagana de que estamos sujetos a los “caprichos de la naturaleza” que nos tortura para que aceptemos la creencia falsa de que el crecimiento tiene límites. Los “dioses” han ideado el fatalismo de las “guerras por el agua” y nos quieren atrapados en la cárcel ideológica de la “finitud de los recursos”. Quieren que aceptemos con mansedumbre la condición de “ganado humano”.
Cuando Medina se pregunta ¿cómo llegamos a esto?, la respuesta es simple: imponiendo el Acueducto Independencia, renunciando a la desalación de agua de mar y saboteando -como se ha hecho por medio de CONAGUA- la construcción del Plan Hidráulico del Noroeste (PLHINO).
No somos víctimas de un castigo bíblico, somos víctimas de la tolerancia a la codicia y a la estupidez. Y la amenaza de un desenlace social trágico, podría ser consecuencia también de la cobardía, que con el silencio, le da paso libre al desastre.
Movimiento Ciudadano por el Agua
Desde el Valle del Yaqui, viernes 14 de febrero del 2025