La bancada de Morena maneja dos caminos paralelos: priorizar las propuestas de reformas enviadas por la presidenta Sheinbaum y, a la vez, preparar las acciones legislativas para mitigar los ataques de la Casa Blanca
El Congreso mexicano inicia este primero de febrero un nuevo periodo de sesiones marcado por el embate del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Con un Legislativo dominado por el oficialismo, la bancada mayoritaria de Morena alista una cascada de 73 iniciativas de reformas a leyes secundarias, más otro puñado de reformas constitucionales que se prevé envíe la presidenta Claudia Sheinbaum durante la primera semana de febrero. Diputados y senadores tendrá los 100 días que dura el periodo para, en su caso, procesarlas. Morena sigue su curso pero todo está atravesado por las amenazas de Trump. Pese al balón de oxígeno logrado con la suspensión por un mes de los aranceles, el grupo parlamentario oficialista dice estar listo para, en su caso, poner en marcha acciones legislativas que refuercen la estrategia del Gobierno de Claudia Sheinbaum para responder ante una posible guerra arancelaria. “Son tiempos complicados”, dijo al final de la semana pasada Ricardo Monreal frente a los legisladores de su grupo parlamentario. Mientras, en la cancha de la oposición, los partidos se mantienen en un perfil bajo.
“Vamos a salir adelante porque somos mucho pueblo y mucho gobierno ante la xenofobia, el racismo y la exclusión”, ha enfatizado la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, a los legisladores. Morena se concentra en 25 temas de la batería de enmiendas que alistan procesar nuevamente en tiempo récord. La primera tanda son las propuestas enviadas por Sheinbaum y las que prepara remitir ya al Congreso. Quieren hacerlo en medio de la conmemoración de la promulgación de la Constitución 1917, repitiendo con ello la fórmula de Andrés Manuel López Obrador con la presentación, hace un año, de un paquete de iniciativas de gran calado que aún siguen en proceso de ejecución. En el primer lugar de prioridades está la reforma a la ley del Instituto del Fondo Nacional de Vivienda para los Trabajadores (Infonavit). También se priorizará la implementación de la reforma de la Guardia Nacional, prisión preventiva oficiosa, vivienda, protección animal, o seguridad pública. En el Senado, por el momento, el bloque oficialista ha sido más mesurado y va a esperar.
En el PAN se han movido las piezas. Jorge Romero ha ejercido sus facultades como dirigente para designar a sus más leales en las coordinaciones parlamentarias. Ricardo Anaya, el excandidato presidencial, ha asumido el liderazgo en el Senado; Elías Lixa ha hecho lo propio en la Cámara de Diputados. La agenda panista se ha limitado a un puñado de temas que, sin los votos de Morena, no tienen mayor futuro: la reducción del precio de la gasolina, la regulación de las tarifas eléctricas, así como la defensa de México ante el embate de EE. UU. En la cancha del PRI, el panorama no es distinto. Las agendas de la oposición coinciden en sus prioridades. La crisis bilateral también ha salido a colación. Los priistas han lanzado críticas a la política exterior de Sheinbaum, consideran que las decisiones que ha tomado con la batería de reformas constitucionales y la crisis de seguridad han provocado desconfianza del país vecino, afectando la relación bilateral y la seguridad en la región.