En este país, la agencia destinaba una cantidad anual de 230 millones de dólares en 250 programas de apoyo.
La noticia llegó como un doble golpe seco. El primero se sintió el lunes 26 de enero a través de un correo electrónico; el segundo, una semana después, con el cierre de las instalaciones de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
En una carta membretada dirigida a un centro de atención para migrantes en Ciudad de México, se informó la suspensión de la ayuda exterior estadunidense por 90 días. Sin embargo, apenas siete días después, se confirmó que no era una medida temporal: miles de empleados fueron despedidos y numerosos programas fueron cancelados.
En México, USAID destinaba anualmente 230 millones de dólares en 250 programas de apoyo, entre ellos la alianza con el gobierno mexicano para la identificación forense de personas desaparecidas.
La decisión del gobierno estadunidense, sustentada en la política America First y firmada por el secretario de Estado Marco Rubio, marcó un punto de inflexión.
Durante el fin de semana, la situación escaló cuando Elon Musk agitó el debate en su red social X y el presidente Donald Trump ordenó el cierre de las sedes y la eliminación de los dominios oficiales de USAID, generando incertidumbre a nivel global.
Desde el viernes 31 de enero, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) advirtió sobre las graves consecuencias de la suspensión de la ayuda exterior. “Esto está provocando una gran incertidumbre y alarma entre los socios implementadores: organizaciones de la sociedad civil, organismos internacionales y contratistas de toda la región”, señaló WOLA en un comunicado.
Muchas organizaciones se han visto forzadas a cancelar eventos, despedir personal y replantear su financiamiento.
De acuerdo con un sondeo de WOLA, el 70 por ciento de las misiones que trabajan con migrantes, refugiados y derechos humanos reducirán su personal, mientras que el 77 por ciento experimentará recortes presupuestarios.
En México, una organización dedicada a la transparencia anunció la suspensión de sus actividades. El chat anticorrupción TEO, administrado por la ONG TOJIL, se despidió temporalmente con un mensaje en redes.”Nos despedimos, pero trabajaremos para regresar más fuertes que nunca”.
En 2023, el gobierno de Estados Unidos destinó 2.6 mil millones de dólares a más de 2 mil misiones en 20 países de América Latina. Colombia fue el más beneficiado con 740 millones de dólares, especialmente para consolidar el proceso de paz en las zonas de conflicto. “Recortar la ayuda extranjera a Colombia va en contra de los intereses de Estados Unidos en la lucha contra la migración, el narcotráfico y la seguridad”, alertó WOLA.
El impacto también se sintió en el combate al narcotráfico. Según el Miami Herald, unos 250 contratistas del FBI en Colombia fueron despedidos. En México, los recortes amenazan con agravar la crisis de desapariciones, donde se registran más de 120 mil casos.
El Centro Regional de Identificación Humana (CRIH) en Saltillo, Coahuila, inaugurado en 2020 por el gobierno federal con apoyo de USAID, podría verse afectado en su labor de identificar restos humanos.
En Centroamérica, los medios de investigación independientes también resienten el impacto. Factum Media, en El Salvador, es uno de los beneficiarios que enfrenta un futuro incierto.
La decisión de Washington también golpea a Honduras, Nicaragua y otros países, donde periodistas de la región y activistas han dependido de estos fondos para sostener sus investigaciones sobre corrupción, violencia y derechos humanos.”Para esos colegas que trabajaban como freelance será mucho más complicado poder continuar”, advierte un editor centroamericano enfocado en el combate a la corrupción.
USAID también financiaba programas para combatir el VIH/SIDA y la violencia de género en Centroamérica, con un presupuesto de 70 millones de dólares. La ayuda estadunidense fue clave en la respuesta a crisis humanitarias en Venezuela y Haití.
“Si estos recursos se detienen nuestros donantes no podrán cubrir las necesidades de todos en la región. Recordemos que en la región Open Society Foundations (OSF) ya se retiró, y era un donante mucho más grande que Estados Unidos.”En Venezuela, buena parte de la sociedad civil no depende de Caracas, sino de Washington. Se avecinan tiempos muy difíciles”, comentó un periodista venezolano en el exilio.
Hasta el 24 de enero, Estados Unidos era la mayor fuente de ayuda exterior a nivel mundial, destinando 68 mil millones de dólares a programas internacionales en 2023.
En Colombia, USAID había establecido acuerdos con ocho medios de comunicación para visibilizar el fenómeno migratorio desde una perspectiva femenina. También financiaba proyectos en la Amazonía de Brasil, Ecuador y Perú para fortalecer el periodismo ambiental.“Los republicanos en el Congreso parecen decididos a recortar toda la ayuda internacional estadunidense para el clima, incluida la asistencia para proteger la selva amazónica. Estas serían medidas trágicamente miopes y graves heridas autoinfligidas”, advirtió WOLA.
En respuesta, algunas organizaciones han lanzado estrategias alternativas. La iniciativa “Dona una Dona” de Conexión Migrante invita a los usuarios a donar 40 pesos para sostener su operatividad.
El desafío ahora es claro: encontrar nuevos modelos de financiamiento para la supervivencia y la defensa de los derechos humanos en un entorno cada vez más adverso.
Enlace: