Silvia Núñez Esquer / Mujer Sonora
Cecilia Delgado Grijalva no paró de contar las fosas, los cuerpos, los restos humanos encontrados en un predio del municipio de Hermosillo, Sonora, por una carretera que lleva de Hermosillo a la costa, pero que bien puede ser conducto para llegar del puerto de Guaymas a Hermosillo.
Cada una de las fosas y de los posibles cuerpos hallados en esas cavernas improvisadas para dar oscuridad no sólo a la vida de las personas desaparecidas, sino a su dignidad, a su identidad, despojándolos del derecho que tendrían a ser acompañados hasta su última morada, pero que éste fue arrebatado en castigo por sabe qué, y por decisión de sabe quién.
Cecilia Delgado, líder del colectivo Buscadoras por la Paz Sonora, nerviosa, inquieta y sin poder asimilar del todo la naturalidad con que empieza a ser cotidiano encontrar panteones clandestinos en Sonora, igual en suelo rural que urbano, envía audios al chat de periodistas que para ella y sus compañeras sirve de contacto para dar a conocer sus hallazgos a los medios de comunicación.
Hermosillo es un municipio que se vende como un lugar moderno, pujante, con un crecimiento empresarial inmejorable, con grandes obras urbanas que se llevan la mayor cantidad de presupuesto, mientras la cotidianidad se ve permeada de carencias básicas como pavimento en buen estado, atención a reportes de baches que se atienden hasta en más de un año, basura acumulada por falta de recolección, fugas de agua atendidas tardíamente, etc.
Sin embargo, frente a los ojos de las policías, de los viajeros cotidianos, y de los gobiernos que insisten en mostarnos estadísticas que exhiben que la percepción de inseguridad está bajo control, cuarenta fosas fueron cavadas, unas primero, otras después, algunas, seguramente el mismo día para sepultar en forma ilegal a personas que por diversas razones fueron castigadas no sólo con la muerte, sino con la sentencia de la desaparición.
De nada de esto hay registro ni reporte de la fecha en que sucedió, hasta que llegan las buscadoras y con sus propias manos empuñan pico y pala para confirmar si el aviso anónimo que reciben por sus diversos medios es verídico o descartado.
Cecilia aprendió a brindar reportes puntuales a la prensa: “39 fosas, 40 osamentas, 7 cuerpos, 2 restos óseos, y la que se acaba de encontrar, al menos una osamenta” son los números a una semana del descubrimiento del terreno donde sin mayor inconveniente, han sido desechadas otras tantas personas que previamente fueron desaparecidas.
La líder de Buscadoras por la Paz inicia su reporte el martes 27 de enero así: “20 fosas encontradas, gracias a Dios”. “Carretera 26, kilómetro 20”, responde a alguien que pregunta por la ubicación. “22 fosas”, actualiza, mientras responde otros cuestionamientos de quienes buscan la información para sus medios.
“Van 24 hasta el momento” responde a la pregunta de cuántos cuerpos se han encontrado. A cada minuto Cecilia agrega una o más fosas a la cuenta. Actualiza, reporta, envía audios como si quisiera que no pase más tiempo para que se sepa que hay esperanza para quienes desafortunadamente buscan a algún familiar desaparecido, y pudiera ésta ser la respuesta a su incansable pregunta de ¿dónde está?
Pronto las buscadoras de varios colectivos que colaboran con ellas empiezan a llegar al lugar. Así funciona su ciclo. Cada terreno donde se encuentran fosas con varios restos y cuerpos son atracción para la posibilidad de un poco de paz a su deseo de encontrarlos.
La inquietud entre los periodistas crece en el chat cuando llenan de preguntas para Cecilia: ¿Cuántos van? ¿Los trabajos iniciaron hoy? ¿Sería posible una foto? ¿Fue llamada anónima? Y todas son respondidas en mensaje escrito o de audio.
Llega otro mensaje grabado: “Hasta ahorita van 26 plebes, 26”, actualiza de nuevo Cecilia antes de que pase más tiempo. El último número deletreado para enfatizar la cifra, tal vez pensando que al ser tantos se habría alcanzado el número total.
Pero no es así, el asombro sigue creciendo, mientras el día de búsqueda y recuento por parte de las autoridades competentes que las acompañaron desde el primer reporte del hallazgo termina. “Quedamos en 26 fosas, 27 osamentas o cuerpos, mañana seguimos trabajando”, cierra Cecilia Delgado su reporte el martes 27 de enero, día en que empezó el procesamiento de fosas y restos.
Los periodistas se despiden agradecidos, al igual que al siguiente día, miércoles inician la conversación pidiendo actualización de datos del hallazgo. “Van 35 hasta ahorita, van en la fosa nueve. Cualquier información, voy a seguir comentando, estamos en un brake, esperemos que puedan salir más, hasta ahorita 35 fosas”, refiere Cecilia con voz más tranquila que la del día anterior cuando dio a conocer la noticia.
Así durante el día, y por los próximos seis días las Buscadoras por la Paz Sonora fueron actualizando las cifras de fosas, cuerpos, restos y confirmando que en todas las fosas había restos. Al final después de siete días, Cecilia cierra el reporte: “39 fosas, 40 osamentas, 7 cuerpos, 2 restos óseos”.
Aunque las buscadoras están familiarizadas con los hallazgos de personas diseccionadas, o con partes de una persona cuyos restos nunca van a lograr completar, o encontrarse con un cráneo solo, abandonado, en el anonimato total, el impacto reflejado en la voz de quien se encarga de dar la noticia a los medios, se siente.
En el consecutivo de reportes desde el sitio del hallazgo, primero escuchamos una voz imprecisa por la emoción, después la realidad misma les regresa la necesidad de ser ecuánimes, claras, precisas, y su reporte cuando le preguntamos el balance a una semana de inicio de los trabajos en ese terreno es contundente, somos el abominable municipio de las 40 fosas:
“Es un récord este hallazgo, ya estamos en la (fosa) cuarenta, en el (ejido) Fructuoso Méndez, yo creo que fueron más o menos alrededor de 34 o 35, no recuerdo bien, entonces sí este es el que ha sido más grande.
“Aparte porque están las osamentas o cuerpos completos y el que tuvimos en el Real del Alamito fueron 19 fosas y probablemente más de 50 cuerpos, pero no pudimos establecer por cráneo vamos a decirlo así, porque estaban completamente calcinados. Pero sí éste es un récord para Buscadoras por la Paz, estamos en la fosa 40, hasta ahorita se han sacado 40 osamentas, 7 cuerpos y 2 restos óseos y ahorita dejamos una fosa por procesar, si es un cuerpo serían 40, pero si hay dos, serían 41 osamentas”.