Puebla tiene todo. Le sobra talento humano, recursos tecnológicos e incluso la voluntad política para albergar un proyecto que promete ser un parteaguas en la economía nacional.
La posible instalación de la planta armadora de autos eléctricos Olinia no solo pondría a la entidad en el centro del desarrollo automotriz mundial, sino que sería un motor para revitalizar la economía poblana. Sin embargo, nada está garantizado.
Y no porque a la entidad le falten argumentos, sino porque al que habita en “La Chingada” le sobran razones.
El proyecto, que aún está en fase de evaluación, mantiene a Puebla compitiendo con Sonora como posible sede. Ambos estados ofrecen atractivos argumentos, pero la clave radica en quién logra vender mejor sus fortalezas. En este contexto, Roberto Campunano, enviado oficial de Olinia, ha estado recorriendo territorio poblano para identificar áreas de oportunidad que refuercen la propuesta de la entidad.
Este personaje no llegó solo a observar. Su visita al Instituto Tecnológico de Puebla dejó en claro que el capital humano y el trabajo de los investigadores poblanos son elementos estratégicos para el éxito del proyecto. Si los conocimientos y capacidades de esta comunidad logran integrarse en el desarrollo de los prototipos, el auto eléctrico de Olinia podría competir seriamente en un mercado global liderado por gigantes como Tesla y BYD.
Pero esto no es solo una apuesta por Puebla, sino por el país entero. Independientemente de dónde se instale la planta, el impacto será nacional. La innovación tecnológica, el impulso al empleo calificado y la contribución al desarrollo de la industria automotriz eléctrica son factores que beneficiarán a México en su conjunto.
A pesar de ello, la duda persiste: ¿qué más necesita Puebla para sellar el acuerdo? Las condiciones parecen estar dadas, pero en un proyecto de esta magnitud, no solo importa el talento local o la infraestructura, sino también el peso de las decisiones políticas y las estrategias económicas que se ofrezcan a Olinia.
La pregunta ahora es si Puebla podrá cerrar con broche de oro su presentación ante Olinia o si Sonora, con su cercanía al mercado estadounidense y sus recursos naturales, terminará ganando esta carrera. La respuesta podría definir no solo el rumbo de la economía poblana, sino también el de la movilidad eléctrica en México.
¿Puebla o Sonora?