A días del regreso del republicano a la Casa Blanca, el expresidente lanzó criticas directas a la 4T y advirtió que las reformas agravarán las consecuencias.
Redacción
A días de que Donald Trump asuma su segundo periodo presidencial en Estados Unidos, el expresidente mexicano Ernesto Zedillo se mostró con muy duras críticas hacia el gobierno de la 4T: afirmó que el mayor reto que enfrentará el país serán las condiciones internas, en donde acusa la pérdida de la democracia por las reformas a la Constitución.
“Es un momento excepcional”. Con estas palabras, el expresidente arrancó su conferencia en el foro de Perspectivas Económicas 2025 que anualmente realiza el ITAM. Los cincuenta minutos que duró su charla se dividieron en advertir sobre los intentos de Estados Unidos de destruir el orden mundial, que imperó desde el fin de la segunda Guerra Mundial; y en segunda instancia describir el por qué considera que México está por convertirse en un Estado Policial.
Zedillo delineó un panorama pesimista para México con el regreso de Trump a la Casa Blanca: “Será de gravísimas consecuencias para nuestras economías, un choque externo de magnitud inmensa y la pregunta es si tendremos la inteligencia, capacidad de reaccionar adecuadamente ante ese choque para reducir en la medida de lo posible el daño que se nos causa”, lanzó ante un auditorio lleno al cual el exmandatario asistió de manera virtual.
A pesar de advertir la gravedad del problema, Zedillo dijo que para él hay algo más preocupante que la llegada de Trump por si misma. “Esto nos toma en el peor momento”, dijo refiriéndose a la serie de reformas aprobadas en diciembre en el país tras el triunfo de la 4T en junio.
Zedillo se había mantenido al margen en sus opiniones políticas hasta el año pasado, cuando empezó amostrarse con críticas matizadas al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y después buscó defender al Poder Judicial. Esta vez, el tono de sus críticas fue directo, además de que fueron creciendo enérgicamente a lo largo de su conferencia: “México ha perdido la categoría de ser un país democrático”, lanzó como primer dardo.
El segundo dardo contundente fue contra la reforma al Poder Judicial: “Destruye el profesionalismo del poder judicial y será solo un sirviente del poder ejecutivo y última instancia del partido en el Poder y eso obviamente nos descalifica como democracia”, dijo.
El expresidente dijo que esta reforma, junto al resto de modificaciones constitucionales convertirá a México “en poco tiempo en un país que sea considerado realmente un paria en la comunidad internacional”.
El tercer dardo lo lanzó como un reclamo donde el tono fue más enérgico y que encara al discurso de Palacio Nacional: “Los ciudadanos no votaron por destruir la democracia mexicana, no se les preguntó si estaban de acuerdo; los ciudadanos fueron para escoger a nuestros nuevos representantes en un país democrático”.
En ese sentido, Zedillo afirmó con severidad: “Hay un aspecto que me preocupa todavía más y es lo que veo como la creación de las bases no solamente para tener un Estado que no es democrático, sino un Estado policial en nuestro país donde ya no prevalece la democracia”.
Explicó que eso se debe a que se está “destruyendo” la independencia del Poder Judicial, se está militarizando la seguridad pública, se está reactivando la prisión oficiosa y se eliminan organismos como el INAI, que garantizan el derecho a la información.
En ese panorama, consideró que el país no contará con la unidad para enfrentar los retos que supondrá el segundo mandato de Trump.
Zedillo también hizo una mención directa a la presidenta por los dichos pasados, en los que Sheinbaum defendió que ahora el país es el más democrático del mundo. Sin suscribir estas palabras, el ahora catedrático de Yale, dijo que para materializar este “deseo” debería realizar algunas acciones, entre ellas, revertir las reformas o ponerlas en pausa, incluyendo la revocación de mandato, que él consideró como “una barbaridad”.
“No se trata de eliminarlas, sino de abrir un espacio para la deliberación, el análisis y confirmar que esas reformas obedecen objetivos de construir una tiranía en el país y destruir el Estado de Derecho. Ese acto nos daría ánimo para enfrentar lo que viene”, consideró.
Finalmente, Zedillo cerró su ponencia con un muy duro comentario para el gobierno de Sheinbaum: “No necesitamos un país donde el poder real lo ejerza un caudillo instalado en la oficina anexa de la Presidencia”.