Palencia, 9 ene (EFE).- El bisonte europeo (Bison bonasus), una de las especies más emblemáticas de Europa y que está presente en Ciudad Real tras su expansión gracias a iniciativas privadas, vuelve a estar en el centro de la discusión tras el reciente hallazgo de restos de ADN en la Cueva de Miró, en Cantabria.
Fernando Morán Castillo, director del Centro de Conservación del Bisonte Europeo en España y miembro del Grupo de especialistas en Bisonte Europeo de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ha analizado a través de un comunicado las implicaciones de este descubrimiento.
Según Morán, este hallazgo pone en entredicho afirmaciones categóricas pasadas sobre la ausencia del bisonte europeo en la península ibérica. “No es que nunca haya habitado España, es que no se había buscado ni encontrado antes”, ha manifestado.
En su opinión este descubrimiento, realizado por un equipo de arqueólogos casi por casualidad, podría abrir nuevas líneas de investigación y fomentar una mayor prudencia en los estudios científicos.
Fernando Morán destaca la precaria situación del bisonte europeo en Europa, donde, a pesar de estar incluido en la lista roja de especies amenazadas y protegido por la Directiva Hábitats, solo cinco de los 27 países de la Unión Europea cuentan con legislación específica para esta especie. “Es como si en África no hubiera planes para gestionar los elefantes”, ha afirmado.
En contraste, países como Canadá y Estados Unidos tienen programas para el bisonte americano. Sin embargo, en Europa, la falta de planes de recuperación y gestión pone en riesgo a esta especie y aunque en 2019 fue nombrada “especie del año” en el continente, su protección sigue siendo insuficiente en la mayoría de los países.
En España, el bisonte europeo ha comenzado a expandirse gracias a iniciativas privadas. Su presencia se extiende desde Asturias hasta Ciudad Real, pasando por provincias como Palencia, León y Burgos.
En Palencia fue reintroducido en 2010, cuando se inauguró la Reserva del Bisonte Europeo en el municipio de San Cebrián de Mudá, dentro de un proyecto ideado por el alcalde Jesús González Ruiz como una alternativa económica y turística para la zona afectada por el cierre de la minería.
“Es una especie que demuestra su éxito ecológico donde se le permite vivir”, ha señalado Morán, destacando su impacto positivo en la regeneración de pastos, la biodiversidad y la gestión del territorio.
Sin embargo, a pesar de sus beneficios, el bisonte enfrenta críticas. En 2020, expertos pronosticaron que no sobreviviría en Andalucía debido al calor y que dañaría la dehesa. “Cinco años después, no solo se ha adaptado, sino que ha prosperado”, ha subrayado.
Este ejemplo evidencia la necesidad de un enfoque más riguroso y menos alarmista en los estudios sobre su impacto.
Además, el hallazgo de ADN en la Cueva de Miró refuerza la idea de que el bisonte europeo pudo haber habitado la península en el pasado.
Con todo, Fernando Morán subraya que el bisonte europeo sigue avanzando, tanto en número como en territorio. En España, se le puede observar en libertad en diversas regiones, contribuyendo al equilibrio ecológico y ofreciendo una experiencia única para quienes lo visitan.
Además, su reintroducción ha tenido éxito en países como Polonia, Francia y Alemania, entre otros. “No es solo una cuestión de conservación, es una oportunidad para enriquecer nuestros ecosistemas y aprender de nuestra historia natural”, ha insistido Morán.
“Su presencia en España, aunque aún controvertida, representa una oportunidad para redescubrir nuestra biodiversidad y repensar las prioridades de conservación”, ha añadido el director del Centro de Conservación del Bisonte Europeo en España quien confía en que este hallazgo marque un punto de inflexión en la percepción y gestión de esta emblemática especie en Europa.