JORGE GUADALUPE PACHECO / EL DEBATE
Es sumamente trascendente municipalizar la cultura en todos los sentidos, generar la participación activa de los gobiernos municipales, instituciones de educación, artistas, intelectuales, gestores culturales y promotores de las culturas populares, con la visión de crear alianzas sólidas que unifiquen el quehacer cultural de nuestro estado.
La política cultural no es tarea sólo del estado, los giros conceptuales que ha dado debe servir para diseñar un nuevo discurso, con un nuevo modelo cultural en Sonora.
Pensar la política, desde la cultura, significa poner en primer plano los elementos simbólicos y de sentido de pertenencia, para elaborar un nuevo pacto, a través de proyectos de intervención sociocultural que permitan el diálogo entre el estado y la comunidad.
Esto implica, garantizar no sólo la armonía entre la democracia y la diversidad cultural, sino verdaderamente un entendimiento pleno, entre el orden político, económico, jurídico e institucional de la cultura. Es urgente y necesario, que los diputados en Sonora, legislen para la cultura.
El desarrollo cultural en Sonora, ya no puede seguir dependiendo de las decisiones aisladas, por el interés de partido que gobierna o la conceptualización de los presidentes municipales, que tienden a percibir la cultura de una manera pragmática, festiva, y no como un proceso comunitario de transformación de la realidad social.
Para ello, es fundamental una legitimación ciudadana que propicie la participación activa de las comunidades, para que ellas mismas den sentido a sus prácticas y expresiones, para que las reconozcan, valoren, protejan, conserven y salvaguarden sus patrimonios culturales.
En este sentido, pensar la gestión cultural para el desarrollo comunitario, es necesario construir espacios de negociación, cada vez más integrados, no sólo a la parte conceptual de la cultura, sino también en todas las áreas que permiten el desarrollo humano, ello permitirá establecer diálogos y soluciones a los grandes conflictos y desdenes que tenemos en materia cultural.
Desde esa perspectiva, enfatizo que la política cultural en los municipios, no puede ponerse en marcha sino no existe realmente vocaciones, perfiles idóneos con experiencia en procesos culturales, los cuales van más allá de los simples eventos o agendas artísticas, esto requiere de un diseño estructural con un proyecto estratégico, con indicadores medibles en el corto, mediano y largo plazo.
En este sentido Muller, propone que es fundamental que quienes están al frente de las áreas de la cultura, es necesario que posean cualidades que les permita transitar en la gestión como agentes, mediadores y facilitadores, porque construyen la referencia de una política, es decir, crean las imágenes conceptuales que determinan la percepción del problema, la necesidad o el interés que aportan las propuestas y soluciones apropiadas a cada situación en la comunidad.
El rumbo de la vida cultural en Sonora, tiene como necesidad la vinculación y mediación cultural, para que el quehacer cultural se determine a partir de un marco jurídico y un plan de desarrollo cultural, que se oriente a municipalizar todos los programas del estado.
Así en el ámbito municipal el reto es claro, es integrarse a los actores y líderes del desarrollo de la cultural en todo el esplender social, sin pragmatismos y paradigmas ideológicos.
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