Tras dar señales de recuperación por fin hay un retorno al mercado sostenible
Benjamín Pacheco López / ZONA NORTE NOTICIAS
En los últimos años, la totoaba golfina, una especie emblemática del Mar de Cortés, ha mostrado señales de recuperación en Baja California, tanto que por primera vez la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) comercializó 4.5 toneladas de totoaba en este mes de diciembre.
Este avance es el resultado de años de trabajo científico y la colaboración entre instituciones académicas, autoridades y la comunidad, UABC a través de la Facultad de Ciencias Marinas de Ensenada, que ha logrado estabilizar la población de esta especie.
La directora de la Facultad de Ciencias Marinas, Natalie Millán Aguiñaga, reconoció que el laboratorio ha sido un proyecto emblemático para la institución, único en su tipo. Para la venta de totoaba, explicó, los ejemplares fueron eviscerados, congelados y puestos al vacío.
Se armaron cajas de alrededor de 9 kilogramos de pescado con cuatro bolsas al vacío. La venta está calculada en 280 pesos por kilogramo y será exclusivamente para personal, no para reventa.
Aunque su buche, supuestamente posee propiedades medicinales según supersticiones de países como China, no existe evidencia científica que respalde estos beneficios, mientras la violencia y el crimen organizado han estado ligados al tráfico de esta parte de la totoaba, poniendo en peligro su supervivencia.
La talla de las especies que se comercializarán en los establecimientos autorizados son de cultivo, es decir, pequeños a diferencia del tamaño grande que alcanzan las que son cotizadas en el mercado negro asiático.
El proceso de recuperación ha contado con figuras clave, como el doctor Conal David True, personaje fundamental en la conservación de la totoaba.
A través de la Unidad de Biotecnología en Piscicultura, conocida oficialmente como la Unidad de Manejo Ambiental de Crianza y Reproducción de Totoaba, se ha logrado cultivar y reproducir la especie de manera controlada. Esta unidad, registrada ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en 2009.
Por los esfuerzos de investigación, la totoaba dejó de estar en la categoría de “en peligro crítico de extinción” y fue estabilizada, al igual que la vaquita marina. Sin embargo, los expertos insisten en la necesidad de mantener la vigilancia y las restricciones, ya que la especie sigue siendo vulnerable.
El proceso de venta no ha estado exento de obstáculos, ya que, debido a la asociación histórica de la totoaba con actividades ilegales, la venta de este producto ha sido estigmatizada.
Para cambiar esta percepción, el doctor True sugiere referirse a ella como “totoaba sustentable” o “totoaba de cultivo”, eliminando la etiqueta de ilegalidad que ha marcado a la especie durante tanto tiempo.
El futuro de la totoaba también está vinculado a proyectos en San Felipe, Baja California, como el plan de “Engorda de totoaba con acompañamiento social”.
En colaboración con la empresa Acuario Oceánico y la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO), se planea capacitar a la comunidad local para engordar totoabas en condiciones controladas. Este proyecto, que se encuentra en una fase piloto, espera sembrar 20 mil crías en los próximos años y producir una cosecha para 2026.