El Estado mexicano es un pésimo administrador y eso nos cuesta muy caro.
Aunque una y otra vez se tropiezan con la misma piedra, el grupo gobernante tiene una fe inquebrantable en la intervención del Estado para resolver problemas.
Se rehúsan a aceptar una realidad apabullante: el Estado mexicano es un pésimo administrador que nos acaba costando muy caro a los contribuyentes.
¿Se acuerda usted que en 2020-2021 hubo una pandemia mundial de covid-19? ¿Rememora que el presidente de ese entonces, Andrés Manuel López Obrador, prometió que el Conahcyt desarrollaría una vacuna nacional contra el virus que se llamaría Patria, que estaría lista y se aplicaría en noviembre de 2021? ¿Cuántas vacunas finalmente se produjeron y aplicaron?
Ninguna.
La vacuna nunca acabó de desarrollarse. Al parecer, se quedó en la última fase de experimentación. No se ha comprobado empíricamente su eficacia inmunológica en contra de SARS-Cov-2. Además, por el retraso, ya quedó desfasada de las nuevas variables de covid-19.
Así lo reportó ayer el periódico El Universal en un reportaje de Enrique Gómez.
La vacuna Patria se quedó en un nombre muy bonito que les dio esperanzas a los mexicanos, pero ningún resultado.
Desafortunadamente, la nota periodística no habla de cuánto nos costó a los mexicanos la ocurrencia de que el Estado se pusiera en el plan de farmacéutica. Seguramente algunos milloncitos de pesos.
Tres años después de que Pfizer-BioNTech comenzaran la producción y aplicación de la primera vacuna contra covid-19, nuestro Estado sigue desarrollando una quimera.
Sí, porque el Estado mexicano siempre tiene fantasías de grandeza cuando, en realidad, suele producir costosos dolores de cabeza.
¿Se acuerda usted del Tren Maya que serviría para detonar un desarrollo económico sostenido del sureste del país? ¿Rememora que estaría completamente listo para cuando terminara el sexenio de AMLO y estaría transportando tres millones de pasajeros anuales?
Pues ni está listo ni ha llegado a esta meta ni ha generado el desarrollo sostenido que se había prometido.
Los tramos seis y siete todavía están en construcción. El actual gobierno está presupuestando 40 mil millones de pesos para el año que entra para este proyecto que ya va costando por ahí de los 500 mil millones.
Durante los primeros diez meses desde que fue inaugurado por AMLO, del 16 de diciembre de 2023 al 14 de octubre pasado, el Tren Maya transportó 480 mil 769 pasajeros, lo cual representa apenas el 19.5% de la meta proyectada.
El ferrocarril, una de las obras emblemáticas del sexenio pasado, está siendo operado por el Ejército a través de una empresa que emplea mil 509 trabajadores.
El chistecito nos está costando caro a los contribuyentes. Sí, el Tren produjo gran crecimiento económico durante su construcción en los estados que atraviesa. Pero su operación está representando un barril sin fondo. Así que ni hablar de desarrollo sostenido.
De acuerdo con una investigación de Aldo Munguía en El Financiero, “el Tren Maya ha recibido 11 mil 862 millones de pesos en subsidios desde su inauguración, en diciembre pasado, hasta el tercer trimestre de este año, mientras que en el mismo periodo sólo ha generado ingresos por 134 millones 940 mil pesos, es decir, apenas 1.1% de los recursos que ha recibido”.
Como muchos alertaron, el Tren Maya ha sido un fracaso en cuanto a la transportación de pasajeros se refiere.
Típico del Estado mexicano.
Pero, para salvar la cara, el gobierno actual ha lanzado una nueva solución: convertirse en agente de viajes.
Ayer, el general Óscar David Lozano, director del Tren Maya, anunció diez paquetes turísticos para el próximo periodo vacacional de diciembre. Van a usar este ferrocarril, junto con el AIFA, Mexicana de Aviación y cuatro hoteles que el Ejército construyó en la ruta del Tren, todas empresas estatales a cargo de las Fuerzas Armadas, para subir el aforo del ferrocarril.
Eso sí, barato, bien barato, informó el general, “porque hicimos un comparativo utilizando otras líneas aéreas, otros hoteles de cuatro estrellas también. No podemos compararnos más que con hoteles similares y estamos garantizando un 24% en el paquete uno más barato y un 34% más barato en el paquete dos mucho más barato”.
Pues claro, si los precios están subsidiados por los contribuyentes, aunque eso no lo dice el militar, ahora dedicado al bienestar turístico de la población.
Vacunas que se prometen y no se desarrollan. Trenes carísimos que van sin pasajeros. Es la fe estatista de Morena. Creen que el Estado todo lo puede. Deberían concentrarse en proveer seguridad, salud y educación de calidad. Y en eso estamos cada día peor.
X: @leozuckermann