Dossier Politico
Existen alrededor de 500 mil personas con discapacidad o limitación que serán visibilizadas en el II Parlamento Abierto que organiza el Congreso del Estado para este miércoles 4 de diciembre en las instalaciones del CRIT Sonora.
En este marco, el diagnóstico de la situación de las personas con discapacidad juega un papel esencial para desarrollar políticas públicas efectivas que respeten sus derechos y les brinden las oportunidades necesarias para participar activamente en la vida educativa, social, económica y cultural.
La cifra de 481,000 personas con discapacidad en Sonora es un recordatorio de la necesidad urgente de políticas públicas y acciones concretas que garanticen el acceso a derechos fundamentales, como la educación, la salud, el empleo y la participación social.
La discapacidad puede tener diversas formas y grados: desde discapacidades físicas y motrices, hasta discapacidades sensoriales, intelectuales o psicosociales.
Las barreras que enfrentan varían dependiendo de sus características personales y del contexto social en el que se encuentren; sin embargo, existen ciertas barreras comunes que limitan la participación plena de las personas con discapacidad en la vida cotidiana.
La falta de accesibilidad física en los espacios públicos y privados es una de las principales.
Las calles, los edificios públicos, las escuelas, los hospitales y los medios de transporte suelen no estar diseñados para permitir el acceso de las personas con discapacidad motriz o sensorial; esto significa que muchas personas se ven obligadas a vivir en un entorno que no les facilita la movilidad ni la participación activa en la vida pública.
Las barreras físicas también afectan a las personas con discapacidad visual, ya que la falta de señalización en braille o de indicadores sonoros dificulta su orientación y desplazamiento.
El hecho de que la infraestructura no esté adaptada a las necesidades de las personas con discapacidad motriz o sensorial refleja una falta de inclusión en el diseño de la ciudad y muestra cómo la infraestructura puede ser un obstáculo para quienes tienen alguna discapacidad.
Otro desafío significativo que enfrentan las personas con discapacidad en Sonora es la barrera actitudinal, es decir, las actitudes prejuiciosas, estigmatizantes o paternalistas que la sociedad suele tener hacia las personas con discapacidad.
A pesar de los avances en cuanto a derechos y leyes para las PCD, muchas personas con discapacidad siguen siendo vistas desde una perspectiva de lástima, incapacidad o dependencia.
Esto conduce a la discriminación y el aislamiento social.
Las barreras actitudinales se manifiestan en diversos ámbitos, como el entorno familiar, educativo, laboral o incluso en las interacciones cotidianas.
Por ejemplo, en muchas ocasiones, las personas con discapacidad no son contratadas para empleos, no por falta de habilidades, sino por prejuicios que suponen que su condición les impedirá realizar las tareas de manera eficiente.
De manera similar, en el ámbito educativo, a pesar de las políticas de inclusión, muchos estudiantes con discapacidad no reciben el apoyo necesario para integrarse plenamente en las aulas, ya sea por la falta de materiales adecuados o por la actitud de los docentes y compañeros hacia ellos.
La estigmatización también puede llevar a la exclusión de las personas con discapacidad de actividades sociales o recreativas, lo que aumenta su aislamiento y les impide formar parte activa de la comunidad.
La sociedad, en su conjunto, necesita modificar su visión hacia las personas con discapacidad, reconociéndolas como iguales y capacitadas para contribuir al bienestar común.
El acceso a la educación es un derecho fundamental que debe garantizarse a todas las personas, independientemente de sus condiciones; sin embargo, en Sonora, como en muchas otras regiones, las personas con discapacidad continúan enfrentando barreras importantes para acceder a una educación inclusiva y de calidad.
En las escuelas regulares, aunque existen programas de integración, en muchos casos los recursos son insuficientes y los maestros no están suficientemente capacitados para trabajar con estudiantes con discapacidad.
Esto se traduce en una educación segregada, donde las personas con discapacidad no tienen las mismas oportunidades que sus compañeros para desarrollarse plenamente.
Las barreras en el acceso a la educación también están relacionadas con la falta de materiales educativos adaptados, como libros en braille, tecnologías de asistencia, o sistemas de comunicación alternativos para personas con discapacidad auditiva o intelectual.
Además, muchas veces las instalaciones escolares no son accesibles, lo que impide a las personas con discapacidad moverse libremente por los espacios educativos.
El acceso a servicios de salud adecuados y especializados es otra de las grandes barreras que enfrentan las personas con discapacidad en Sonora; si bien el sistema de salud en México ha avanzado en la inclusión de la discapacidad, aún existen deficiencias importantes en cuanto a la disponibilidad de servicios de rehabilitación, atención psicológica y médica especializada para personas con diferentes tipos de discapacidad.
La falta de accesibilidad a servicios de salud adecuados se ve reflejada en la escasez de centros de atención especializados, la falta de personal capacitado y la deficiente infraestructura en hospitales y clínicas.
Además, muchas veces los costos de la atención médica son elevados, lo que impide que las personas con discapacidad puedan acceder a tratamientos y terapias necesarios para mejorar su calidad de vida.
En este sentido, la falta de atención integral a la salud de las personas con discapacidad puede agravar otras barreras relacionadas, como el aislamiento social, la pobreza o la dependencia.
La integración de las personas con discapacidad al ámbito laboral sigue siendo uno de los mayores retos en Sonora y en México en general.
A pesar de las leyes que prohíben la discriminación por discapacidad en el empleo, las personas con discapacidad continúan enfrentando barreras significativas para acceder a trabajos remunerados y dignos.
Las empresas, en general, no cuentan con políticas inclusivas que faciliten la contratación de personas con discapacidad; además, la falta de formación y capacitación laboral, sumada a la baja expectativa sobre las habilidades de las personas con discapacidad, limita sus oportunidades laborales.
Las barreras físicas en los lugares de trabajo, como la falta de rampas o accesibilidad en baños y oficinas, también impiden que muchas personas con discapacidad puedan desempeñar sus labores de manera efectiva.
La exclusión laboral tiene un impacto directo en la independencia económica de las personas con discapacidad, lo que puede llevar a situaciones de pobreza y marginación.
En la actualidad, las tecnologías de la información juegan un papel crucial en la participación activa de las personas en la sociedad; sin embargo, las barreras tecnológicas también afectan a las personas con discapacidad.
Aunque existen tecnologías de asistencia, como programas de lectura en pantalla, dispositivos de comunicación alternativos y prótesis avanzadas, no todos tienen acceso a estas herramientas debido a su alto costo, su limitada disponibilidad o la falta de capacitación para su uso adecuado.
Además, el acceso a la información también se ve limitado por la falta de plataformas accesibles para personas con discapacidad visual o auditiva, como sitios web que no están optimizados para lectores de pantalla o medios de comunicación que no proporcionan subtítulos o interpretación en lengua de señas.
La cifra de 481,000 personas con discapacidad en Sonora refleja una realidad compleja que exige una reflexión profunda y una acción urgente.
Las barreras que enfrentan las personas con discapacidad son multifacéticas y van desde la falta de accesibilidad física hasta la discriminación social, pasando por limitaciones en el acceso a la educación, la salud, el empleo y las tecnologías.
Es fundamental que el gobierno, las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad en general trabajen de manera conjunta para eliminar estas barreras y construir una sociedad verdaderamente inclusiva.
La inclusión es una cuestión de justicia social y una estrategia para aprovechar el potencial de todas las personas, independientemente de sus habilidades.
Una sociedad que no incluye a las personas con discapacidad está condenada a perder su diversidad y a limitar su progreso, por ello la inclusión debe ser un valor fundamental que guíe las políticas y decisiones en todos los niveles de la sociedad comenzando por nosotros mismos en el hogar.
*El autor es periodista con más de 30 años de experiencia en medios de comunicación escritos y digitales en Ciudad de México, Sonora y Arizona, además Premio Nacional de Periodismo 2010 por “Mejor Reportaje Web en México”.
Es Director General de AM Diario, colaborador del medio binacional Irreverente Noticias, colaborador en Dossier Político, Pajarito News y Esfera Noticias.