El próximo 2 de enero comenzará la construcción de un paso a desnivel en el cruce de los bulevares Colosio y Solidaridad en Hermosillo. Es una obra en la que se invertirán 400 millones de pesos, recursos 100% municipales y sin contratar deuda.
Si la memoria no me falla, esta obra se anunció durante el tercer informe de gobierno del alcalde Antonio Astiazarán el pasado 15 de septiembre. La semana pasada comenzaron a conocerse algunos detalles del proyecto y junto con ellos, comenzó también a conocerse la legión de ‘ingenieros en prioridades presupuestales’, esa banda que puebla las redes sociales y que tiene a bien documentar diariamente desde su vasta experiencia en el ejercicio de gobierno (eufemismo que pretende no pasar desapercibido), los ‘porqués’ de sus cuestionamientos a esa obra.
Se vale. Como en toda democracia que se precie de serlo, hacerla de pedo es un derecho inalienable, imprescriptible e inembargable y por si fuera poco, constituye además el sacrosanto divertimiento cotidiano de las voces discrepantes con el gobierno en turno o con cualquier otra entidad de cualquier naturaleza que incursione en la vida pública.
En Hermosillo parecemos destinados por la Santa Providencia a hacerla de pedo porque sí o porque no, pero el chiste es hacerla de pedo.
El tránsito vehicular en la ciudad se ha vuelto insufrible, ya no solo en las ‘horas pico’ o en sectores específicos. Las causas dan para un voluminoso tratado cuyo resumen no cabría en esta columna, pero apenas es equiparable a las razones por las cuales cualquier iniciativa que busque resolver aunque sea en parte ese problema, debe ser descalificado.
Quizás sea la maldición de Pancho Búrquez, aquel alcalde que supo oponerse al proyecto de una planta desalinizadora que abastecería de agua a Hermosillo desde la Costa hace más de 20 años, logrando que el gobernador Armando López Nogales desistiera de la idea, privando a la ciudad de una fuente prácticamente inagotable y que además, para estas fechas estaría siendo administrada por el municipio, ya que la concesión a la empresa que la construiría vencía en 20 años.
Ese proyecto quizás hubiese evitado la construcción del Acueducto Independencia que ciertamente abastece a la capital en un 30 por ciento (o menos) de sus requerimientos de agua, pero que en la práctica se convirtió en un horno de donde salieron comaladas de nuevos millonarios durante el padrecismo, acendró el conflicto con los cajemenses y las comunidades yaquis y para estas fechas tiene al Valle del Yaqui en un completo stress hídrico y a Hermosillo con serios problemas de abasto. La profecía de que tal acueducto terminaría por dejar sin agua a Cajeme y a Hermosillo parece estarse cumpliendo por estos días.
(Lo peor es que por aquellos años, alguien cercano a Pancho Búrquez me dijo que el alcalde estaba convencido de que la planta desalinizadora era una excelente idea, pero no podía dejar que un gobierno priista se llevara el crédito, así que cuando él fuera gobernador la retomaría. Búrquez ni siquiera fue candidato y se perdió en el ostracismo, junto con la planta desalinizadora).
Sirva la digresión para citar lo que hoy ocurre. El proyecto del paso a desnivel en Solidaridad y Colosio es una excelente idea y una obra que en los próximos años resolverá en parte el problema del congestionamiento vial en ese sector, que hoy francamente es de locos.
No es para menos. En una ciudad con casi un millón de habitantes, los automóviles registrados casi llegan a 600 mil, lo que se traduce en tráfico lento, accidentes y entre otras cosas, episodios de histeria individual y colectiva sobre todo en horas pico.
Pero es algo que tiene que hacerse. Habrá molestias, claro, porque durante catorce meses el sector se verá afectado por las obras y los que por allí transitan deberán aprender a usar vías alternas. No sería mala idea comenzar desde ya a programar algunos ejercicios de simulacro para ensayar con las nuevas rutas en el sector, donde las rutinas cotidianas se verán alteradas.
También deben considerarse -de hecho ya se está haciendo- las afectaciones a las actividades comerciales y de servicios en la zona, para lo cual el alcalde anunció un programa de apoyos.
Son odiosas las comparaciones, pero el pasado fin de semana estuve en Monterrey, donde ya funciona un tren elevado y en estos días avanza la construcción de una línea de metro que cruza la ciudad hasta el aeropuerto y en la que se invierten no 400 millones de pesos, sino casi 30 mil millones, obviamente, con recursos federales, estatales y municipales.
¿Y saben qué? También hay molestias por las obras, sectores donde el tránsito se vuelve caótico y reproches ciudadanos. Pero la gente asume que una vez concluida esa obra la nueva normalidad será la de una ciudad más funcional. De hecho, en 2006, cuando ya opere la nueva línea del metro, Monterrey será sede del Mundial de futbol y recibirá decenas de miles de visitantes.
Monterrey está llegando al millón 200 mil habitantes. Hermosillo está por llegar al millón, pero las diferencias son notables en materia de movilidad urbana. No quiero comparar, pero creo que la mirada debe estar puesta allá, y no en la bucólica añoranza del Hermosillo cuyas calles fueron pensadas para el tránsito de carretas jaladas por caballos.
Sí será una chinga de 14 meses, pero creo que valdrá la pena. Y eso que no estoy considerando los libramientos que también están en la agenda del Toño Astiazarán, y que desfogarán buena parte del tráfico pesado fuera de esta ciudad donde apenas antier un tráiler nodriza hizo caca contra un puente peatonal, varios vehículos que transportaba y que inopinadamente quedaron en condición de botes pateados.
II
Y a propósito de haberes y deberes de la vida moderna, qué fuerte es reconocer que entre los costos de las prisas y los desganos; del olvido y las ansias por superar las exigencias de la cotidianidad, todos seguimos tropezando con realidades lacerantes.
La violencia contra las mujeres, por ejemplo. Ayer, en un evento para visibilizar esa realidad, el gobernador Alfonso Durazo reveló que aunque se ha disminuido en un 10 por ciento las llamadas por casos de violencia intrafamiliar, estos siguen saturando los gritos de auxilio en las líneas del 9-1-1.
Pues bien, allí también se están haciendo esfuerzos enormes para dejar atrás esa realidad. Desde el gobierno del estado, el gobernador Alfonso Durazo se comprometió ayer a hacer de Sonora un parteaguas en la prevención y atención de las denuncias por violencia contra las mujeres, adelantando la construcción de un Refugio Estatal para Víctimas de Violencia Extrema.
Lo anterior en un encuentro con mujeres en el patio central de Palacio de Gobierno, donde refrendó su vocación por la protección de las mujeres, lo que va más allá del discurso y se materializa en políticas concretas como la integración de un gabinete paritario, paso importante para reconocer la igualdad sustantiva; la elevación del Instituto de la Mujer al rango de Secretaría, el Código Violeta para la activación de protocolos de seguridad, el Sistema Salva al que se han integrado más de tres mil establecimientos en 60 municipios.
El gobernador insistió en que el trabajo será incansable hasta lograr una vida plena, libre de cualquier tipo de violencia para las mujeres de Sonora.
Y ya se me hizo muy larga la columna y tenemos otros temas pendientes, así que por hoy aquí la dejamos. Mañana volvemos con otros temas, uno de ellos relacionados precisamente con mujeres, sobre todo las que están demandando, hágame usted el favor, al presidente de la CEDH ¡Por violación a sus derechos humanos!
III
La Asociación Civil Escritores Sonorenses tiene nueva presidenta: se trata de la colega y amiga Sylvia Teresa Manríquez que fue electa por unanimidad y releva en el cargo a Blanca Rosa Martínez.
Icónica voz de Radio Sonora donde conduce desde hace varios años el programa ‘De letras corazón’, Sylvia Teresa ha abierto surcos en la literatura sonorense, de la que también es incansable promotora desde todos los espacios en los que participa.
Es autora de los libros ‘Mujer en piezas’, ‘Escape en tres tiempos’, ‘Voltear la hoja’ y el más reciente, ‘El tiempo esperado’ y se ha hecho acreedora a varios premios y reconocimientos en el estado y en el país.
Ojo con ella porque, conociendo su hiperactividad en la promoción de todo lo relacionado con el mundo de las letras, seguro cumplirá las tareas que se ha echado a cuestas ya como presidenta de la ESAC, y que tienen que ver con la integración de escritor@s de otros municipios, estimular el ingreso de nuevos integrantes; promover la inclusión del evento ‘La noche de las letras’ en la Feria del Libro para darle mayor proyección; reforzar convenios con instituciones educativas y culturales, intensificar la promoción de la lectura, entre otras.
Desde este humilde espacio le enviamos una calurosa felicitación, seguros de que habrá de sacar adelante con éxito todas esas tareas.
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