Durante décadas, el gusano barrenador se consideró erradicado en Norteamérica, pero la estrategia de contención en Panamá ha sido insuficiente y ahora el parásito avanza.
WIRED
México detectó un caso de gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax) en un punto de inspección de su frontera sur, instalado como respuesta a la reaparición de este parásito en Costa Rica, Nicaragua, Honduras y Guatemala. El hallazgo, ocurrido en Chiapas, encendió las alarmas por tratarse de una especie desterrada de la región a finales del siglo XIX. En consecuencia, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos de América (USDA, por sus siglas en inglés) pausó temporalmente la importación de ganado mexicano.
El gusano es la larva de una mosca de color azul verdoso metálico y ojos anaranjados que crece devorando carne viva de mamíferos, a los que causa infecciones y deja moribundos. Por ahora, las vacas son su banquete favorito. A los gusanos les basta encontrar un hueco en la piel para desplegar sus ganchos bucales afilados y desgarrarla. Ante la emergencia, los controles mexicanos intensifican las medidas sanitarias y piden curar heridas, dar baños de larvicida y desparasitar al ganado. Pero conservacionistas de la Wildlife Conservation Society (WCS) y ganaderos mexicanos advierten que el comercio ilegal de ganado vacuno será la verdadera puerta por la cual la enfermedad entre a Norteamérica.
Antes del cierre de exportaciones, la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas había solicitado al gobierno mexicano cerrar la frontera sur al contrabando de ganado. Ahora, reiteran su demanda, piden un nuevo protocolo de importación de ganado con un adecuado control sanitario y que se aplique el tratamiento adecuado a todo el ganado que transite desde el sureste. El riesgo es grande y, si se establece nuevamente, el costo de eliminarlo sería alto, incluyendo las pérdidas por no poder exportar.
“El USDA estima que la industria ganadera estadounidense se beneficia con más de 900 millones de dólares al año con la erradicación del gusano. Los productores y consumidores mexicanos ahorraron alrededor de 2 mil millones de dólares desde el comienzo de la erradicación hasta 1991”.
Siguiendo la pista del gusano barrenador
Por casi dos décadas, esta mosca estuvo erradicada en el territorio comprendido entre Estados Unidos y el Tapón del Darién, en Panamá. Esto fue así hasta el verano de 2023, cuando Panamá detectó una repunte de infestaciones en animales a menos de 300 kilómetros de su frontera con Costa Rica, lo que marcó el inicio de su reaparición en Centroamérica.
En México, el gusano barrenador fue erradicada desde 1991, y en Guatemala, un año después. Sin embargo, en octubre de 2024, Guatemala notificó la reintroducción del parásito, con un ternero como su primera víctima mortal. Nicaragua y Honduras, libres desde 1996, confirmaron casos en abril y septiembre, respectivamente. Costa Rica, declarada libre del agresivo parásito en 1999, documentó brotes en julio de 2023. La amenaza hacia el norte es clara. Según la Comisión Panamá Estados Unidos para la Erradicación y Prevención del Gusano Barrenador del Ganado (COPEG), hasta el 2 de noviembre de 2024, los cuatro países acumulaban 15,638 casos, a los que se deben sumar los 20,890 documentados por Panamá.
La alerta sobre el ganado ilegal tiene sus motivos. En informes presentados ante la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), Costa Rica, Nicaragua y Honduras señalaron al tránsito ilegal de animales como el origen de la infección en sus territorios. Por ejemplo, Honduras detectó un brote tras inspeccionar 68 equinos que ingresaron de forma irregular al país, a solo ocho kilómetros de la frontera con Nicaragua.
Al respecto, Kurt Duchez, médico veterinario y coordinador de combate a crímenes ambientales de la WCS, explica que la actual propagación de la enfermedad no parece estar relacionada con la capacidad máxima de vuelo de la mosca, que alcanza los 10 kilómetros diarios en ausencia de alimento, sino que parece responder a la movilización de ganado, que avanza hasta 300 kilómetros por día.
Eso fue lo que observó Alejandro Zaldívar, candidato a doctor en el Laboratorio de Ecología de Enfermedades y Una Salud (LEEYUS) de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México. Zaldívar ha seguido el fenómeno desde abril de 2024. Junto a otros especialistas de laboratorio, utiliza los datos del Sistema Mundial de Información Sanitaria de la OMSA para modelar la velocidad del desplazamiento del insecto en Centroamérica. Su análisis detectó patrones de avance de hasta 300 kilómetros entre brotes. También aplicó una metodología de análisis espacial para simular las condiciones biogeográficas en que la mosca se desplaza para identificar sus rutas.
Zaldívar y Duchez indican que la reintroducción de la enfermedad coincide con las rutas de ganado ilegal de Centroamérica a México expuestas por Insight Crime en 2022. En su reporte, el medio describió cómo el contrabando de ganado, criado en reservas naturales o en condiciones legales pero traficado para evitar impuestos, ha causado la deforestación de miles de hectáreas en Nicaragua, Honduras y Guatemala, además de actos de violencia contra comunidades indígenas. De forma reciente, incluso agregaron una línea sobre un impacto adicional: “En 2024, facilitó la propagación de enfermedades y plagas en toda la región, incluido el gusano barrenador”-
“El comercio ilegal en Centroamérica ha existido desde hace tiempo. En nuestro análisis estamos observando que está acelerado la propagación de la mosca”, precisa Zaldívar. Sus resultados preliminares, en proceso de publicación, enfrentan una limitante: dependen de un reporte adecuado de casos, situación que recuerda a los desafíos enfrentados con el Sars-CoV-2. “Con más datos, podremos entender mejor el problema y proyectar una predicción”.
Duchez, por su parte, señala que las rutas de contrabando reportadas por Insight Crime y el informe de Alejandro de la UNAM sobre la ruta potencial que va a seguir la mosca coinciden. “Es la ruta de la carretera, desde Honduras hacia la frontera de México. Compartimos la selva maya en el norte de Guatemala, no van a pasar las vacas por la selva, no funciona de esta forma, el movimiento ilegal de ganado se da con camiones, llegan a la frontera, los atraviesan en barcas de madera a través del río Usumacinta y siguen su camino al otro lado”, detalla. El reporte de Insight Crime muestra como ese contrabando no ocurre en secreto, sino por carreteras y, si acaso, de noche. Además, detallan que los animales trasladados de esta forma suele estar demacrados y en malas condiciones comparados con los criados en México.
“El ganado ilegal que viene de Honduras atraviesa el nororiente Guatemala, donde el país reporta 20 focos de infección por gusano barrenador cerca de Petén”, advierte Duchez. A solo cinco o diez kilómetros después de la frontera, sugiere el conservacionista, las autoridades deberían detener al ganado ilegal, al no desparasitado y al que presenta heridas.
Según las fuentes consultadas por los periodistas de Insight Crime, Benemérito de las Américas y Marqués de Comillas son “los puntos de cruce más importantes para el contrabando de ganado”. Entre estas localidades y Catazajá, Chiapas, donde se detectó el primer caso en la frontera mexicana, la investigación refiere que el ganado ilegal pasa por un proceso de “lavado”, que consiste en ponerles etiquetas y usar documentos falsificados para cruzar la aduana sin mayores complicaciones.
Senasica, indica Duchez, espera a que el gusano llegue a Tehuantepec para detenerlo ahí, una medida que él considera insuficiente, “una vez que la enfermedad llegué a México, va a ser incontrolable. Millones de vacas se mueven del sur hacia el centro y esperar a que entre al país sería sacrificar el comercio de los estados de la península y de Chiapas. La única forma de detenerlo y no guardarlo unos meses es cerrar la frontera y evitar que el ganado se traslade”.
La selva muere y la vida silvestre queda bajo amenaza
Además de las vacas, los animales silvestres también son infectados, pero es difícil de conocer cómo y en qué medidas debido a la falta de vigilancia sistemática. En Costa Rica hay 20 tapires afectados, comenta Duchez. En octubre, el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) documentó 9,641 casos en animales. Muchos eran vacas, pero también había perezosos, puercoespines y monos aulladores, así como 37 casos en humanos (tres murieron). En Centroamérica se han visto gatos, perros, caballos, cerdos y ovejas mordidos por estas larvas.
Duchez, como otros especialistas, consideran que el reciente flujo de personas, mascotas y mercancías a través del Tapón del Darién es una posible vía para que la mosca avance hacia el norte, pero esta causa no ha sido evaluada.
Lo que sí sabemos es que este parásito prospera entre la deforestación. La ganadería se ha expandido en el Darién. Como en otros sitios de América, los pastizales le roban terreno a las especies tropicales. Ahora que el problema llegó a Guatemala y su frontera con México, la situación se sostiene. Datos de los satélites del programa Landsat exponen que Guatemala perdió el 23% de su cobertura forestal entre 2001 y 2023, y el Petén 33% en el mismo período.
“Debemos evitar que esta mosca siga avanzando, que llegue a las áreas protegidas y empiece a afectar la biodiversidad, porque la vaca tiene tratamiento, pero los tapires y los jaguares no”, precisa Duchez a la vez que destaca la importancia de mantener áreas protegidas sanas que funcionan como defensas ante plagas y enfermedades, mientras que la alteración de estos espacios incrementa el contacto entre especies y el riesgo de contagios.
Aunque el peligro para la fauna silvestre es latente, lo que en realidad está movilizando a los países implicados es la preocupación económica. En el caso de México, tan solo en 2023, sus exportaciones de ganado bovino en pie y carne de res a Estados Unidos fueron de 3,000 millones de dólares. México es el segundo proveedor de estos productos a EE UU.
Aunque las vacas no suelen morir a causa del gusano barrenador, quedan tan debilitadas que dejan de ganar peso y producir leche. Su recuperación toma semanas. Para los ganaderos, esto significa costos adicionales: el pago al personal especializado que cuida a los animales enfermos, la compra de medicamentos y el tiempo extra que deben mantenerlos hasta que sea seguro venderlos.
La mosca que ya habíamos desterrado
Aunque afecta principalmente al ganado, C. hominivorax, en español “devorador de hombres”, se ganó su nombre científico por un terrible brote entre prisioneros de una colonia penal en el siglo XIX en América del Sur.
Este insecto es endémico de América del Sur y varios países del Caribe. Su ciclo de vida requiere del dolor. Las hembras aprovechan cualquier hueco en la piel, incluso la herida de una picadura de garrapata, para dejar entre 200 y 300 huevos a la vez. De estos, salen larvas que comen carne viva durante siete días, luego se lanzan al suelo y en menos de un día alzan el vuelo como moscas. Aunque las hembras se aparean solo una sola vez en su vida, pueden poner hasta 3,000 huevos en los 20 días que viven.
En la década de 1950 inició una ambiciosa campaña internacional para erradicar al insecto en el norte y centro del continente. El plan costó miles de millones de dólares y décadas de trabajo. De hecho, la guerra contra el gusano nunca terminó, sino que se trasladó a Panamá, donde un centro produce moscas macho estériles. ¿Por qué Panamá? Para Estados Unidos, proteger cientos de kilómetros en el Darién es más barato que controlar su frontera de 3,152 kilómetros con México. El programa cuesta 15 millones de dólares al año, pero ahorra miles a los ganaderos del continente. Y funciona: desde 1966, Estados Unidos está libre del gusano, y desde 2006, existe la barrera biológica gracias a la liberación masiva de moscas machos esterilizadas.
Pero la línea de defensa parece desdibujarse. Desde 2022, hay moscas fértiles volando sobre Centroamérica, obligando a los países a reactivar medidas de control. La técnica del insecto estéril es tan complicada como suena: irradiar a los machos para que no pueda reproducirse, pero sí copular con hembras. Hay que producir millones y liberarlas desde aviones. Como las hembras solo se aparean una vez en su vida, la monogamia con un macho estéril las deja sin descendencia. La producción de moscas estériles está en constante evolución, pues se requieren nuevas cepas (o versiones) debido a que factores de ambiente, como la competencia o resistencia de C. hominivorax, podrían actuar como una presión de selección.
En 2016, esta técnica fue clave para contener un brote en venados en Los Cayos de Florida, donde se liberaron más de 188 millones de moscas estériles en más de 35 sitios. Ahora, ante un peor problema, Honduras se convirtió en el primer país de Centroamérica en establecer un centro de dispersión de moscas estériles: ha soltado 6 millones de moscas y proyecta liberar hasta 84 millones más en múltiples vuelos. La estrategia es efectiva y necesaria, señala Duchez, pero advierte que no será suficiente si México no cierra su frontera al comercio ilegal.
Otro desafío es el olvido. Los ganaderos actuales no están familiarizados con cómo identificar y tratar la enfermedad. “Hace más de 50 años, quienes le hicieron frente al gusano sabían cómo se escondía, incluso reconocían su olor. Hoy, todos estamos en proceso de aprendizaje”.
En México, esta tarea llevó a la implementación de puntos de inspección mexicanos donde usan perros entrenados para detectar el olor de las gusaneras. Otros países también han implementado sitios de control y visitas a granjas. Además los gobiernos de Centroamérica y México arrancaron campañas informativas sobre cómo detectar y reportar casos. Entre las recomendaciones más destacadas está revisar diariamente que los animales estén libres de gusaneras, curar los ombligos de los terneros, las heridas y descornes de los animales, así como transportar solo animales sanos sin laceraciones.