La perspectiva que tienen Estados Unidos y Canadá es que muchos de los productos chinos se triangulan en el comercio que México sostiene con ellos.
El tema de las importaciones mexicanas provenientes de China va a constituirse en un tema sensible en las relaciones de México con Estados Unidos… y también con Canadá.
Los reclamos canadienses que han expresado en los últimos días y los planteamientos de Trump desde la campaña electoral tienen dos componentes.
Uno que es simplemente una presión negociadora para conseguir que México les dé ventajas en esa negociación.
Y otra que es real y que tiene que ver la evolución de las importaciones que México hace desde China.
Empecemos a analizar lo segundo, que es más claro.
El promedio mensual de las importaciones provenientes de China alcanzó hasta septiembre de este año un monto de 10 mil 623 millones de dólares.
En 2019, el promedio fue de 6 mil 918 millones.
Esto significa un crecimiento de 53.5 por ciento en un lapso de cinco años, lo que implica una tasa promedio de 8.6 por ciento anual promedio.
Si el crecimiento siguiera así, al término del próximo año, México estaría importando 138 mil millones de dólares anuales de productos chinos.
La perspectiva que tienen Estados Unidos y Canadá es que muchos de estos productos se triangulan en el comercio que México sostiene con ellos.
Y suponen que diversos productos vienen subsidiados por los apoyos que da el gobierno chino a sus productores.
Para nadie es un secreto que la economía china está pasando tiempos difíciles.
La más reciente estimación del FMI indica que para el próximo año la economía de China crecería 4.5 por ciento, una de las tasas más bajas de los últimos años.
Por esa razón, se ha acentuado la búsqueda de productores chinos de colocar sus productos en el exterior.
En Estados Unidos, la tendencia fue contraria. En 2019, el promedio mensual en 2019 fue de 37 mil 472 millones de dólares, mientras que en 2024 ha sido de 35 mil 516 millones, es decir, hubo una caída en este lapso de 5.2 por ciento.
Esta tendencia es la que explica la mayor presencia relativa de las exportaciones mexicanas en el mercado de EU, con un porcentaje que se va acercando al 16 por ciento del total.
El volumen de los productos mexicanos en el mercado de EU supera ya en alrededor de 20 por ciento a los de China y Canadá.
Las presiones para México irán en el sentido de homologar sus aranceles con China a los que se aplican en EU y Canadá.
El temor de productores norteamericanos es que, si el gobierno de Trump realmente aplicara un arancel de 60 por ciento a los productos chinos, y México no lo hiciera, las exportaciones de nuestro país ganarían competitividad.
Y no es que México sea muy blandito con las importaciones chinas.
A partir de abril de este año, México impuso aranceles temporales a más de 500 productos chinos, de 5 a 50 por ciento.
Aunque la presunción es que fue para proteger a los productos nacionales de la competencia china, el hecho de que se apliquen a láminas de acero, varillas de aluminio, textiles, madera, plásticos, entre otros, implica que probablemente se hayan aplicado a insumos y no solo a productos finales.
Pese a ello, lo cierto es que, si Trump realmente aplicara el 60 por ciento generalizado a los productos chinos, México ganaría mucho en competitividad, salvo que replicara la medida de EU.
Obviamente, en la revisión del TMEC prevista para 2026, la previsión es que se cierren las puertas para que México pueda usar insumos chinos.
Pero, no creo que haya que esperar hasta la revisión del TMEC.
Me parece que en un plazo más bien cercano van a acentuarse las presiones para castigar más a los productos chinos.
Ya veremos cómo responden las autoridades mexicanas.