El TPI tiene “motivos razonables” para considerar a los dos políticos israelíes responsables de crímenes de guerra y contra la humanidad en Gaza. La decisión incluye al líder militar de Hamás, Mohamed Deif, dado por muerto. El primer ministro israelí se compara con Alfred Dreyfus
Isabel Ferrer y Antonio Pita
El Tribunal Penal Internacional (TPI) ha emitido este jueves sendas órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su ministro de Defensa hasta hace dos semanas, Yoav Gallant. Los jueces tienen “motivos razonables” para creer que tienen responsabilidad criminal por presuntos crímenes de guerra y contra la humanidad, cometidos en Gaza al menos desde el 8 de octubre de 2023, el día siguiente del ataque de Hamás contra Israel. Se trata del mayor gesto d…
e reprobación de instancias internacionales a la ofensiva de Israel en la Franja, que ha superado este jueves los 44.000 muertos y que Gobierno y oposición israelíes han recibido con idéntica indignación.
Las instrucciones de detención incluyen también a Mohamed Deif, el jefe del brazo armado de Hamás al que Israel da por muerto. El TPI investiga el comportamiento de ambas partes en este conflicto y solo juzga a los máximos responsables de los mayores delitos en el ámbito de la justicia internacional.
Los jueces han atendido la petición formulada en mayo pasado por el fiscal, Karim Khan, que consideró que las pruebas reunidas por su equipo demostraban que Israel “ha privado de forma intencionada y sistemática a la población civil de Gaza de objetos indispensables para la supervivencia”. La Fiscalía aseguró tener “motivos razonables para creer” que Netanyahu y Gallant son “penalmente responsables” de crímenes de guerra y contra la humanidad perpetrados en Gaza. La petición del fiscal representa un crimen de guerra “matar de hambre a civiles”, poco mencionado en la historia del tribunal, abierto en 2002. De nuevo, la fecha de comisión de este delito empieza a contar a partir del 8 de octubre del año pasado.
La decisión de los jueces al emitir las órdenes de detención ha sido unánime, a pesar de que el caso ha estado sometido a fuertes presiones políticas.
La petición original incluía a tres líderes de Hamás. Este jueves solo figuraba Deif porque la Fiscalía considera que los informes sobre su supuesta muerte no son concluyentes. Hamás ni lo confirma ni lo desmiente y no es posible comprobarlo de forma independiente, a diferencia de los otros dos: Ismael Haniya ―el líder político hasta su asesinato en Teherán el pasado julio― y Yahia Sinwar, su sucesor y cerebro del ataque del 7 de octubre de 2023. Murió en combate en Gaza el mes pasado. Los jueces de La Haya encuentran “motivos razonables” para creer que [Deif] es responsable de los crímenes de asesinato, exterminio, tortura, violación y otras formas de violencia sexual.
Israel no es un Estado miembro del TPI, niega su jurisdicción y asegura que no ha cometido crímenes de guerra en Gaza y que se limita a combatir a Hamás tratando de evitar las víctimas civiles, aunque mujeres y menores suponen la mayoría de muertos en los bombardeos. Palestina sí es miembro del tribunal desde 2015 y los jueces pueden fallar sobre los supuestos delitos cometidos por tropas o ciudadanos israelíes en territorio palestino. Lo mismo sucede a la inversa, y de ahí las órdenes de arresto contra los máximos dirigentes de Hamás. El TPI carece de policía para llevar a cabo las detenciones y depende de la voluntad de sus Estados miembro para hacerlo. Estados Unidos —principal aliado de Israel—, China y Rusia tampoco forman parte del tribunal.
El hecho de que las detenciones dependan de la voluntad de los Estados miembro del tribunal ha marcado las reacciones internacionales. Como las del ministro de Exteriores de Jordania, Ayman Safadi, y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell (de gira por la región), que han pedido que sea respetada y aplicada. Borrell ha subrayado que no es una decisión política, sino judicial. El ministro neerlandés de Asuntos Exteriores, Casper Veldkamp, ha dicho que Netanyahu será detenido si aterriza en Países Bajos.
La decisión ha indignado en Israel. “Antisemita”, “desgracia moral” o “momento oscuro” son algunas de las expresiones que han empleado los políticos (tanto del Gobierno como de la oposición) en sus reacciones. Pese a que la corte ha pedido el arresto de su líder militar, Hamás la ha recibido en cambio de forma positiva y pedido su ampliación a más dirigentes israelíes.
Netanyahu ha sido particularmente beligerante. Ha comparado la decisión del TPI con la condena a finales del siglo XIX al militar francés Alfred Dreyfus, influida por el antisemitismo y que originó el famoso Yo acuso de Émile Zola. “Acabará ―ha agregado― de la misma manera”, en referencia a su posterior anulación. La considera obra de un “fiscal jefe corrupto” y de unos “jueces parciales motivados por un odio antisemita hacia Israel”. E insiste en que no cederá ante las presiones y continuará la guerra en Gaza, porque “no hay ninguna más justa”.
Israel Katz, el sucesor de Gallant (Netanyahu lo destituyó por diferencias el pasado día 5) al frente de Defensa, se ha pronunciado en un tono similar. La ha tildado de “desgracia moral completamente contaminada por el antisemitismo” que “sirve a Irán, la cabeza de la serpiente, y a sus agentes”. “No permitiremos que un organismo hostil, hipócrita e ilegítimo dañe a nuestros líderes o a nuestros soldados. Seguiremos defendiendo a los ciudadanos de Israel con determinación y orgullo, manteniéndonos firmes contra cualquiera que intente socavar nuestro derecho a la legítima defensa”, ha agregado en un comunicado.