Los supremacistas blancos, con la cara oculta, gritaron insultos racistas y antisemitas en Columbus, Ohio
Fran Ruiz Perea
Se veía venir pero no tan rápido y tan descaradamente. Menos de dos semanas después de ganar Donald Trump las elecciones y dos meses antes de que el expresidente republicano regrese a la Casa Blanca, un grupo de neonazis con la cara tapada y portando banderas negras con la esvástica desfiló este sábado en actitud desafiante por las calles de Columbus, capital de Ohio, lanzando insultos racistas y antisemitas por megáfono, ante la estupefacción de los peatones.
“Los neonazis —con los rostros ocultos tras máscaras rojas— recorrieron hoy las calles de Columbus, portando banderas nazis y lanzando discursos viles y racistas contra la gente de color y los judíos”, dijo el gobernador Mike DeWine, republicano por Ohio, en una declaración en X. “En este estado no hay lugar para el odio, la intolerancia, el antisemitismo ni la violencia, y debemos denunciarlos dondequiera que los veamos”, agregó.
La Casa Blanca emitió este lunes una declaración calificando el nazismo como un “veneno odioso” que es “hostil a todo lo que representa Estados Unidos, incluida la protección de la dignidad de todos nuestros ciudadanos y la libertad de culto”.
Las marchas suelen ser pequeñas, sin previo aviso y durante poco tiempo, para evitar a los contramanifestantes. “Están hechas a medida para las redes sociales”, dijo Oren Segal, vicepresidente del Centro contra el Extremismo de la Liga Antidifamación.
“Al fin y al cabo, lo que quieren es crear miedo y ansiedad en las comunidades y hacerse la foto”, dijo Segal en una entrevista el domingo a The New York Times.
Segal, cuyo personal vigila la actividad de la supremacía blanca en todo el país, dijo que un grupo supremacista de reciente creación llamado Hate Club (Club del Odio), con sede en St. Louis (Missouri), se había atribuido la marcha del sábado en Columbus, donde son rivales de otro Hate Club con sede en Ohio.
Puestos en libertad
Segal dijo que los actos “relámpago” como el de Columbus suelen implicar símbolos flagrantes de odio, como las banderas con esvásticas que llevaban los hombres. Agregó que su objetivo es causar el máximo impacto entre el público en general, pero también se utilizan para ganar credibilidad entre otros grupos de supremacistas blancos.
La policía detuvo brevemente a los manifestantes, pero determinó que no se habían producido agresiones, y fueron puestos en libertad.
La sombra alargada de Trump
La Liga Antidifamación dijo a NYT que el acto de Columbus se ajustaba a un patrón reciente de incidentes de supremacistas blancos, cientos de los cuales han tenido lugar en todo el país en los últimos 18 meses, coincidiendo con la campaña electoral y con las inquietantes referencias a Hitler usadas por el candidato republicano para criminalizar a los inmigrantes, acusándoles de estar “envenenando la sangre de nuestro país”, cita calcada de “Mein Kampf”, en la que el mayor genocida de la historia escribió que “la sangre alemana estaba siendo envenenada por los judíos”.
Shannon Hardin, presidente del Consejo Municipal de Columbus, dijo en X que “esta comunidad rechaza sus patéticos esfuerzos por promover el miedo y el odio” y relacionó el incidente con la elección de Trump. “Lamento que el presidente electo haya envalentonado a estos asquerosos”, dijo Hardin, demócrata.
En vísperas de las elecciones, el general John Kelly, su exjefe de gabinete, dijo que Trump le había comentado que “Hitler hizo algunas cosas buenas”. En mayo, Trump publicó brevemente un video en Truth Social con una imagen que hacía referencia a “la creación de un Reich unificado”, antes de retirarlo.
En su defensa. Karoline Leavitt, vocera de la campaña de Trump y próxima secretaria de prensa de la Casa Blanca, niega que Trump sea un supremacista blanco o tenga contacto con neonazis, y presume de que al candidato republicano lo han votado estadounidenses de todas las razas, incluidas, dijo “madres angelicales”.
“El presidente Trump cuenta con el respaldo de latinos, votantes negros, trabajadores de sindicatos, madres angelicales, agentes de las fuerzas del orden, agentes de la patrulla fronteriza y estadounidenses de todas las religiones”, dijo.
Segundo incidente tras las elecciones
El 9 de noviembre, cuatro días después de la victoria electoral de Trump, neonazis se manifestaron en un teatro de Howell, Michigan, donde se representaba una obra basada en el Diario de Ana Frank.
Durante el primer acto, el personal del teatro se percató de la presencia de manifestantes neonazis, según un relato del incidente en la página de Facebook del Teatro Comunitario.
Pese al miedo, los actores terminaron la representación y luego declararon: “Esta obra se centra en personas reales que perdieron la vida en el Holocausto”, dijo el grupo, y añadió: “El sábado por la noche, las cosas se volvieron aun más reales de lo que esperábamos. La presencia de manifestantes en el exterior nos dio una pequeña idea del miedo y la incertidumbre que sentían aquellos que se escondían”.
Howell, con un largo historial de exhibiciones públicas del Ku Klux Klan, no impidió en julio una marcha de supremacistas blancos marchó por la ciudad gritando “Amamos a Hitler” y “Amamos a Trump”.
Al mes siguiente, Trump celebró un acto de campaña en Howell junto al sheriff del condado, y la campaña de la vicepresidenta Kamala Harris le criticó por elegir el lugar, dada la historia de la zona.
En Ohio, al igual que la vecina Michigan, ganó Trump y sumaron sus votos electorales para su victoria final.