Se logrará el primer paso para controlar al Poder Judicial.
Comenzó el proceso para elegir alrededor de 900 jueces federales el primero de junio del año que viene. Los tres Poderes de la Unión (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) ya nombraron a sus Comités de Evaluación, que recibirán la documentación de los abogados que se postulen, la revisarán y decidirán quién aparecerá en las boletas.
Como era de esperarse, tanto el Legislativo como el Ejecutivo, controlados por Morena, nombraron a cuadros cercanos a la Cuarta Transformación en dichos comités. No hay que ser un genio ni un malpensado para imaginar que dichos comités fundamentalmente elegirán a candidatos que políticamente respondan a los intereses de Morena, sobre todo en los altos tribunales: Suprema Corte de Justicia de la Nación, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y Tribunal Disciplinario.
Con ello, se logrará el primer paso para controlar al Poder Judicial, el verdadero objetivo que tiene el gobierno con esta reforma.
El siguiente paso será la elección.
A la gran mayoría de los ciudadanos les valdrá un pepino los comicios. No querrán desperdiciar parte de su apreciado domingo en acudir a las urnas a votar por personajes desconocidos. Además, debido al gran número de jueces que se elegirán, el ejercicio podría durar horas por la gran cantidad de boletas a llenar.
En este sentido, anticipo una elección con altísimos niveles de abstencionismo. Fundamentalmente, saldrán a votar los electores que movilicen los partidos políticos, sobre todo Morena y sus aliados, que son los que cuentan con las maquinarias más poderosas de movilización del voto en la actualidad. A estos votantes, los instruirán de por quién votar, es decir, los candidatos que le convengan al gobierno.
Con este segundo paso, se asegurará el control para el partido hegemónico del único poder que todavía no domina: el Judicial.
En suma, visualizo una elección con muy poca participación y abrumadoramente morenista en los resultados.
Tal y como sucedió con la elección de revocación del mandato que se llevó a cabo el 10 de abril de 2022.
Organizada por el INE, se hizo una pregunta barroca diseñada por la Suprema Corte de Justicia: “¿Estás de acuerdo en que a Andrés Manuel López Obrador, Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, se le revoque el mandato por pérdida de la confianza o siga en la Presidencia de la República hasta que termine su periodo?”.
El tema le interesaba mucho a Morena, y nada más. Era una manera de seguir legitimando el régimen y enseñando su músculo electoral. Sólo fueron a votar los que pudo movilizar este partido político, es decir, el 18% de los votantes, equivalentes a 16.5 millones de personas. El 82% de los mexicanos se abstuvo. No les interesó este ejercicio que, correctamente, percibían como inútil.
¡Oh, sorpresa!, el 92% de los que sí asistieron votaron a favor de que López Obrador se quedara. Una elección soviética.
Algo así visualizo para la siguiente elección judicial. Muy poca participación y resultados abrumadoramente favorables para los candidatos de Morena.
La participación dependerá del número de casillas que pueda instalar el INE. Entre menos haya, habrá más abstencionismo porque la gente no querrá o podrá trasladarse a centros de votación lejanos de sus hogares.
Aquí viene a colación, de nuevo, la consulta de revocación de mandato. El INE, que había calculado instalar 161 mil casillas para una elección nacional, presentó un presupuesto que no le gustó nada al presidente López Obrador. El Congreso les limitó la partida, por lo que el INE sólo pudo colocar 57 mil casillas el día de la revocación de mandato, 104 mil menos que las previstas en la ley.
El INE actual ha proyectado un presupuesto de 13 mil millones de pesos para llevar a cabo la elección de juzgadores el año que viene. Tanto la presidenta Sheinbaum como la dirigente de Morena, Luisa María Alcalde, han criticado esta cifra y le han solicitado al INE ahorrar recursos.
La última palabra la tendrá la Cámara de Diputados, que aprueba el Presupuesto de Egresos de la Federación y, ahí, Morena tiene mayoría para asignarle más o menos dinero al INE.
Con toda seguridad, no serán los 13 mil millones de pesos que proyectaron. Serán menos, por lo que habrá menos casillas, por lo que habrá menos participación. Irán, sobre todo, aquellos votantes que pueda movilizar la poderosa maquinaria electoral de Morena.
Y, así, se logrará el objetivo. Dirán que se trató de un ejercicio de democratización del Poder Judicial cuando, en realidad, lo que habrán obtenido es el control de un poder que se atrevió a desafiarlos el sexenio pasado.