Obtuvo usted una aplastante victoria; las y los estadounidenses decidieron encomendarle de nuevo la presidencia de ese gran país, al que nos unen la geografía y la historia.
Decía Carlos Fuentes que más que frontera compartimos una herida qué, a pesar de los años, aún no cicatriza del todo.
Prometió usted y por eso resultó triunfador “hacer grande a América de nuevo” y a mi juicio eso implica, necesariamente, un esfuerzo histórico tanto de ustedes como de nosotros, para sanar esa llaga abierta.
No son muros los que necesitamos sino puentes.
No será con fuego y fuerza que lograremos cauterizar la herida que nos separa.
Ustedes tienen otro México en su territorio y nosotros otro Estados Unidos en el nuestro.
Nuestros compatriotas migrantes -usted lo reconoció en su discurso frente a Andrés Manuel López Obrador en la Casa Blanca- han contribuido decididamente al progreso y bienestar de su patria; son gente valiente, honesta y trabajadora y muchas de ellas y ellos votaron por usted.
Entiendo la virulencia retórica en una campaña electoral y sé qué, como decía Francisco Goya a propósito de la razón, la democracia también engendra monstruos.
No se convierta en uno de ellos Sr. Trump; no se vuelva rehén de los halcones de su gabinete.
Como usted, Claudia Sheinbaum Pardo venció por un amplísimo margen y cuenta con el respaldo, eso dicen los estudios demoscópicos serios, de 7 de cada 10 ciudadanas y ciudadanos en nuestro país.
Supo y pudo usted entenderse con Andrés Manuel; lo mismo sucederá con Claudia.
Si se ocupa de sus cárteles de la droga y encarcela a los Johnson, Smith, Mackenzie o Wilson que son los dueños de la última milla.
Si frena el envió de más armas y más dólares a nuestro país nosotros nos encargaremos, sin guerra, de combatir a los cárteles mexicanos.
Reduzca el consumo y la demanda mientras nosotros atacamos las causas, presidente.
No es a balazos que acabaremos con el narco sino atendiendo a las y los jóvenes de ambos lados de la frontera.
Enfrente con decisión, allá en su territorio, a los capos estadounidenses que derraman tanta sangre en México y se enriquecen matando, con el fentanilo, a sus jóvenes.
Haga a América grande de nuevo presidente Trump; nuestros compatriotas migrantes, nuestras heroínas y héroes vivientes de aquel lado de la frontera y nosotras y nosotros -como socios- de este lado de la misma, le ayudaremos en la tarea.