Son tres puntos torales los que se espera definan la relación bilateral Sheinbaum que se vislumbra en el próximo periodo presidencial de cuatro años de Trump: migración, la renegociación del Tratado de Comercio México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) y el combate al narcotráfico.
WASHINGTON (apro).-El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca tras derrotar en los comicios presidenciales a la demócrata Kamala Harris, vaticina una complicada relación bilateral con México sustentada en las presiones que ejercerá el otra vez mandatario.
En su discurso de victoria durante la madrugada de este miércoles, Trump puso sobre la mesa se intención de sellar la frontera de su país que colinda con México, que aunque no dijo como lo hará, se anticipa la continuidad a la construcción de un muro y la militarización.
La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, antes de conocer los resultados de la elección presidencial estadunidense, utilizó el pragmatismo al establecer que habrá una buena relación con quien fuese el reemplazo del presidente Joe Biden, a partir del 20 de enero de 2025.
Son tres puntos torales los que se espera definan la relación bilateral Sheinbaum que se vislumbra en el próximo periodo presidencial de cuatro años de Trump: migración, la renegociación del Tratado de Comercio México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC) y el combate al narcotráfico.
Trump un par de días antes de ser declarado nuevamente presidente de Estados Unidos, adelantó y amenazó al gobierno de Sheinbaum con la imposición de aranceles a “todas” las exportaciones mexicanas si no impedía el ingreso a su país de inmigrantes indocumentados.
Las imposiciones arancelarias a bienes y servicios mexicanos de acuerdo con la amenaza de Trump empezarían con la tarifa de 25% y aumentarían o gradualmente si el gobierno de Sheinbaum no detiene al flujo de migrantes indocumentados de cualquier lugar del planeta.
El enfoque de Trump en este sentido es primero, a nivel local, suspender la asignación de asilo a migrantes centroamericanos, sudamericanos y caribeños, y que México fortalezca la militarización de sus fronteras sur y norte con mayor personal de la Guardia Nacional.
Usar a los aranceles para doblegar al gobierno mexicano para que le haga a los Estados Unidos el trabajo sucio en materia migratoria, le dio buenos resultados con el gobierno del expresidente Andrés Manuel López Obrador, se creó el programa ‘Quédate en México’ y lo repetirá.
Sin importarle las implicaciones que tendría para el consumidor estadunidense una guerra arancelaria desproporcionada, Trump también amenazó a la industria automotriz mexicana de ser sujeta a tarifas de hasta el 200% si exporta vehículos con componentes o partes de China.
Aquí en este inciso automotriz encaja como torniquete para que México lo utilice para detener el flujo migratorio, porque afecta directamente a las exportaciones mexicanas de aluminio y acero a Estados Unidos, materiales usados para el andamiaje de automóviles.
Una de las pretensiones de Trump para utilizar a la Guardia Nacional mexicana como agentes de la Patrulla Fronteriza de su país, que es instalen retenes en los puntos de entrada por el sur y norte de México, para detener a quienes quieren entrar a México y posteriormente salir como indocumentados hacia los Estados Unidos.
Restablecer la construcción de la muralla fronteriza en la zona limítrofe de su país con México que suspendió Biden, será una de sus primeras decisiones como nuevo primer mandatario a la par de militarizarla.
En 2025 se abren las renegaciones de varios capítulos del T-MEC, acuerdo que así se llama porque Trump en su primera presidencia obligó a Canadá y a México a renegociar y rebautizar al ahora extinto; Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Bajo esas renegociaciones en lo que le toca a México, la Casa Blanca de Trump presionará a México para hacer mayores concesiones en los sectores de energía, reglas de origen, agricultura (maíz transgénico), leyes laborales, medio ambiente y productos químicos; entre otros.
De la guerra contra el narcotráfico, la solución que propuso Trump en su tercera y exitosa campaña presidencial, fue usar al poderío del Pentágono para aniquilar a los cárteles del narcotráfico mexicano, y así solucionar la crisis de consumo de fentanilo que padece su país.
El por ahora y hasta enero el 21 de enero presidente electo de Estados Unidos, amaga con lanzar misiles a puntos geográficos de México en donde presuntamente se ubiquen los cárteles del narcotráfico para borrarlos del planeta en un santiamén.
Otra idea radical y unilateral de Trump es invadir a México con tropas del Pentágono, para ir directamente contra los narcos; tomando en cuenta la incapacidad y corrupción en el gobierno mexicano que lo ha impedido a entregar los resultados que le exige Washington.
Lo que está ausente en las propuestas trumpianas es la instrumentación de medidas de salud pública y de educación dentro de su nación para contener la pandemia de opioides fabricados con fentanilo que, cada 24 horas por una sobredosis les causan la muerte a unas 300 personas.
No obstante a que estas ideas retóricas y extremistas suenan a imperialismo más proyectos democráticos y respetuosos de las leyes y normas internacionales, Trump comulga con ellas e incluso en su campaña en algún momento dijo que aspira a gobernar como emperador.