El conflicto entre Los Chapitos y La Mayiza ha provocado un aumento de la violencia en Sinaloa, afectando a la población y extendiendo el miedo en varios estados.
Georgina Balam / LA VERDAD NOTICIAS
La violencia en Sinaloa ha alcanzado niveles alarmantes debido a la pugna interna dentro del Cártel de Sinaloa, enfrentando a Los Chapitos contra el grupo liderado por El Mayo Zambada. Este conflicto ha dejado más de 60 muertos en lo que va del año y ha sembrado el miedo entre la población de Sinaloa y estados vecinos como Sonora, Baja California, Chihuahua, y Durango.
La guerra entre facciones del cártel, centrada principalmente en el control de las rutas de tráfico de drogas sintéticas hacia Estados Unidos, ha hecho que la violencia se desborde en las calles.
Ciudadanos como Eduardo López, periodista independiente de Ciudad Obregón, narran cómo el miedo se ha apoderado de la gente. “Se ve menos gente en las calles y los negocios cierran temprano”, relata López, describiendo la situación en una de las ciudades más peligrosas de Sonora.
El enfrentamiento entre Los Chapitos y El Mayo
El conflicto dentro del Cártel de Sinaloa se intensificó tras la captura de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Desde entonces, Los Chapitos y la facción de El Mayo Zambada han protagonizado una lucha por el control de territorios clave en el tráfico de drogas.
En Sinaloa, la violencia ha alcanzado un punto crítico, con tiroteos diarios y asesinatos relacionados con el narcotráfico que afectan la vida cotidiana de la población.
Uno de los episodios más recientes de esta escalada ocurrió en Ciudad Obregón, Sonora, cuando la ciudad despertó bajo el sonido de ráfagas de balas. “Fue cerca de parques y lugares públicos, lo que hizo que la gente se tirara al suelo para protegerse”, describe el periodista Juan Carlos Zúñiga. Aunque en este caso solo hubo un herido, los tiroteos han dejado una marca indeleble en la psique de la población.
El efecto cucaracha: la expansión de la violencia
Con el recrudecimiento de la violencia en Sinaloa, las autoridades temen que ocurra el llamado “efecto cucaracha”, donde la presión en un área desplaza a los criminales hacia otras regiones. Ya se han registrado enfrentamientos en Chihuahua y Sonora, zonas clave que comparten rutas de narcotráfico.
El Fiscal de Chihuahua, César Jáuregui, ha advertido que es pronto para asegurar si la guerra entre las facciones del Cártel de Sinaloa está provocando este efecto, pero no descarta que otros grupos criminales puedan aprovechar la situación para hacerse con el control del territorio.
En Sonora, 20 presuntos integrantes del cártel fueron detenidos en septiembre, en un intento por frenar la expansión del conflicto.
El impacto en la población civil
Mientras los cárteles se enfrentan por el control, la población de Sinaloa y Sonora sufre las consecuencias. Los comercios cierran temprano, los ciudadanos temen salir de sus casas, y las calles se vacían al caer la noche.
En Culiacán, la capital de Sinaloa, la vida ha cambiado drásticamente. Los enfrentamientos han obligado a las escuelas a suspender clases, mientras las familias permanecen encerradas por miedo a las balaceras.
El caso del abogado Juan Carlos Sánchez Palacios, asesinado por error durante un operativo del Ejército, ha resonado profundamente en la sociedad sinaloense. La violencia ha afectado a todos, desde comerciantes hasta profesionales, y ha dejado una cicatriz imborrable en la comunidad.
¿Qué sigue para Sinaloa?
La guerra entre Los Chapitos y El Mayo no muestra señales de detenerse. Mientras las autoridades intentan contener la violencia, la población sigue enfrentando un día a día lleno de incertidumbre. Cada tiroteo y enfrentamiento deja una marca en el tejido social de Sinaloa, Sonora y otros estados afectados.
A medida que el conflicto se intensifica, las consecuencias económicas también se hacen evidentes. Comercios cerrados, pérdida de empleos, y una creciente ola de criminalidad en las calles son solo algunas de las secuelas de esta guerra entre cárteles. La paz, por ahora, parece lejana.