La especie se desparramó rápidamente. Para nosotros los periodistas era nota apetitosa, había “carnita”, pues.
El diputado Raul González de la Vega, utilizando la tribuna legislativa, y desde luego, la presencia de los reporteros que cada martes y jueves cubren las sesiones del Congreso del Estado, soltaba de su ronco pecho: “renuncio al Partido Sonorense”.
Rápidamente las malditas y benditas redes sociales hicieron su trabajo. Las especulaciones comenzaron. Iban desde la falta de apoyo de la dirigencia de este partido para alcanzar un asiento en el legislativo, hasta pleitos internos por el manejo de recursos del mismo instituto político.
Conozco de primera mano el tema. Al menos este par de especulaciones son absolutamente falsas. Quien las afirme, le juro que está mintiendo.
Hasta hace unas semanas atrás, fui cercano al diputado de la Vega. La comunicación se perdió, sin mediar explicación, aunque quiero entender la razón: mi cercanía personal y profesional, también, con Alí Camacho, presidente del Partido Sonorense.
No es absolutamente mi intención revelar el fondo del actuar del tribuno que derivó en su renuncia. Pero sí analizar los dichos, cual debe.
En primer lugar, lo expuesto en la Sala de Plenos del Congreso del Estado –confieso que no sé si sea ético utilizar la tribuna para algo distinto a su quehacer como diputado- no resiste un análisis que le abone a su decisión.
“Después de una profunda reflexión, y siendo congruente con mis ideas, mis valores y mi ética como ciudadano….”.
Hasta antes de septiembre en que rindió protesta como legislador, sus ideas, valores y su ética no estaban a discusión. Fue después de asumir la curul que súbitamente le dio un ataque de congruencia.
Y siguió:
“Hoy renuncio porque no veo condiciones para seguir participando en esta opción política que busca representar, al igual que algunos de sus pares, intereses cupulares, pero hay que decirlo, también intereses familiares”.
Es en serio?, suponiendo sin conceder, como dicen los abogados: hasta ahorita se dio cuenta?, porqué no alzarse con la fuerza de la razón y la justicia partidaria para señalar con dedo flamígero esos supuestos intereses cupulares?, porqué, desde adentro, no dio la batalla?, porqué no renunció al partido, en protesta, antes de obtener la diputación “pluri”?. Profundo misterio.
Lo que hoy ventila, seguramente el diputado de la Vega lo vivió en el PRI de Armando López Nogales, cuando fue su secretario particular y director del DIF Estatal. Seguramente lo vio en el PAN de Guillermo Padrés cuando intentó ser Procurador General de Justicia. Y seguramente lo verá en Morena de Alfonso Durazo, en caso de que le den cabida. O en cualquier otro partido que le abra la puerta.
Sinceramente creo que al diputado le faltó prudencia política. Pudo haber salido por la puerta de enfrente, prefirió la trasera. Pudo escoger el camino del diálogo y negociación. Escogió el tortuoso. Rentable mediáticamente?. Sí…momentáneamente.
En fin. Alguien que no es su amigo, le animó a dar el paso. En los próximos días, semanas, veremos su destino.
En verdad yo le deseo mucho éxito. Lo tengo en estima.
ENCUADRE REPROBATORIO
En la sesión de este martes, los diputados sonorenses le entraron de lleno al tema de la aprobación de los informes de resultados de la revisión de la cuenta pública de la hacienda pública estatal y de los ayuntamientos, correspondiente al ejercicio fiscal 2023, remitidos por el Instituto Superior de Auditoría y Fiscalización (ISAF) que encabeza la doctora Beatriz Elena Huerta Urquijo.
Para mi mayúscula sorpresa, a partir de dichos informes, fue revelado que la cuenta pública de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad de Sonora, tuvo una calificación reprobatoria. No lo podía creer. Si algo han cuidado muchísimo las administraciones de la UniSon es precisamente el manejo puntual de los subsidios que recibe, tanto del Gobierno Federal como del Estatal. Es más, por mutuo propio, nuestra alma mater contrata a un despacho especializado de contadores públicos para que le auditen anualmente sus finanzas. Es una auditoría independiente a la que realizan la Auditoría Superior de la Federación y el propio ISAF.
Me resisto a creer en un mal uso de los recursos, por lo que más bien considero se trate de un incumplimiento en observaciones emitidas por el ente fiscalizador. Algo pasó, pues. Buscaremos respuestas.
Pero la UniSon no va sola en estas calificaciones individualizadas reprobatorias. También las cuentas públicas de la Universidad Estatal de Sonora (UES), el Instituto Sonorense de Educación para los Adultos (ISEA), la Universidad Tecnológica de Guaymas (ITG), la Comisión Estatal del Agua (CEA), el Fondo de Operación de Obras Sonora SI y la Universidad del Pueblo Yaqui, corrieron la misma suerte.
En el caso de los ayuntamientos, fue la diputada María Eduwiges Espinoza Tapia, de Morena, quien informó de la aprobación de las cuentas públicas de 57 municipios, y de quince reprobadas, a saber: Aconchi, Bacanora, Bacerac, Benito Juárez, Huatabampo, Naco, Nacozari de García, Oquitoa, San Ignacio Río Muerto, San Miguel de Horcasitas, Sáric, Soyopa, Trincheras, Tubutama y Yécora.
Algunos alcaldes y funcionarios de estos ayuntamientos, seguro estoy, andan enredados por desconocimiento de los aspectos contables y legales, pero otros, resultaron unas verdaderas “fichitas”.
Lo bueno de todo esto es que ya el Congreso dio a conocer qué organismos estatales y ayuntamientos no cumplieron con la normatividad gubernamental. Lo malo: no les pasará nada. Espero equivocarme. Así sea.
IN PROXIMUM
Me puedes seguir en FB: José Felipe Medina