- Los parques de Canadá trasladaron 16 bisontes salvajes al Parque Nacional Banff.
- Se trata de un proyecto multimillonario para reintroducir esta especie clave en su hábitat.
- El bisonte es vital para restaurar el ecosistema y fortalecer los vínculos culturales de las comunidades indígenas.
Manuel Ramírez / Renovables Verdes
Los parques nacionales de Canadá han dado un paso importante en la restauración de su biodiversidad al comenzar la relocalización de bisontes a su hábitat natural. En este proceso, 16 bisontes salvajes fueron trasladados desde el Parque Nacional Elk Island al Valle de la Pantera, en el Parque Nacional Banff, un lugar icónico por su belleza y biodiversidad.
Este esfuerzo es parte de un largo proceso que ha implicado la participación de diversas instituciones y comunidades indígenas, cuyo vínculo con el bisonte es tanto ecológico como cultural. Los bisontes han estado ausentes de este hábitat durante más de un siglo, hasta que el gobierno canadiense decidió intervenir para restaurar su población.
Un proyecto para la reintroducción del bisonte en Canadá
Los 16 bisontes trasladados forman parte de un proyecto pionero que busca devolver a esta especie a los pastizales donde se alimentaban en los tiempos anteriores a la colonización europea. Por siglos, el bisonte fue un elemento clave en el ecosistema de las praderas canadienses, y su reintroducción podría restablecer un equilibrio ecológico. Durante los primeros 16 meses, estos bisontes permanecerán en recintos controlados en el Valle de la Pantera, a unos 40 kilómetros al norte de Banff. Aquí serán monitorizados por especialistas de Parks Canada para garantizar su adaptación. A partir de verano de 2018, se prevé liberarlos en una zona de 1.200 kilómetros cuadrados en las cuencas del río Red Deer y Cascade.
El objetivo es que los bisontes interactúen con especies nativas como osos y lobos, recuperando así su función dentro del ecosistema. Además, se espera que barreras naturales como ríos y cadenas montañosas impidan que los bisontes se alejen de esta área protegida.
El papel histórico del bisonte en las tierras canadienses
Hace un siglo, los bisontes pastaban libremente en las tierras que hoy constituyen el Parque Nacional Banff. En su punto álgido, se estima que había cerca de 30 millones de bisontes en todo el continente americano, pero la especie estuvo al borde de la extinción debido a la sobreexplotación humana. Cuando el bisonte fue eliminado de su hábitat, las comunidades indígenas, que dependían de él tanto para alimento como para sus ceremonias, también enfrentaron un duro golpe cultural. Las prácticas tradicionales, como la caza de bisontes, formaban parte de su modo de vida.
Con la llegada de los colonos europeos, esta especie fue cazada intensivamente, y hacia 1890 la población se había reducido a menos de 1.000 ejemplares en toda América del Norte. No fue hasta principios del siglo XX cuando el gobierno canadiense decidió intervenir, comprando una de las últimas manadas de bisontes y estableciéndola en las cercanías de la actual Montaña Cascade. Allí permanecieron durante 100 años hasta 1997, cuando fueron trasladados temporalmente.
El proceso de reintroducción: un proyecto multimillonario
El actual proyecto, con un coste de 6,5 millones de dólares canadienses, no solo tiene como objetivo restaurar el equilibrio natural, sino que ha sido diseñado para evaluar el impacto de la reintegración de los bisontes en el ecosistema.
Parks Canada examina factores como la salud de la manada, la tasa de reproducción y su interacción con depredadores naturales. Las primeras pruebas han sido alentadoras: al poco tiempo de ser liberados, los bisontes comenzaron a adaptarse rápidamente al medio, alimentándose y bebiendo agua de fuentes cercanas en el valle.
En cuanto a la logística, la operación fue llevada a cabo por helicópteros que transportaron los contenedores con 10 hembras preñadas y 6 bisontes jóvenes desde el Parque Nacional Elk Island al Rancho Ya Ha Tinda. Estos animales fueron monitoreados desde el principio mediante collares de radio, lo que permitió a los científicos seguir su adaptación y comportamiento en el nuevo entorno.
El impacto en el ecosistema y las comunidades locales
El retorno del bisonte no solo representa la restauración de una especie clave para el ecosistema, sino que también tiene un significado cultural relevante para muchas primeras naciones de Canadá. El bisonte ha sido parte esencial de la vida de estas comunidades, y su retorno es visto como un esfuerzo para gestionar y preservar su legado cultural. Así lo destacó Catherine McKenna, ministra canadiense de Medioambiente, quien consideró el regreso del bisonte al Parque Nacional de Banff como una oportunidad para que las naciones indígenas se reconecten con sus tradiciones.
Esta reintroducción también ha permitido a científicos estudiar los cambios que los bisontes generan en el medio ambiente. Jodi Hilty, presidenta de la Iniciativa de Conservación de Yellowstone a Yukón, ha destacado que los bisontes son considerados verdaderos ingenieros de ecosistemas. Su presencia permite reestructurar el paisaje, ya que su pastoreo ayuda a que las especies vegetales se regeneren rápidamente. Los investigadores han observado un impacto positivo en la biodiversidad del área, lo que incluye un aumento de insectos y aves.
Los excrementos de los bisontes también juegan un rol importante, ya que contribuyen al ciclo de nutrientes del suelo, favoreciendo la vegetación. En definitiva, este proyecto es una gran oportunidad para restaurar la biodiversidad en la región, equilibrar el ecosistema y fomentar el turismo ecológico.
El retorno del bisonte al Parque Nacional de Banff y su impacto en la fauna local es un paso más hacia la reconexión entre los humanos y la naturaleza. Este proyecto de reintroducción tiene potencial para inspirar iniciativas similares en otras regiones del mundo.
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