La candidata promete en Arizona firmar la ley de seguridad fronteriza que mató Trump y aumentar los controles para reducir el tráfico de fentanilo
Luis Pablo Beauregard / EL PAIS
Kamala Harris ha hecho su primer viaje a la frontera con México como candidata a la presidencia de Estados Unidos. La aspirante demócrata ha elegido para ello el Estado de Arizona, uno de los siete territorios en disputa rumbo a los comicios del 5 de noviembre. La demócrata ha querido mostrarse en su gira como una figura capaz de aportar soluciones a la compleja dinámica fronteriza. Y justo en un momento donde su rival, Donald Trump, carga contra la política migratoria de la Administración de Joe Biden. “Buscaremos que se castigue más severamente a los reincidentes [que cruzan la frontera ilegalmente] y si alguien no pide asilo y cruza ilegalmente el asilo le será negado”, aseguró Harris en un evento en el condado de Cochise, una zona que Trump visitó el mes pasado. Harris recorrió antes un pedazo del muro fronterizo reforzado con concertina y se entrevistó con agentes de la Patrulla Fronteriza.
Harris prometió combatir el flujo de fentanilo que entra al país y que ha provocado una epidemia de salud fuera de control tanto para el Gobierno de Trump como para la actual presidencia. Una de las primeras oradoras del evento fue Theresa Guerrero, quien perdió a su hijo Jacob a causa de una sobredosis del potente opiáceo sintético. Guerrero pidió a la candidata endurecer la lucha contra esta droga, que se ha cobrado cientos de miles de vidas. Harris le dedicó unas palabras sobre el escenario. “[El tráfico de fentanilo] Es un lastre en nuestro país y tenemos que tomárnoslo en serio. Cuado sea presidenta haré prioridad interrumpir el flujo de fentanilo que llega a Estados Unidos”, aseguró.
Durante su visita, la vicepresidenta fue informada sobre los operativos en marcha que se siguen para frenar el torrente de drogas que llega al país. La vicepresidenta indicó que dos cárteles mexicanos son los principales responsables de importar el opiáceo al territorio estadounidense. La mayor parte del trasiego, reveló, se da por aduanas y garitas oficiales. “La realidad es que los agentes no tienen los recursos suficientes y solo pueden registrar una fracción de vehículos que pasan por estos puntos. Es inaceptable”, declaró.
Harris contrastó su agenda con la supuesta mano dura que Trump pretende imponer en la frontera. Recordó durante su discurso que su rival se movilizó para evitar que los senadores de su partido apoyaran en el Congreso una ley de seguridad fronteriza, parte de un paquete legislativo muy amplio, que fue largamente negociado entre demócratas y republicanos. “Donald Trump boicoteó esa ley, pero prometo como presidenta recuperarla y promulgarla”, señaló. Esta hará que se sumen 1.500 nuevos agentes a la Patrulla Fronteriza y financiará un centenar de nuevos aparatos para auxiliar a la detección de fentanilo. La ley que fue frenada por Trump contaba con el visto bueno del sindicato de los uniformados encargados de la vigilancia fronteriza.
Harris realizó la visita en un momento donde las encuestas la colocan por detrás de Donald Trump. El republicano aventaja a la vicepresidenta 48% contra 42%, de acuerdo a un sondeo reciente realizado por el diario USA Today a 500 futuros votantes. El mejor indicador de la batalla, sin embargo, sería la intención de voto en el condado de Maricopa, el más poblado del Estado y donde se encuentra Phoenix. Harris recorta ahí la ventaja que le llevan a cuatro puntos. El 47% de los 1,3 millones de latinos registrados en la entidad respaldan a la candidata demócrata, revela el sondeo. El 35% de los hispanos prefiere a Trump.
La candidata utilizó su visita para atacar el récord de su rival en la inmigración mientras ocupó la Casa Blanca. “En los cuatro años de su presidencia no hizo nada por mejorar el sistema. No hizo nada por resolver la falta de jueces de inmigración ni aumentó la contratación de agentes fronterizos”, señaló. La gestión de la frontera es el que más preocupa en el Estado de 7,4 millones de habitantes. “[Trump] prefiere hacer campaña con el tema que arreglar el problema”, añadió.
Trump, al otro lado del país, también contraatacó. Al unísono, los republicanos criticaron la visita de Harris a la entidad que Biden ganó en 2020. La calificaron como una gira para atraer los reflectores y las cámaras de televisión y recordaron que en este Gobierno se rompieron todos los récords de cruces ilegales en la historia. “Tiene sangre en sus manos”, aseguró el republicano, quien estaba de gira por Michigan, otro de los Estados bisagra de la elección. El expresidente acusó a la Administración de permitir la entrada al país a decenas de millones de inmigrantes ilegales. “Estos son tipos duros, criminales que han sido liberados”, aseguró Trump en un mitin celebrado en una fábrica.
Harris visitó la comunidad de Douglas, en el condado de Cochise, algo más de un mes desde la visita de Trump a la zona. El republicano aterrizó en el sitio el mismo día en que los demócratas la nombraron candidata presidencial. “La camarada Kamala quiere que nuestro país esté abierto a los criminales del mundo para que vengan a violar y saquear”, dijo Trump entonces. El expresidente se hizo acompañar de víctimas de sobredosis por fentanilo y de los familiares de Jocelyn Nungaray, Rachel Morin y Laken Riley, quienes fallecieron en crímenes perpetrados por inmigrantes ilegales.