Un grupo liderado por Norma Piña, Luis María Aguilar y Jorge Pardo acude a apoyar a las protestas contra la reforma. Mientras, Yasmín Esquivel y Lenia Batres cargan públicamente contra la presidenta del tribunal
Beatriz Guillén / El País
Algunos ministros definían antes al pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) como una “familia disfuncional”. Había problemas, discrepancias, filias y fobias, pero la mayoría se quedaban en casa, dentro del máximo tribunal de México. Hace tan solo un año, la guerra pública y sin filtros que se ha desatado entre los 11 jueces más importantes del país hubiera parecido imposible. No hay duda del origen: la reforma judicial. Las consecuencias de la elección de jueces, magistrados y ministros por voto popular, propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha terminado por dividir visiblemente a la Corte. A un lado, las últimas tres integrantes nombradas por el mandatario: Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz y Lenia Batres. Al otro, el grupo liderado por la presidenta Norma Piña, además de Luis María Aguilar, Jorge Pardo y José Luis González Alcántara Carrancá, quienes han aparecido acompañándola y en las protestas de trabajadores. En un momento clave para la justicia en México, la reconciliación dentro de su principal tribunal se ve lejana.
La grieta empezó desde que cayó la bomba: la abrumadora mayoría de Morena tras las elecciones del 2 de junio daba al partido oficialista y a sus aliados los votos suficientes en la Cámara de Diputados —y se quedaban cerca en el Senado— para pasar cualquier cambio constitucional. El llamado plan C. En esa estrategia había un asunto subrayado en rojo, la prometida reforma judicial de López Obrador, en guerra abierta con la Suprema Corte de Norma Piña. Durante una semana, el Poder Judicial Federal quedó en shock. Después, como en una casa en llamas, los jueces más importantes del país empezaron a moverse para ganar tiempo. Mientras algunos ofrecían la cabeza de Piña para tratar de atenuar algunos cambios, otros buscaban al equipo de Claudia Sheinbaum. Nada sirvió.
Llegó septiembre y el inicio del curso político no ha tenido ni un día tranquilo. La reforma judicial empezaba su camino en la Cámara de Diputados y los trabajadores del poder judicial se echaban a la calle. Las manifestaciones a favor y en contra se sucedían. Los detractores de la iniciativa tomaron las entradas de la Cámara de Diputados, en San Lázaro, y los diputados tuvieron que trasladar la discusión sobre una de las mayores reformas judiciales de los últimos 30 años a un polideportivo. Desde una cancha recubierta con alfombras, la mayoría de Morena y sus aliados pasó de forma aplastante el primer trámite.
La bola se lanzó entonces al Senado, donde el oficialismo cuenta con 85 escaños, frente a los 43 de la oposición. Mientras, la presión se incrementaba y llegaba hasta la fórmula matemática para decidir si los dos tercios necesarios para aprobar la reforma en la Cámara Alta estaba en 85 u 86. En medio de la polémica, los ministros tomaban públicamente partido.
Vestida con una camiseta blanca con los símbolos de la SCJN, del Gobierno de México y con la leyenda “Todos somos el PJF”, siglas del Poder Judicial de la Federación, la presidenta Norma Piña se unió el viernes a una protesta de los trabajadores. Un día después fue el ministro Jorge Pardo, quien fue recibido al grito de “¡Ese ministro sí me representa!”, y “¡se ve, se siente, la Corte está presente!”. El juzgador daba las gracias a los empleados por la resistencia y ponía en valor la carrera judicial.
Este lunes ha aparecido en el plantón Luis María Aguilar, el integrante con más tiempo en la Suprema Corte, quien ha recordado que él empezó en el tribunal como mecanógrafo. “La vida me fue llevando hasta, cuando me di cuenta, ya era presidente de la Corte. Yo no tenía influencias políticas ni dinero. Todos somos compañeros y estamos en la misma petición de que se mantenga el sistema de la carrera judicial y que sea la gente preparada la que pertenezca a esta institución”, ha dicho. “¡No estás solo!”, le han contestado coreando los manifestantes.
Los dos ministros, junto con José Luis González Alcántara Carrancá, acompañaron a Norma Piña en la transmisión especial en la que anunció in extremis una propuesta alternativa de reforma judicial. “La demolición del poder judicial no es la vía, como se pretende”, dijo la presidenta de la SCJN, “nuestra historia no se puede definir a partir de la narrativa fácil de que todos los problemas de seguridad y justicia en el país son culpa de los jueces. Quienes así lo crean, no conocen México”. En ese mensaje, Piña concluía: “Desde el PJF les decimos honestamente que nuestra resistencia no está en función de nuestro presente, nuestro compromiso va más allá de nosotros, es con las generaciones que vienen y fundamentalmente con el país que todos anhelamos”.
Los comentarios no se han hecho esperar al otro lado. Este lunes, en una entrevista de radio, la ministra Yasmín Esquivel ha llamado “irresponsable” a la presidenta del tribunal por sus palabras y se ha destapado como candidata a ser la titular de la Corte después de la reforma. “El mensaje de la ministra Norma Piña viene totalmente a destiempo, es un mensaje absurdo al señalar que hay una demolición al Poder Judicial por la forma de cambiar el nombramiento de jueces, magistrados y ministros”, ha dicho la juzgadora a Joaquín López-Dóriga, que ha afirmado que es “incongruente” un llamado al diálogo con otros poderes cuando es algo que la presidenta “no propicia ni con sus pares” al interior del órgano judicial.
En esa misma línea se ha pronunciado Lenia Batres, quien descalificó la contrarreforma porque el documento no fue consultado con el pleno del tribunal: “Se trata de una visión unilateral, cada vez más aislada y ajena a los reclamos del pueblo de México sobre el sistema de justicia”. Además, la integrante más reciente de la Corte ha criticado que hace meses que se pide a Piña que presente el documento: “Sin embargo, se publica hasta ahora, en la fase final del proceso de aprobación de la reforma constitucional, lo cual resulta inoportuno y poco serio. Solo muestra un afán obstructivo”, ha dicho. “Al encabezar la defensa de sus propios intereses ha dejado al Poder Judicial en entredicho, incluso para resolver cualquier tema que se derive de la reforma judicial a discusión”, ha señalado Batres sobre la presidenta del tribunal.
Este lunes, en una sesión privada, se han reunido presencialmente los 11 ministros. Tenían que decidir si continuaban en paro para apoyar a los trabajadores del poder judicial. Con ocho votos a favor, los de Esquivel y Ortiz en contra, y la abstención de Batres, el pleno ha decidido mantener unos días más su posición. La división, que ya se ha mostrado fuera, sigue dentro.