Integrante del Comité de Cuenca Río Sonora advierten que las operaciones de la compañía aumentan el estrés hídrico.
Por Christopher Calderón / EL ECONOMISTA
La relación entre la industria minera y el agua es sumamente compleja debido a que su interacción deriva en impactos potenciales en la hidrología de las regiones en donde se instalan las operaciones mineras, quienes, a pesar de hacer importantes esfuerzos, en algunas ocasiones no son suficientes para evitar la sobreexplotación de los recursos hídricos y privar del agua a las comunidades aledañas a las minas.
“Las operaciones en Sonora de la mina Buenavista del Cobre, propiedad de Grupo México, han contribuido significativamente a la escasez de agua y a problemas graves de contaminación de la misma en los acuíferos del Río Bacoachi y Río Bacanuchi, afectando seriamente al medio ambiente y violando los derechos humanos de las comunidades”, indicó Martha Patricia Velarde, integrante del Comité de Cuenca Río Sonora.
De acuerdo con un estudio realizado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), Grupo México acapara el 57 por ciento del agua de la parte alta de la cuenca del Río Sonora, lo que ha afectado severamente las operaciones agrícolas de la región, así como a las comunidades, quienes, según el Comité de Sonora, llegan a pasar hasta una semana completa sin acceso al agua.
A pesar de que el volumen de agua concesionado a la minería representa 0.27 por ciento del volumen total nacional, según la Cámara Minera de México (Camimex), la mina Buenavista del Cobre está ubicada en una zona de estrés hídrico.
“El problema es que Buenavista del Cobre es la mina más grande del país, la que cada año extrae más cobre y cuya producción va en aumento, pero lo hacen a costa de nuestros recursos y del daño al medio ambiente”, alertó la activista.
Al cierre de 2023, Grupo México fue el mayor productor nacional de cobre con una participación del 76.8 por ciento, de los que 66 por ciento provienen de Buenavista del Cobre, que el año pasado extrajo 398 mil 953 toneladas de cobre.
Se suma contaminación del Río Sonora
A 10 años del derrame de 40 millones de litros de químicos altamente tóxicos, ocasionado por la negligencia de Grupo México en los ríos Sonora y Bacanuchi, el Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (PODER) ha denunciado que el avance para remediar el daño ha sido muy lento.
“A lo largo de estos años, las personas afectadas por el derrame han estado en una búsqueda constante de justicia, sin tener aún un compromiso real por parte de las autoridades que garantice la reparación y la no repetición del desastre”, aseguró Elena Arengo, codirectora de PODER.
Incluso, se estableció el Fideicomiso Río Sonora, el cual buscaba que Grupo México, empresa propiedad de Germán Larrea, pagara los daños ambientales ocasionados a la cuenca del río y las afectaciones a la salud de la población fueran atendidas.
“Lamentablemente, el fideicomiso no cumplió con la reparación y fue cerrado sin previo aviso, devolviendo el dinero sobrante a la empresa, hecho que no fue bien recibido por las comunidades. Incluso a 10 años, la empresa no ha cumplido con las 37 plantas potabilizadoras que prometió a las comunidades, las seguimos esperando porque los problemas de salud por el agua contaminada son cada vez más graves”, señaló Martha Patricia Velarde.
Confían que Sheinbaum resuelva el problema
Tanto PODER como el Comité Sonora confían en que la presidenta electa Claudia Sheinbaum pueda resolver el problema y, sobre todo, que deje en claro a Grupo México que el terreno y los recursos hídricos son una concesión.
“Le recordamos a esta empresa que está obligada, como concesionaria (pues no es dueña) a respetar los recursos naturales y la riqueza que pertenece las comunidades de Sonora, por lo que esperamos que en la próxima administración haya claridad de que el agua para el uso humano y agrícola tiene prioridad sobre la de uso industrial”, dijo.
En tanto, Elena Arengo confío en que Claudia Sheinbaum preste mayor interés a las comunidades de Sonora que están siendo afectadas.