Difícil desconectarse cuando trataron de asesinar al expresidente de EU, el actual mandatario decidió retirarse de la contienda presidencial, el vecino del norte arrestó a uno de los narcotraficantes mexicanos más icónicos…
Creo en el poder restaurador de unas buenas vacaciones. Trato de desconectarme casi por completo en estos periodos para descansar de la vorágine noticiosa. Por lo general ocurre que regreso de vacacionar y, en realidad, no pasó nada importante. No fue el caso en este reposo.
Difícil desconectarse cuando trataron de asesinar al expresidente de Estados Unidos, el actual mandatario decidió retirarse de la contienda presidencial, el vecino del norte arrestó a uno de los narcotraficantes mexicanos más icónicos y el dictador de Venezuela se robó las elecciones sin ningún recato.
Cuatro eventos de la mayor relevancia.
Tan es así que ya no nos acordamos del primero que sucedió hace un mes escaso.
Me refiero al intento de asesinato contra Donald Trump, expresidente de Estados Unidos y candidato republicano a regresar a la Casa Blanca este año.
Durante un acto de campaña, en Pensilvania, un insignificante personaje de 20 años de edad, Thomas Matthew Crooks, evadió todas las medidas de seguridad del Servicio Secreto estadunidense y le disparó a Trump con un rifle semiautomático AR-15 a una distancia de unos 130 metros. Acto seguido, un francotirador lo abatió.
Trump tuvo una suerte monumental. La bala le pasó rozando su oreja derecha porque en ese momento se volteó para explicar una gráfica que había en su presentación. Después del disparo, su escolta lo rodeó y tiró al piso. Salió ileso salvo con una herida leve en la oreja. Cuando ya lo sacaban del escenario, el candidato extendió su brazo, cerró el puño y gritó repetidamente “luchen”.
Un reportero gráfico captó la imagen del magnate ensangrentado con su puño en el aire y una bandera de Estados Unidos ondeando en el cielo. Mejor, imposible, esta fotografía para la campaña de Trump que estaba a punto de ser “coronado” como candidato presidencial republicano en la convención de ese partido días después.
Aborrezco las teorías de la conspiración. Por tanto, creo que el intento de asesinato fue real. Pero, conociendo el despliegue de seguridad en eventos de este tipo (he asistido a varios), se me hace increíble, en el sentido literal de la palabra, lo ocurrido. El hecho de que se les haya colado un tirador en el perímetro de seguridad, que Trump se haya salvado milagrosamente y que, con un inigualable olfato político, haya aprovechado el intento de homicidio para motivar a su base electoral unos segundos después del atentado.
Todo el mundo estaba hablando de eso hasta que, unos días después, el presidente Joe Biden anunció que renunciaba a la reelección. Se retiraba como el inminente candidato demócrata. Esto después del pésimo desempeño que tuvo en un debate con Trump, que avivó las opiniones de su deficiente salud física y mental.
Fueron muchos días de presiones de todo el establishment demócrata para convencer al Presidente de salirse de la contienda, lo cual le perjudicaba mucho porque aparecía como un “viejecito necio” que no entendía lo que estaba en juego. Biden, sin embargo, lo hizo y vino, entonces, la discusión de quién lo sustituiría. Muy rápidamente, gracias a la operación política de la Casa Blanca, quedó Kamala Harris como la nueva candidata.
Este acontecimiento cambió por completo los términos de la competencia presidencial en EU, que se veía muy favorable para Trump después del intento de asesinato. Hoy, de acuerdo con las encuestas y apuestas, la contienda está cerrada, ya con una ligera ventaja para Harris.
En eso estábamos cuando cayó la bomba noticiosa nacional. El gobierno de Biden había detenido en México al histórico capo del Cártel de Sinaloa, Ismael El Mayo Zambada, y lo había trasladado a territorio estadunidense. Junto con el legendario fundador de uno de los cárteles criminales más poderosos del mundo cayó también uno de los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán.
Años iban y venían, los capos del narcotráfico mexicano caían, incluyendo a El Chapo, pero El Mayo siempre se mantenía impune. Una especie de intocable.
Sin embargo, le llegó su día, aunque no sabemos cómo lo arrestaron y llevaron en un avión privado al vecino del norte.
Es evidente que el gobierno de ese país no le informó al nuestro hasta que terminó la operación.
Circulan diversas historias sobre una entrega pactada, traición y/o secuestro. Los estadunidenses revelan poco, aunque filtran información a sus medios. Mientras tanto, López Obrador y su secretaria de Seguridad se enredan en explicaciones que sólo confunden más.
¿Invadió Estados Unidos a México para detener ilegalmente a El Mayo y trasladarlo a su territorio con el fin de juzgarlo allá?
Se me acabó el espacio para hablar de la tragedia venezolana, pero ya lo haremos. Por lo pronto, vaya periodo vacacional con ese saldo de bombas noticiosas.