El Gobierno de Noboa mantiene su postura de que el asilo concedido por México no es lícito y complica la situación del exvicepresidente ecuatoriano
Carolina Mella / El País
La situación del exvicepresidente Jorge Glas parece no tener salida, salvo la prisión La Roca, donde permanece desde el 6 de abril tras ser arrestado en un operativo policial sin precedentes. Este operativo, ordenado por el presidente Daniel Noboa, incluyó el allanamiento de la Embajada de México en Quito, donde Glas se encontraba asilado desde diciembre. El Gobierno ecuatoriano ya ni siquiera se toma el tiempo de redactar nuevos boletines para referirse a la crisis diplomática. No va a cambiar su postura: no concederá ningún salvoconducto para permitir la salida de Glas de la cárcel. La respuesta llegó un día después de la solicitud de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México que pidió un permiso y medidas humanitarias para la excarcelación de Glas, debido a su crítico estado de salud.
En la conferencia matutina de este martes, López Obrador también se refirió al tema. “Nosotros estamos en la mejor disposición de recibirlo, es parte de nuestra tradición en materia de política exterior, proteger a perseguidos políticos de cualquier país del mundo, siempre se ha hecho”. Aunque la solicitud oficial no figura para que el exvicepresidente viaje al país norteamericano sino a un tercer país, en atención a la Convención de Caracas sobre el derecho de asilo de 1954, firmada por ambos países.
La Cancillería de Ecuador respondió con el mismo boletín que publicó el 5 de abril, con un párrafo subrayado, acompañado de un mensaje: reiteramos lo mencionado en este documento: “No es lícita la concesión de asilo diplomático al señor Jorge Glas”. Ecuador argumenta que envió información sobre los dos casos de corrupción por los que fue condenado Glas y que no fueron tomados en cuenta por México, contraviniendo las obligaciones entre países para cooperar en la lucha contra la corrupción. “En consecuencia no otorgará salvoconducto alguno, ya que no procede en el marco de las convenciones”, continúa el texto.
Nada hace dudar al joven mandatario. A pesar de la condena internacional por el asalto a la Embajada, la ruptura de relaciones, un proceso abierto en la Corte Internacional Penal y el impacto en los más de 70.000 migrantes ecuatorianos en México, el presidente Noboa se mantiene firme en su postura. La canciller mexicana, Alicia Bárcenas, en una entrevista con EL PAÍS, sugirió que la concesión del salvoconducto podría ser un paso hacia el restablecimiento de relaciones con México. “Si nos dan el salvoconducto y nos entregan a Jorge Glas, podemos empezar”, señaló la secretaria.
Sin embargo, las relaciones con México no parecen ser una prioridad para Noboa en este momento. Hay mucho en juego en este momento en Ecuador como para preocuparse de las solicitudes para liberar a Glas. Con las elecciones presidenciales a la vista y su popularidad en declive —del 58% en mayo al 41% en julio según la encuesta de Perfiles de Opinión—, el presidente se concentra en la campaña electoral. Su discurso se centra en el ‘Nuevo Ecuador’, y Jorge Glas representa todo lo que el presidente quiere que el electorado rechace. La seguridad, la lucha contra la delincuencia y la corrupción son sus principales focos, y Glas se ha convertido en uno de sus símbolos de triunfo. Noboa ha afirmado que no se arrepiente de haber ordenado el asalto a la embajada. “No me arrepiento de nada”, aseguró en una entrevista con el canal australiano SBS. Su único acercamiento con López Obrador ha sido una invitación para compartir ceviche o tacos, en un intento de diálogo informal.