La contienda por el único territorio bisagra vecino de México arranca con la visita de Vance y nuevas encuestas que muestran que Harris ha borrado la ventaja republicana
Nicholas Dale Leal y Paola Nagovitch / El Pais
Nadie tiene que señalarlo, está claro: vestido con camisa de cuadros y jeans, el look de cualquier vaquero promedio, J.D. Vance está en la frontera. El largo camino de tierra bordeado por “el muro”, las camionetas blancas aparcadas detrás, el ranchero y el agente fronterizo, ambos con sus sombreros de cowboys, completan la puesta en escena. El candidato republicano a la vicepresidencia estuvo en la mañana del jueves en el condado de Cochise, al sur de Tucson, en la zona fronteriza del Estado de Arizona. No fue casualidad.
El Estado del Gran Cañón es uno del puñado de territorios bisagra que con toda probabilidad decidirán las elecciones presidenciales de noviembre, junto con Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin. Las más recientes encuestas enfocadas en estos Estados, que han ido saliendo desde que Joe Biden se retiró de la contienda, apuntan a que Kamala Harris ha prácticamente borrado la ventaja de la que disfrutaba Trump frente al actual presidente. Un par incluso la ponen por delante, aunque todas arrojan resultados dentro del margen de error.
Las apuestas están abiertas de par en par, pero en unas elecciones en las que la inmigración es protagonista, el resultado en Arizona, el único Estado decisivo que tiene frontera con México, puede tener un peso todavía mayor. Con la visita de Vance y su discurso lleno de ataques constantes a Harris, el republicano ha llevado la batalla a la zona cero.
Plantado frente a las cámaras junto al muro que empezó a construir su compañero de papeleta, Vance volvió a repetir su mentira favorita de las últimas semanas: que Harris fracasó en su trabajo como “zar de la frontera”. Vance se hizo así eco de una acusación que Trump arrojó tan pronto Biden anunció que Harris le sucedería y que desde entonces se ha convertido en la principal arma del Partido Republicano para atacar la candidatura de la vicepresidenta. A pesar de que es una afirmación incorrecta, Vance se reafirmó en su posición e incluso especificó las tareas que Harris supuestamente debió de llevar a cabo y que, según él, se ha negado a hacer.
“No se puede tener una política fronteriza eficaz a menos de que haya alguien que coordine todas las diferentes agencias del Gobierno federal”, comenzó a explicar el actual senador por Ohio. “Se necesita la participación del Departamento de Estado para devolver a las personas a sus países de origen. Se necesita la participación del Departamento de Justicia para perseguir estos terribles delitos relacionados con las drogas. Y, por supuesto, se necesita la participación del Departamento de Seguridad Nacional para que la Patrulla Fronteriza pueda hacer su trabajo. A Kamala Harris, como zar de la frontera, se le pidió que coordinara todas estas funciones del Gobierno y no ha hecho nada”, concluyó. “Es un escándalo y una vergüenza”.
Aunque Vance alega que los medios de comunicación “mienten” para encubrir el hecho de que Harris fue efectivamente la “zar de la frontera”, la realidad es que la vicepresidenta nunca ocupó ese puesto. Justo al comienzo de su presidencia, Biden sí le asignó un rol en las políticas migratorias de su Gobierno, pero su papel era más diplomático y no tenía que ver con la supervisión de la frontera. En concreto, Biden le encargó que coordinara las relaciones con el llamado Triángulo Norte —Honduras, Guatemala y El Salvador, países que entonces representaban la mayor parte de los migrantes que llegaban a la frontera sur de Estados Unidos— para abordar las “causas profundas” de la emigración de esta región. Así lo explicó el propio presidente en marzo de 2021 cuando anunció que Harris asumiría esta responsabilidad, una tarea similar a la que él mismo tuvo cuando fue vicepresidente de Barack Obama.
Harris debía liderar una estrategia para mejorar las condiciones económicas y de seguridad en estos tres países, a través de la inversión en la región, la creación de empleo, la lucha contra la corrupción y la reducción de la violencia, para que los migrantes reconsideraran emigrar hacia Estados Unidos. Era un plan a largo plazo, lo cual la Administración Biden reconoció desde el principio. Si la estrategia fue exitosa o no es debatible, pues los cruces fronterizos se dispararon durante los primeros tres años de la Administración Biden y alcanzaron máximos históricos hasta que comenzaron a caer en 2024, pero la proporción de migrantes provenientes de los países del triángulo se redujo. Lo cierto es que Harris nunca fue designada “zar de la frontera”.
Desde que se convirtió en la presunta candidata presidencial del partido demócrata, Vance, Trump y la mayor parte del Partido Republicano ha culpado directamente a Harris, en paralelo a su responsabilidad migratoria, de facilitar el tráfico de fentanilo hacia el país. El jueves en Arizona, el tema fue mencionado una y otra vez. Primero, el agente fronterizo que presentó a Vance dijo que en 2022 el 23% de todo el fentanilo incautado en el país había sido confiscado en un radio de 20 millas (32 km) de donde estaban parados. Luego, en sus palabras para los medios, el candidato vicepresidencial recordó la devastación que causa el fuerte opioide en la población con una anécdota personal —su madre fue adicta a la heroína cuando él era niño— y cargó toda la responsabilidad a Harris y lo que ha “desatado en esta frontera”.
Pero aunque la vigilancia de la frontera nunca ha sido un cargo de la actual vicepresidenta, nadie niega que la situación es crítica. Este mismo jueves, a unas 200 millas (321 km) al oeste, todavía en Arizona, se decomisaron cuatro millones de píldoras de fentanilo -cifra récord- que un ciudadano de 20 años de Arizona pretendía meter a Estados Unidos.
Las encuestas ponen la inmigración y la crisis de los opioides como algunos de los temas más importantes para los votantes en todo el país, especialmente en Arizona. No es sorpresa, entonces, que los republicanos salgan al ataque en este Estado con estos dos asuntos por delante, pues conquistar Arizona será vital para ganar la presidencia. En las últimas dos elecciones inclinó la balanza general de forma decisiva por un margen mínimo. Biden se lo llevó en 2020 por apenas 0.3 puntos.
En la carrera de este año, Trump había ido sumando una ventaja que a principios de julio, antes de que Biden se retirara, llegó a ser de ocho puntos, según algunas encuestas. Desde que el presidente anunció que le dejaba el camino a Kamala Harris, sin embargo, la distancia se ha ido recortando rápidamente. Para finales de julio, una encuesta de Bloomberg ponía a la demócrata por delante del candidato republicano en Arizona por dos puntos; una tendencia que se ha replicado en todos los Estados bisagra. En algunos, solo achica distancias, pero en Michigan, un Estado que parecía haberle dado la espalda a Biden, Harris tendría ahora una ventaja de 11 puntos. El cambio se puede ver en las encuestas generales también.
Montada sobre la estela de la ola de entusiasmo que ha generado su candidatura, por ahora Kamala Harris no ha hecho ningún movimiento evidente para cortejar a los votantes de Arizona específicamente, aunque sí ha recibido el apoyo de un puñado de alcaldes de ciudades fronterizas, casi todas de este Estado. La misión ha sido aglomerar los apoyos de ciertos grupos que con Biden en la papeleta estaban, según las encuestas, empezando a trasladar su intención de voto a Trump, como los y las latinas o los hombres negros. Pero la demócrata tiene un as bajo la manga en forma de su posible candidato vicepresidencial. El senador por Arizona, Mark Kelly, es uno de los nombres que más posibilidades tiene de acompañarla en la papeleta en noviembre, precisamente porque puede ayudar a conseguir la victoria esencial en el Estado fronterizo.
Según el partido, se hará el anuncio oficial antes del próximo martes. Aunque Kelly parece ser el favorito de las apuestas, hay otro hombre que también suena mucho para ser candidato a la vicepresidencia: Josh Shapiro, el popular gobernador demócrata de Pensilvania. La lógica para elegirlo a él antes que al senador de Arizona es esencialmente la misma, Shapiro puede ayudar a ganar en este otro Estado bisagra. Está por verse en qué escenario considera el partido que necesita más ayuda, en la lucha por el cinturón de óxido o en la gran batalla de la frontera.
ENLACE: https://elpais.com/us/migracion/2024-08-03/comienza-la-gran-batalla-electoral-de-la-frontera.html