Llamadas de altura y temor por disputas entre grupos del Cártel de Sinaloa. El Gobierno no quiere asociaciones incómodas.
Redacción
El Gobierno intenta maniobrar el frente interno luego de la caída de Ismael “El Mayo” Zambada, el narcotraficante más poderoso del país. Según pudo conocer LPO, el general Audomaro Martínez Zapata, jefe del CNI, opera con la Sedena y la Marina para evitar estallidos de violencia en los estados del Pacífico, donde domina el Cártel de Sinaloa.
Un primer acontecimiento que encendió los alarmas fue el asesinato ocurrido en las últimas horas de Héctor Melesio Cuén, legislador electo y jefe del Partido Autonomista de Sinaloa. El Gobierno quiere evitar una escalada violenta y de ahí el discurso de este mañana de Rosa Icela Rodríguez, que busca retirar al oficialismo de cualquier responsabilidad en lo ocurrido con Zambada.
El Gobierno no quiere estar expuesto a ningún tipo de reprimenda de grupos violentos ni a que se construya la narrativa de que operó contra Zambada para favorecer a Iván Archibaldo Guzmán, jefe de la facción de Los Chapitos.
Según cuentan cerca del jefe del espionaje doméstico, el Gobierno conocía que Zambada se iba a entregar, pero no se sabía el momento exacto. Desde ya, afirman, el Departamento de Justicia de Estados Unidos nunca dirá que Zambada se entregó en un aeropuerto privado de Texas. De ahí que crece el rumor en la prensa del país vecino de una supuesta traición del Joaquín Guzmán López a Zambada para propiciar su arresto. Un rumor que emana del propio Departamento de Justicia.
Otro apunte: cuando Guzmán López fue secuestrado años atrás por el Cártel de Jalisco quien manejó el operativo para liberarlo, lo cual sucedió en Puerto Vallarta, fue Zambada.
La pregunta ineludible: ¿El Gobierno mexicano sabía del arresto? La narrativa que recorre el gabinete es que se conocía que podía tener lugar o bien la entrega o bien la captura de un narco de alto nivel – lo cual fue revelado por esta redacción -, y que, en esa dirección, se venían desarrollando arrestos y operativos contra mandos intermedios del Cártel de Sinaloa. Pero todo indica que los detalles de la entrega fueron una cuestión limitada a Zambada y las agencias de seguridad de EU.
El escenario hacia adelante es de alerta total porque el Gobierno teme que los enfrentamientos entre facciones del Cártel terminen por devenir en violencia contra la población civil.
En Palacio descartan que Zambada u el hijo de “El Chapo” carguen contra la 4T y quieran hacer revelaciones explosivas. Señalan que se mencionaba el mismo escenario cuando cayó Genaro García Luna, que se decía que iba a hablar sobre los supuestos nexos con el narco de Andrés Manuel López Obrador y de Marcelo Ebrard cuando gobernaron la CDMX. Pero nada sucedió y García Luna purga su condena en el país vecino.
Creen, más bien, que Zambada y Guzmán López pueden brindar detalles sobre el relacionamiento del narco con diversos actores de la vida económica del país que, agregan, es lo que más interesa a Estados Unidos: rastrear las rutas del dinero del negocio más lucrativo del planeta.
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