El republicano atribuye a la “ultraliberal” aspirante demócrata a la presidencia la crisis migratoria y la entrada “de 20 millones de extranjeros” en Estados Unidos
María Antonia Sánchez
En Charlotte, Estado de Carolina del Norte, Trump se ha ensañado este miércoles con Harris como enemigo perfecto. “Es ultraliberal, mucho más liberal que [el senador izquierdista] Bernie Sanders, es una persona horrible que va a destruir nuestro país si es elegida”, ha subrayado. “¡Kamala, estás despedida, fuera!”, ha dicho para alborozo de los asistentes, con la muletilla que usaba en el programa de telerrealidad El aprendiz, que supuso su trampolín a la política: You’re fired (estás despedido).
La campaña ha cambiado de arriba abajo en las dos últimas semanas, desde el intento de atentado contra el republicano en Pensilvania y la posterior crisis demócrata, pero Trump no ha innovado en sus críticas, si acaso sólo en la denuncia explícita de Harris como responsable de la crisis migratoria en la frontera. “Como zarina de la frontera, ha abierto la frontera a 20 millones de extranjeros, quiere las fronteras abiertas, quiere cosas que nadie quiere”, ha dicho, aunque la vicepresidenta no ha pedido en ningún momento la eliminación de los controles fronterizos.
Biden encargó a Harris en marzo de 2021 que trabajara en origen, con los países emisores —sobre todo los de Centroamérica—, para frenar la ola migratoria, pero no recibió el encargo de velar por la seguridad fronteriza. La diferencia no se refleja sin embargo en el discurso de Trump, que arremete contra ella en bloque, como si la invasión que denuncian los republicanos fuera responsabilidad suya: el sambenito de “zarina de la frontera” —una frontera rota, como denunciaron repetidamente los oradores en la convención republicana celebrada la semana pasada en Milwaukee— ya es para los republicanos indisociable de su persona. Así lo dejó claro el expresidente la víspera, en una inusual llamada con periodistas, una práctica muy habitual entre altos funcionarios demócratas pero casi inédita con los republicanos. En la conversación, Trump dejó clara su principal línea de ataque contra Harris.
Para la campaña republicana, la aspirante a la nominación demócrata es colaboradora de lo que consideran un fracaso sin paliativos de la Administración de Biden, no sólo en lo tocante a política migratoria, también en la económica, especialmente la inflación, pese a que la última lectura del IPC mostraba un modesto aumento del 3%, frente a más del 9% registrado en 2022. Harris es también, aseguran, cómplice de ocultar el declive físico del mandatario, que quedó de relieve en su pésimo papel en el debate contra Trump del pasado 27 de junio, que precipitó el seísmo demócrata.
La campaña republicana ha instado a evitar toda descalificación misógina o racista de Harris, consciente de que, lejos de menoscabarla, podría tener un efecto bumerán y dar votos a la aspirante demócrata. Pero Harris está también en el punto de vista de Trump por sus credenciales progresistas. “Ha destruido San Francisco, no podemos dejar que sea elegida, [porque] quiere otros cuatro años más de caos”.
El mitin de Trump, bastante breve, tuvo lugar dos horas antes del discurso a la nación de Biden para explicar los motivos de su renuncia. A falta de argumentos de peso o propuestas programáticas, el republicano terminó su intervención en Charlotte jactándose de lo concurridos que son sus actos de campaña: “Nunca mencionan nuestras multitudes, pero miren qué multitud tan hermosa, los miles de asistentes a nuestros mítines”, exclamó, mientras repasaba la afluencia a sus actos de campaña previos enumerando pormenorizadamente el número de personas en cada uno, como si de un contable se tratara.