En la buena discusión que ha suscitado el tema de la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados hemos oído del lado oficialista descalificaciones, pesadeces y recuentos ininteligibles de la legislación secundaria en la que fincan sus pretensiones.
Pero no hemos escuchado todavía una explicación de por qué, si recibieron el 54% de los votos en las urnas, quieren el 74% de las curules.
La discusión ha sido más rica que las respuestas del gobierno y ha alcanzado para que los conocedores describan no sólo en qué consiste la sobrerrepresentación, sino cuál es el truco electoral en que descansa.
Es un truco descubierto y usado por el PRI en la elección intermedia de 2015, con el Partido Verde. Así pudo ganar la mayoría de la Cámara en los hechos, sin haberla ganado en las urnas.
Es un truco que exige la existencia de una alianza de partidos, uno muy fuerte en su caudal electoral y otros de poca votación directa pero de mucha negociación bajo la mesa.
El truco consiste en usar la coalición para que el partido más fuerte pueda ocultar o disminuir su fuerza, pasándole a los partidos más débiles sus candidatos y sus votos, de modo que el partido fuerte gane lo que puede ganar, pero disfrazado de un partido débil.
¿Por qué le interesaría hacer esto al partido fuerte? Porque si tiene menos triunfos por mayoría, puede tener más curules de representación proporcional.
Mediante este trasvase de candidatos y votos a sus partidos aliados, Morena disfrazó 90 de sus recientes triunfos por mayoría bajo las siglas del PT y el PVEM, cuyos candidatos ganaron con votos de Morena.
Así, aunque ganó con sus votos 213 distritos electorales, Morena apareció como ganando sólo 162, y tuvo entonces derecho a recibir 85 diputados plurinominales.
Sin el trasvase de estos votos, la coalición oficialista tendría el 63% de la Cámara de Diputados y no la mayoría de 74% que pretende.
La explicación completa y rigurosa del Truco puede leerse en Ciro Murayama, El Financiero, 17/7/24.
Sobra decir que el Truco incluye la voluntad calculada de engañar a los electores y tejer bajo cuerda una mayoría que no viene de los votos sino de la maniobra.