Por Víctor G. Félix Félix / Plumas Invitadas
Sonora y Arizona es una macro región que la identifica el Gran Desierto de Altar, al oeste el Gran Cañón del Río Colorado que se convierte en el Mar de Cortés y al este un sistema montañoso donde destacan, para ubicarnos pronto, en Phoenix, la Sierra de la Estrella y más al sur la de Tucson, que en su recorrido topa con las faldas de la Sierra Madre Oriental en México; esta impresionante geografía da vida a múltiples ecosistemas de gran belleza y riqueza.
Entre montañas, ríos y mares la macro región Sonora-Arizona cuenta con más de 10 millones de habitantes: 7.5 millones en Arizona y 3 millones en Sonora. Todo un potencial económico y social que está detonando.
Como buen sonorense mantengo una relación plena con Arizona: familiares, amigos por doquier en esas tierras y, en la función oficial, he trabajado en la colaboración interestatal a través de la Comisión Sonora-Arizona, un esfuerzo institucional que iniciaron en 1959 los gobernadores Paul Fannin de Arizona y Álvaro Obregón de Sonora: Sonora-Arizona; Arizona-México con un lema muy sencillo: “Si Dios nos hizo vecinos, seamos buenos vecinos”.
Y ahora, en fechas recientes, me encuentro este esfuerzo resilente, valiente, comunitario, moderno, profesional, de periodismo que encabeza Maritza L. Félix, Conecta Arizona, de donde soy -orgullosamente- primera generación de Plumas Invitadas.
Y las oportunidades se van entrelazando, vean ahora, escribiendo para ustedes y contando con el favor de su atención, y, así transcurre la vida entre dos comunidades que se identifican como una, por una historia común, por familia, trabajo y anhelos.
La potencia comercial anual es de más de 20 mil millones de dólares, se genera un tráfico en ambas direcciones de 1 mil 450 trenes; 800 mil camiones de carga; 25.6 millones de autos, y 50.2 millones de personas que cruzamos nuestra frontera.
El comercio entre Arizona y México ya roza los 21 mil millones de dólares, con un estimado de 30 mil 400 millones de dólares de bienes transitando entre ambos países; la renegociación del Tratado de Libre Comercio (TMEC) y la relocalización mundial de empresas, están por dar un mayor impulso a la macro región.
Así, esta fascinante historia se escribe y hoy por hoy; nosotros, los latinos hispano parlantes, documentados o no, estamos siendo llamados a ser parte de la nueva historia. En toda la unión americana se estima una población latina de 36 millones de personas con registro para votar en las elecciones.
En este momento con el atentado a Donald Trump, el candidato republicano a la Casa Blanca, esta fuerza electoral se vuelve importante, ya que es la primera minoría racial, más allá de los afroamericanos.
Ahora, en el contexto de cómo se ha conducido la Convención Republicana, con un grito de campaña de “Hacer América grande otra vez”, tiene un despropósito en su interior que es expulsar del país a miles de inmigrantes sin residencia legal.
Los latinos residentes, los hispanohablantes votantes, son necesarios para ganar la elección tanto para Biden como para Trump, y aprovechar esta condición es la oportunidad de comportarse como comunidad, para proteger sus familias indocumentadas en USA; esto es una gran responsabilidad, ya que por los fuertes valores familiares, el arraigo a las tradiciones, los latinos somos más conservadores, y, en esta tesitura seríamos más proclives a apoyar mayoritariamente a Trump.
Y, ¿por qué es posible afirmar esto? Porque estamos más preocupados por nuestra economía familiar que por la frontera, y Donald Trump encarna un ideal de protección de la empresa norteamericana y de sus inversiones en el mundo; con lo cual -probablemente- consolidaría la fuerza de la nación y una prosperidad para más amplios sectores poblacionales en Estados Unidos.
Por otra parte, el Partido Demócrata ha perdido apoyo al dejar diversificar el voto latino, su popularidad va a la baja por ese fallo estructural de la política demócrata, las libertades de las personas, tropieza con su capacidad económica; una libertad sin capacidad adquisitiva no te lleva a ningún lado.
No hay que olvidar que hace cuatro años Biden ganó a Trump con el apoyo de casi 6 de cada 10 votantes latinos, hoy parece que no sería de nuevo así, ya que Trump, gana espacios con su política proteccionista y expansionista.
En acuerdo al Sistema Electoral de Estados Unidos, su modelo de elección indirecta, la Presidencia norteamericana se definirá en seis estados: Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin, que es donde más latinos viven, y en Arizona la batalla electoral será especialmente dura.
Arizona es el destino de la relocalización mundial de las empresas productoras de semiconductores, millones de dólares se invierten en Phoenix y otras localidades; Sonora, en sus universidades, ha abierto carreras profesionales para preparar a los jóvenes y aprovechar este despegue, la relocalización de empresas no es sólo eso, también tenemos más oportunidades y retos que afrontar.
Sonora tiene capacidad para prestar los servicios y materias primas que requiere la producción norteamericana, tenemos salida al mar, puertos que se están modernizando, carreteras en ampliación, servicios profesionales que cada vez son más eficaces.
La mega región Sonora-Arizona está llamada a ser una de las regiones del mundo que más pueda aprovechar los beneficios de la expansión económica y comercial, tenemos que superar como comunidad el reto de la legalidad, asegurar nuestra participación en un destino común, donde las soluciones son mayores que los problemas.
El azote de la inmigración indocumentada, el narcotráfico y la inseguridad pública son acicates para una sociedad que ha sabido vencer la aridez del desierto y construir en los páramos, ¡no hay forma de que no vayamos adelante!