LA SILLA ROTA / MARLENE VALERO
En entrevista con La Silla Rota, un habitante de Caborca, quien decidió omitir su nombre por seguridad, explica cómo es vivir en este municipio de Sonora
Hermosillo, Sonora.- En los últimos meses, la violencia en Caborca va en escalada. Desde balaceras, enfrentamientos armados y, ahora, ataques con drones. Mientras los diferentes grupos criminales se disputan la “Perla del Desierto”, sus habitantes viven bajo el fuego, atemorizados de que le toque a alguno de ellos.
Los sicarios circulan libremente por las calles de este poblado ubicado al norte de Sonora, en pleno desierto de Altar; y el día que sea, a la hora que sea, se enfrentan entre sí los bandos criminales, sin importar quien se encuentre cerca, si hay niños, jóvenes o adultos que pudieran resultar heridos o muertos.
En entrevista con La Silla Rota, un habitante de Caborca, quien decidió omitir su nombre por seguridad, explica cómo es vivir en este municipio, que pudiera considerarse una zona de guerra, aunque menciona que hasta es más segura una zona de guerra real, porque en ellas hay reglas.
“Aquí es una zona de terror, la guerra tiene sus reglas”, cuenta, mientras describe cómo los ciudadanos han tenido que adaptarse para protegerse de ser las próximas víctimas de la violencia.
Algunos han optado por quitar las mallas protectoras que se colocan en las ventanas de los autos, para evitar que los fuertes rayos del sol calienten más el vehículo. Esto, para que los sicarios puedan ver bien a los pasajeros y no los confundan con sus adversarios, como ha pasado en ocasiones.
“Es de mucho miedo salir de noche. Los carros procuramos retirarle las mallas protectoras del sol, a pesar de que aquí todos las usábamos para protegernos del sol, ya casi nadie tiene, salvo las patrullas de los policías estatales y municipales y claro, los carros placosos (en referencia a las camionetas o pick ups que utilizan los criminales)”, menciona.
Caborca siempre ha sido una zona donde operan grupos criminales. Su ubicación es estratégica para los grupos criminales, debido a sus condiciones desérticas, sus brechas y poca población, además de su cercanía con la frontera de Estados Unidos, para el tráfico de drogas, armas y personas.
Sin embargo, en 2020, durante la pandemia, se vivió un primer caos en el que las balaceras y enfrentamientos armados eran noticia de cada día.
Con la salida de Rafael Caro Quintero de la cárcel, el tablero de posiciones se modificó y algunos reclamaban el “territorio” que les pertenecía.
Uno de los episodios más violentos ocurrió el 20 de junio de ese año, cuando un grupo de sicarios ingresó a esta localidad para infundir terror, incendiar vehículos y privar de su libertad a varias personas, una noche que parecía interminable para sus habitantes.
Al día siguiente, los cuerpos de al menos diez de las personas que habían sido ‘levantadas’, fueron abandonados en la carretera a Sonoyta, apilados y maniatados. En los años siguientes la situación se tranquilizó. Aunque los hechos delictivos continuaron, no había enfrentamientos tan sangrientos como los que se están viviendo este 2024, nuevamente.
De acuerdo con el delegado de la Fiscalía General de la República (FGR), Francisco Sergio Méndez, son 4 grupos delictivos los que se disputan la plaza de Caborca; es decir, cuatro frentes en esta guerra, mientras los ciudadanos quedan bajo el fuego cruzado.
“Es muy duro vivir en Caborca”
Durante la primera ola de violencia, las autoridades municipales suspendían clases en las escuelas y la pequeña ciudad se paralizaba cuando se presentaba algún enfrentamiento armado o persecución entre grupos criminales.
Sin embargo, hoy en día, sus habitantes deben seguir sus vidas con normalidad, esquivando, casi casi, las balas.
“Al principio, tal vez, 2019 2020, en Caborca se suspendían actividades escolares, deportivas y hasta negocios cuando teníamos un “evento”. Actualmente, solamente evitamos tomar calles que están reportadas con sicarios disparando. Si hiciéramos un mapeo de las colonias y calles que han tenido disparos, Caborca sería un mapa lleno de puntos rojos”, agrega el entrevistado a quien nombraremos “Pedro”.
Los jóvenes también son un blanco, pues algunos de ellos han sido reclutados a las filas del ‘narco’, y algunos inocentes, son privados de la libertad al ser confundidos por grupos contrarios.
Además, deben cuidarse de con quién se reúnen o salen, pues pueden provocar el ‘enojo’ de sicarios o capos, y ser asesinados solo por salir con la ex de alguno de ellos, lamenta “Pedro”.
“Los jóvenes intentan llevar actividades propias de su edad, pero con muchas precauciones, por ejemplo, no pretender ex novias o novias de algún malandro porque toman venganza contra los dos, incluyendo a la ex novia. Como padres es peor la incertidumbre de los fines de semana, que estamos pendientes del sonido de ambulancias y hasta pendientes de si se escuchan disparos”, agrega.
Para ‘Pedro’, uno de los poco más de 90 mil personas que habitan Caborca, sus ejidos y rancherías de alrededor, la violencia y los hechos armados son parte ya de su vida cotidiana.
Tan es así, que la mayoría ya sabe qué hacer en caso de encontrarse en medio de una balacera, que ya no son propias de la noche.
“Aquí todos sabemos que hacer en caso de balazos: Tirarse al suelo, buscar lugares con paredes gruesas y no moverse hasta que pasan los disparos. Es muy duro vivir aquí, no solo de noche, hace mucho que el horario dejó de ser factor, aunque por la noche aumentan los riesgos”, dice.
De igual manera, el número de personas desaparecidas va en aumento. Los colectivos de búsqueda publican cada vez más seguido fichas con los rostros de las personas a las que se les perdió el rastro, como dos hermanos Sergio y Ramiro Góngora Romero, de 72 y 81 años, quienes dirigen un rancho en Caborca y fueron vistos por última vez el 18 de junio.
Además, a mediados de junio, el colectivo Rastreadoras de Caborca localizó un cementerio clandestino, con al menos 7 osamentas humanas, ubicado a las afueras del municipio; señalan que podría haber más cuerpos enterrados.
Para ‘Pedro’, las autoridades no tienen el control y no ayudan a las personas cuando más se necesita. De acuerdo a lo que ha vivido, los elementos de seguridad como Guardia Nacional o Sedena llegan tarde cuando se reportan enfrentamientos armados; o si hay alguna persona desaparecida, prefieren pedirle a los criminales que se los regresen.
“Nosotros simple y sencillamente no creemos en las autoridades. Cuando han levantado jóvenes por error, se recomienda subir un video con los reporteros de nota roja y explicar que el muchacho no está implicado. Muchas veces los dejan ir y regresan. Es más práctico hablarles directamente que acudir a las autoridades”, lamenta.
Ataques con drones, la nueva táctica del narco
Los miembros de grupos criminales tienen una nueva forma de atacar a sus adversarios e infundir terror en Caborca: el uso de drones.
La Fiscalía General de la República, vía su delegado en Sonora, Sergio Méndez, confirmó que, en al menos dos ocasiones, han detectado el uso de drones para tirar explosivos en domicilios.
“Como es algo nuevo, se están implementando las opciones más fuertes que tienen nuestra fuerzas de seguridad como Sedena, Semar, Guardia Nacional, etcétera, con instrumentos de alta tecnología que se tiene”, dijo en entrevista con medios.
El más reciente ocurrió el pasado domingo por la noche, en una casa donde se realizaba una reunión familiar. En el ataque resultaron heridas tres mujeres, Fátima “N”, Evelyn “N” y Liliana Sugey “N” de 37, 45 y 43 años, respectivamente.
El comunicado oficial señalaba que esta casa es propiedad de un integrante de la delincuencia organizada de la región, y hermano de una de las mujeres lesionadas.
Además, hace unos días, la Guardia Nacional informó sobre el decomiso de armamento y equipo bélico como un lanzagranadas, armas de fuego, cargadores, cartuchos útiles y artefactos explosivos artesanales.Especial
Los cárteles se fragmentaron y están más equipados: analista
De acuerdo con Víctor Félix, especialista en temas de seguridad, los grandes cárteles ya se fragmentaron, por ello hay hasta cuatro organizaciones criminales que se disputan la plaza de Caborca, a la que considera como un ‘hub’, un centro de operaciones para el tráfico de personas, drogas, armas y dinero hacia Estados Unidos.
En entrevista con La Silla Rota, mencionó que en México únicamente quedan dos grandes agrupaciones criminales: el Cártel de Sinaloa y el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), el resto son células criminales, que, aunque más pequeñas, tiene prácticamente el mismo poder y objetivos.
“Ya los famosos mega carteles que fueron muy fuertes y tuvieron su presencia en los años 90, prácticamente se han fragmentado. De los mega carteles, pues podría decir que quedan dos, el de Sinaloa y el Jalisco y lo demás están fragmentados en corporaciones criminales que obviamente están profesional tanto”, explica.
Para Víctor Félix, hoy en día el crimen organizado lo opera una tercera generación, que están más capacitados, más entrenados, incluso con estudios universitarios, que cuentan con equipamiento bélico de alta tecnología.
Como el uso de drones en los ataques armados de Caborca y otro tipo de equipamiento que se ha decomisado a criminales que operan en ‘La Perla del Desierto’, como se le conoce a esta comunidad.
“Cuentan con personal entrenado con capacidades y equipamiento tipo bélico para la expansión territorial que requiera, pero se han sofisticado porque cuentan con nuevas tecnologías; hay gente que tiene educación superior al mando. Entonces, estamos viendo claros indicios, claras muestras de que la especialización en tecnologías en capacidad de poder y recursos humanos que están logrando”, menciona.
Incluso, el especialista alerta de la introducción de miembros de estos grupos delictivos en cadenas productivas legítimas, ya que no se trata solo de las drogas sintéticas, sino de otros delitos de mayor gravedad como la trata y el tráfico de personas.
“Se están introduciendo en las cadenas productivas; están mucho más allá de las drogas sintéticas y del que sea todavía más cruel, más atroces los crímenes que entre ellos se cometen”.
El reto para las autoridades estatales y federales, en especial para la presidenta electa Claudia Sheinbaum, menciona Víctor Félix, es cómo contrarrestar esta tecnología que utilizan los grupos criminales y sus operaciones en las cadenas de producción.
En este sentido, subraya que las autoridades deben tener estrategias pero con visión global y no solo a nivel local, porque dichas agrupaciones operan a nivel internacional.Detenciones hechas por la Guardia Nacional en el desierto de Caborca | Especial
En cuanto a la violencia por la pelea de plazas, como lo que sucede en Sonora, específicamente en Caborca, el analista asegura que aún le falta a la Guardia Nacional para terminar de fortalecerse, ya que es una institución joven, de reciente creación.
“Mientras el Estado trata de organizarse, ellos están ampliando presencia, pero el Estado cuenta con herramientas suficientes para enfrentar este los desafíos que regionalmente le pone el crimen organizado. Hay que tener un enfoque más estratégico como lo decíamos ahorita para enfrentar el crimen del regional, pero con una visión global”, agrega.
Al próximo secretario de Seguridad Pública en México, Omar García Harfuch, quien sería el titular de una de las dependencias más importantes del gobierno de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, el especialista recomendó seguir el dinero de las organizaciones criminales.
Con ello, explica Víctor García, se daría un golpe a sus ganancias y se lastimarían sus operaciones globales.
“Él tiene que, no solamente prevenir la delincuencia organizada, que se arraiguen comunidades e instituciones, si no tiene que perseguir el modelo de negocios de la de la delincuencia organizada, sus ganancias, ilícitas, estas dos tácticas como principios estratégicos le va a dar mayores garantías para proteger a las personas a las víctimas directas o colaterales”, señaló.
Mientras tanto, ‘Pedro’ y los habitantes de ciudades violentas en México, como Caborca, tienen que mantenerse vivos y esquivar las balas, o huir de sus hogares para refugiarse en otras ciudades, es decir, ser desplazados por el narco.
“Muchas personas se empiezan a ir de Caborca, porque está riesgo de estar en el lugar equivocado, que puede ser cualquier lugar”.
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