La reforma al Poder Judicial de la Federación se ha convertido en el principal tema de esta sucesión presidencial a partir de la obsesión de López Obrador de dejarlo a la medida del régimen.
El tema ha dejado a un lado, estratégicamente, el que es clave para todo lo demás: la sobrerrepresentación de Morena en el Congreso, que le daría la mayoría calificada para hacer todas las reformas que se le ocurran al gobierno de la 4T, la Judicial incluida.
Y por eso ese ha sido desde hace año y medio el tema permanente de López Obrador, no la mayoría calificada, que es la que garantiza larga vida a su cuarta transformación. El caso del Judicial es un distractor y no el fondo, la mayoría calificada que es lo esencial y que tendrá que decidir el INE a más tardar el 23 de agosto, línea hacia la que ya apunta.
El escándalo, porque esto es un escándalo, lo ha centrado López Obrador, más que en el Poder Judicial de la Federación, en la integración de la Corte, con dos actores: Arturo Zaldívar, entregado desde su cargo de presidente de ese máximo tribunal al Poder Ejecutivo, y la sucesora, contra sus deseos, Norma Piña, contra la que ha lanzado todas sus baterías, y ahora la ministra Yasmín Esquivel que en el pleno privado, previo al público del lunes, planteó a sus 10 compañeros el relevo de la presidenta de ese poder, lo que no transitó, pues la mayoría se opuso.
Un retrato a estas alturas del personal estilo de gobernar de López Obrador es que como no pudo extender dos años, anticonstitucionalmente, la presidencia de Arturo Zaldívar, quiere acabar con el Poder Judicial porque su sucesora no está a su servicio como su antecesor.
Y por si quedara duda, lo que había dicho que era irreductible, elegir por voto directo a jueces, magistrados y ministros, ayer reiteró que además es inamovible, lo que viene a confirmar que ya todo lo demás es un trámite.
Y sin nada ni nadie, enfrente, que se le oponga con la fuerza de impedirlo.
RETALES
1. OFENSIVA. El juez de distrito Rodrigo de la Peza me dijo que hasta ayer no había sido notificado del procedimiento en su contra por el Tribunal Electoral, ni del juicio político anunciado por Luisa María Alcalde por el fallo del nombramiento de los dos magistrados que le faltan a dicho tribunal constitucional;
2. PLEITO. Ese prodigio de dirigente que es el panista Marko Cortés se lanzó contra Felipe Calderón por valerle madre la elección presidencial y asegurarse un escaño en el Senado.
3. ARMA. El personaje legislativo en el Senado será Ricardo Anaya. El más duro y efectivo tribuno con seis años de exilio. Pasará por encima de todos, Noroña incluido, y asumirá un liderazgo real.
Nos vemos mañana, pero en privado
