Actualmente cerca de 20 emisoras están en proceso de deslistar sus acciones de la Bolsa Mexicana de Valores, o bien ya lograron abandonar el mercado.
En México, el mercado de valores es poco profundo y líquido con relación al tamaño de su economía.
La capitalización del mercado accionario mexicano, que alcanzó casi 550,847 millones de dólares con datos a mayo, equivale a aproximadamente el 27.2% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
Este porcentaje contrasta con países emergentes y otras economías comparables, como Australia (97.8% del PIB); España (47.8%); Chile (49.5), Perú (31.2%); y Corea del Sur (104.5%). Estos mercados tienen un valor bursátil mayor que el mexicano, según datos de la Federación Mundial de Bolsas (WFE, por sus siglas en inglés).
La Bolsa de Estados Unidos, la más grande del mundo, tiene un market cap de 26 billones de dólares, equivalente a poco más del 90% del tamaño de su economía que vale 28.78 billones de dólares.
En términos de número de empresas listadas, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV ocupa el último lugar entre una muestra de 11 países con un PIB similar.
La BMV tiene 133 empresas listadas, mientras Perú cuenta con 194; Chile con 191; Brasil con 305. China lidera la muestra con 5,107 emisoras, seguida por Canadá con 3,537 y la India con 2,370 empresas públicas.
El mercado accionario estadounidense alberga 5,589 emisoras, según la WEF.
Prácticamente, la BMV se ha estancado en cuanto la entrada de nuevas emisoras. Desde hace siete años solo se ha celebrado una Oferta Pública Inicial (OPI).
Por el contrario, algunas emisoras han decidido deslistarse. En los últimos cinco años, alrededor de 20 empresas ya se han deslistado o están en dicho proceso.
Hay empresas que han llegado a Bolsa vía colocaciones directas por fusiones o adquisiciones.
Prefieren otras opciones
Jacobo Rodríguez, especialista financiero en Roga Capital, dijo que pese a que México es la economía número 12 a nivel mundial, esta posición no se refleja en su mercado bursátil.
Explicó que las empresas mexicanas prefieren financiarse a través de bancos, evitan hacerlo a través de la Bolsa de valores o colocar sus acciones por la percepción de que los dueños pueden perder el control al hacerse públicas.
Factores como el bajo crecimiento económico (el promedio histórico de México ha sido del 2%), y las bajas expectativas de crecimiento también contribuyen a esta resistencia, comentó el especialista.
“Cuando un país tiene una expectativa de crecimiento constante, cuando tiene un buen ambiente de negocios, los inversionistas buscan invertir y las empresas buscan financiamiento y es cuando la demanda por fondeo aumenta”, dijo Jacobo Rodríguez.
En el caso de otros países en donde la Bolsa crece al ritmo de su PIB sí se ha dado esta interacción y las empresas han encontrado el valor de ser públicas, añadió.
Falta cultura financiera
Humberto Calzada, economista en jefe de Rankia Latinoamérica, atribuyó el rezago de la Bolsa mexicana a la escasa cultura financiera en México y al desconocimiento de las empresas sobre cómo acceder al financiamiento a través del mercado de valores.
La baja profundidad del mercado accionario local, dijo, también se debe al bajo volumen de operaciones de algunas empresas porque son poco atractivas para los inversionistas. Las inversiones se centran principalmente en las 35 empresas más grandes del mercado, representadas en el índice S&P/BMV IPC.
En el trasfondo (el rezago de la Bolsa mexicana) es parte de la escasa cultura empresarial y de los inversionistas. También tiene que ver con un tema regulatorio”, dijo Calzada.
Además, sin incentivos es más complicado que las empresas lleguen al mercado. A ello se suma el hecho de que el proceso de listado de acciones es complicado y tardado.
Los especialistas consideraron que el mercado de valores mexicano sigue enfrentando desafíos: la falta de incentivos fiscales, regulación más flexible y un entorno con bajo crecimiento.
Coincidieron en que la reforma a la Ley del Mercado de Valores (LMV), que simplifica los trámites para el listado de empresas pequeñas y medianas, podría ayudar al crecimiento del mercado bursátil.
No obstante, los entrevistados advirtieron que para ver los beneficios reales de la nueva regulación pasarán dos o tres años, ya que su aplicación será gradual.
Agregaron que si las condiciones económicas y del propio mercado siguen siendo las mismas, pueden pasar todavía algunos años para que el mercado accionario mexicano despegue.
Por su parte, Humberto Calzada mencionó que el nearshoring puede ser un catalizador para las bolsas de valores.
“Si empezamos a ver una entrada fuerte de capitales por el nearshoring y las empresas mexicanas requieren capital para poder desarrollar estos proyectos puede ser un escenario interesante para las bolsas de valores -BMV y Biva- en México. Entonces sí hay potencial para crecer”, sostuvo.